domingo, 6 de julio de 2008

HISTORIA DE LA REVOLUCION ALBANESA

PRIMER CAPÍTULO

LA LUCHA POR LA FUNDACIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA ALBANÉS (1929 - 1941)

1. INICIOS DEL MOVIMIENTO OBRERO. DESARROLLO DEL MOVIMIENTO DEMOCRÁTICO Y ANTI IMPERIALISTA EN EL PRIMER CUARTO DEL SIGLO XX

La opresión otomana en Albania duró cerca de cinco siglos. Fue un período de régimen feudal militar, de salvaje opresión nacional, de implacable explotación feudal, frecuentes guerras devastadoras y de gran regresión en el ámbito de la instrucción y de la cultura. Pero fue también un período de lucha indomable del pueblo albanés para su libertad y su independencia nacional, para su desarrollo material y moral, para la justicia social. Esta lucha fue el factor determinante que condujo a la proclamación de la independencia de Albania, el 28 de noviembre de 1912. La proclamación de la independencia y la creación del nuevo Estado eran acontecimientos de grande alcance histórico para los Albaneses. Pero en realidad fueron los grandes terratenientes y la burguesía que se pusieron a la cabeza del Estado. El pueblo, que había combatido y había pagado su sangre, permanecía sujeto a la opresión y a la explotación de las clases dominantes. Además la Albania independiente se encontraba cercada de Estados burgueses, que proseguían a su exterior una política chauvinista. De otra parte, las potencias imperialistas que los apoyaban, no contentos de haber desmembrado la Albania en la mutilación de 1913, de la mitad de sus territorios, no renunciaron a sus intenciones de borrarlo completamente del mapa político de los Balcanes, o la de someterlo.

Albania, país agrario semifeudal

A la proclamación de su independencia, Albania era un país agrario atrasado. Aunque los inicios capitalistas de producción hubieran comenzado a desarrollarse en las ciudades, y, en menor medida, en el campo, fueron por lo general la fase de cooperación capitalista inicial. El sistema de grandes dominios se extendía en las zonas de llanos y menos difundida en las regiones montañosas; la supervivencia patriarcal subsistía aún en la vida social, en particular en la de las altas regiones del Norte.

Se sangraba a los campesinos aparceros por los grandes terratenientes. La situación de los campesinos pobres que representaban la mayoría de la población rural era apenas mejor. Estos propietarios de pequeñas parcelas conseguían apenas garantizar su subsistencia. Su indigencia los lanzaba constantemente a las garras de los terratenientes, de los campesinos ricos, de los comerciantes y usureros; los que se arruinaban se transformaban en empleados agrícolas asalariados. Algunos de ellos en la imposibilidad de encontrar trabajo en las ciudades, tomaban el camino de la emigración. La injusta distribución de las tierras, la explotación despiadada de las masas campesinas por los grandes latifundistas, las instituciones religiosas y el Estado, la utilización de métodos de trabajo y de instrumentos primitivos en agricultura eran a el origen de la gran pobreza de estas masas y la escasez que afligía periódicamente el país.

Las ciudades, generalmente pequeñas, económica y socialmente eran poco desarrolladas. Se revelaba aún conservadurismo medieval en su estilo de vida. El tipo de producción que había era de pequeña producción artesanal. No obstante, en las principales ciudades, y, en particular, a Shkodër, a Berat, a Elbasan y a Korçë, se habían realizado manufacturas capitalistas a partir del Siglo XIX. Estos establecimientos empleaban cada uno por término medio 10 a 15 obreros asalariados. El aumento de la producción comercial y la ampliación del mercado habían permitido a la burguesía comerciante, que explotaba el trabajo asalariado de los artesanos a domicilio, de acumular y crear capitales a partir de sus filas latifundistas. Pero, generalmente, ella no invertía capital en la industria. Así pues, en el joven Estado albanés, se contaban con 25 pequeñas fábricas que se ocupaban principalmente de la transformación de algunos productos agrícolas. Se equipaba a estas empresas de herramientas primitivas y empleaban un reducido número de obreros, alrededor de 150 personas en total.

En los diez primeros años que siguieron a la proclamación de la independencia, los ritmos de desarrollo industrial fueron extremadamente lentos. En total, se creó aproximadamente 50 nuevos establecimientos, fábricas o talleres, pero incluso los más importantes de ellas no empleaban a más de 30 obreros. La mayoría de los obreros estaban ocupados en salinas, serrerías y empresas de construcción. Algunas decenas de obreros trabajaban también en las minas de betún de Selenicë (Vlorë) entonces administradas por concesionarios extranjeros.

La mayoría de los obreros empleados en las empresas capitalistas eran temporales. Terminado su trabajo en la ciudad, regresaban al pueblo y se dedicaban a la agricultura. Los obreros de las fábricas y minas eran todos de origen artesanal o campesino. No formaban aún una clase dotada de una conciencia política de clase.

Los propietarios capitalistas explotaban a los obreros cruelmente. El día de trabajo, muy largo, alcanzaba de diez y en muchos casos a catorce horas, por salarios muy bajos, que bastaban apenas a los obreros para garantizar su existencia material y la de su familia. Por añadidura, estos salarios de ninguna manera eran seguros. El aumento continuo de la mano de trabajo disponible permitía a los capitalistas bajar los salarios o de retrasar arbitrariamente el pago durante meses. No existía ninguna ley de protección del trabajo y los dueños no tomaban ninguna conciencia para la seguridad de los obreros.

A los obreros de las fábricas se añadía la masa de los aprendices y empleados en los talleres artesanales y de los empleados de los comerciantes. La explotación de la cual eran objeto era aún más dolorosa, ya que se combinaba con formas y métodos medievales. La mayoría de ellos eran niños o adolescentes. Además de su trabajo en el taller o al almacén, debían pagar por otros servicios a su dueño; a la menor falta, se les castigaba severamente.

A partir de los primeros años de nuestro siglo, los aprendices habían comenzado a luchar de manera más o menos organizada contra la explotación de la cual eran objeto por parte de los propietarios de talleres artesanales y de los comerciantes. Este movimiento, que se desarrolló principalmente a Shkodër, tenía sin embargo un carácter local y espontáneo. Las ideas socialistas que se extendieron en estas circunstancias se desvirtuaban generalmente y degeneraban en algunos casos en “socialismo” pequeño-burgués. Las primeras organizaciones trabajadoras revisten el carácter de sociedades mutualistas y, más que la lucha contra la explotación, desarrollaban un espíritu de solidaridad entre obreros. A estas organizaciones participaban también artesanos establecidos por su cuenta, que tenían necesidad, para salvaguardar la pequeña producción, apoyando a los aprendices en la lucha contra la burguesía comercial y los propietarios de las manufacturas. Pero estas organizaciones fueron a penas sostenidas.


En las condiciones de la soberanía extranjera, el movimiento obrero revistió también un carácter patriótico muy acentuado.

Los acontecimientos que ocurrieron inmediatamente después la proclamación de la independencia, en 1912, no permitieron un desarrollo normal del Estado albanés. Las luchas políticas al interior del país, en los años 1913-1914, y el desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial en agosto de 1914 crearon para la potencias imperialistas y los Estados chauvinistas limítrofes una ocasión propicia para la realización de sus intenciones con Albania. Ésta se convirtió en un campo de batalla, donde se chocaban los intereses políticos y militares de los Estados beligerantes. Por un acuerdo secreto que concluyeron en abril de 1915, las potencias imperialistas pactadas convinieron destruir el estado independiente de Albania y desmembrar su territorio. Los ejércitos de las potencias imperialistas mantuvieron ocupado todo el país hasta al final del conflicto
Las invasiones extranjeras y las hostilidades que se desarrollaron sobre su suelo causaron al pueblo albanés inmensas desdichas. Se arruinó la economía del país. Se devastaron e incendiaron algunos pueblos enteros. La escasez prevaleció sobre todo el país. Las epidemias diezmaron a la población.

La gran Revolución socialista de Octubre y su influencia en Albania

En el momento en que el pueblo albanés sufría bajo la opresión y el menosprecio del cual era objeto, mientras los imperialistas pisoteaban cruelmente sus derechos, un gran acontecimiento sacudía el mundo -la victoria de la gran Revolución socialista en Rusia.

El 7 de noviembre de 1917 (25 de octubre según el calendario juliano), la clase obrera y los campesinos pobres de Rusia, conducidas por el Partido bolchevique dirigido por V.I. Lénin, derrocaron el poder de los capitalistas y grandes terratenientes e instauraron la dictadura del proletariado. La bandera de socialismo se alzaba sobre una sexta parte del mundo.

La Revolución de Octubre creó en Rusia soviética las condiciones indispensables para la abolición de toda explotación del hombre por el hombre, de toda forma de opresión social y nacional, para la victoria del orden socialista.

La revolución socialista en Rusia inauguró una nuevo era en la historia universal, La época del derrocamiento del capitalismo y la victoria del orden socialista, la época de las revoluciones proletarias en los países capitalistas y de las revoluciones de liberación nacional en los países coloniales y dependientes, la época de la creación del frente único revolucionario de los proletarios y los pueblos oprimidos de todos los países contra el imperialismo.

La victoria del Gran Octubre era la victoria del marxismo-leninismo sobre la socialdemocracia, del oportunismo, del revisionismo. La marcha victoriosa de la ideología marxista-leninista en el movimiento obrero internacional tomaba un nuevo impulso.

La Revolución de Octubre y la República Soviética ejercieron una influencia considerable sobre el movimiento revolucionario de los distintos países. Indicaron a la totalidad de las masas trabajadoras del mundo la vía del futuro, los inspiraron por su ejemplo, imprimieron un impulso sin antecedentes al movimiento obrero y de liberación nacional en el mundo.

La repercusión de la Revolución de Octubre alcanzó también a Albania. Las ideas de esta Revolución y la política perseguida por el Gobierno soviético influyeron sobre el crecimiento del movimiento de liberación nacional, para la protección de la integridad territorial del país, y sobre el desarrollo del movimiento revolucionario democrático.

La revelación por el Gobierno soviético de los Tratados secretos concluido por las potencias imperialistas revistieron una importancia particular a este respecto. Uno de estos documentos, hechos públicos sobre decisión del II Congreso Soviético, era el Tratado secreto de Londres, de abril de 1915, al tenor del cual Albania debía compartirse entre Italia, Serbia, Montenegro y Grecia. El contenido de este Tratado no tardó en conocerse en Albania. Un potente mar de cólera se apoderó del pueblo albanés. El movimiento de liberación antiimperialista para garantizar la libertad, la independencia y la integridad territorial del país, movimiento dirigido contra el Tratado de Londres, tomó una gran amplitud. El Congreso nacional antiimperialista de Lushnjë, reunido en enero de 1920, y la heroica lucha librada durante el verano del mismo año contra los ocupantes imperialistas italianos y que consiguió, finalmente la victoriosa batalla de Vlorë, su expulsión de Albania, daban prueba del ardiente patriotismo de pueblo albanés, así como de la influencia de la política leninista antiimperialista.

Inmediatamente después de la victoria de la Revolución de Octubre, en las condiciones del asenso general de la revolución en Europa, las noticias de las victorias de los bolcheviques rusos comenzaron a extenderse de sobremanera en las filas de los obreros, de los artesanos y los intelectuales albaneses, suscitando entre ellos una mayor simpatía por Rusia soviética. El nombre de Lénin se convirtió en símbolo de “nobles principios de humanidad”, de la nueva sociedad, sin explotadores ni explotados. Los primeros folletos que conocen de la Unión Soviética y del comunismo llegaban del extranjero y se leía en círculos limitados de intelectuales y de obreros. Las ideas de Octubre se extendieron entre las masas desheredadas de las ciudades, que vivían en condiciones económicas muy dolorosas, debidas a las consecuencias ruinosas de la Primera Guerra Mundial y a la política antipopular de Gobiernos de grandes latifundistas y burgueses entonces en el poder.

La Revolución de junio de 1924

Después de la expulsión de Albania de las fuerzas imperialistas extranjeros y de las fuerzas chauvinistas de los países vecinos, la lucha por el establecimiento del orden democrático y en particular para resolver la cuestión agraria surge al primer plano de la vida política y social. Las masas campesinas y la gente de las pequeñas ciudades, incluidos los obreros, participaba en esta lucha.
La clase obrera no había alcanzado aún el grado de madurez ideológica y política que le habría permitido crear su partido, al menos sus organizaciones profesionales. Esto es porqué, el movimiento obrero en su conjunto no consigue superar estas debilidades iniciales. Las nuevas sociedades que se constituyeron en los años 1920-1923 guardaban un carácter de sociedades de asistencia a los artesanos y a los obreros y nunca tenían una actividad duradera. Al lado de aprendices, los obreros de algunas fábricas o algunas minas comenzaron a ponerse en movimiento. Pero sus huelgas, siempre espontáneas, avanzaban por objetivos puramente económicos. Además de las razones objetivas que se oponían a su desarrollo, el movimiento fue obstaculizado también por la incesante actividad antisocialita de las clases dominantes, actividad que, después de la Revolución de Octubre, ganó aún en amplitud.

El movimiento obrero se integró en el extenso movimiento popular que abarcó todo el país. El campesinado y las masas urbanas pobres, sobre las cuales pesaban la opresión y la explotación salvajes de los terratenientes y los burgueses, constituían la fuerza principal. De toda Albania, fluían las protestas a la dirección del Gobierno y el Parlamento y que reclaman la supresión del dîme y los elevados derechos de aduana que afectaban los cereales. En marzo de 1923, urbanícelas y campesinos se manifestaron por millares en Korçë para reclamar que el pan debería estar garantizado al pueblo y que estuvieran abiertos los almacenes de los especuladores de cereales. En la región de Vlorë, del tres mil de urbanícelas y campesinos protestaron contra la política antipopular del Gobierno, forzaron los depósitos de los especuladores, tomaron los cereales y los distribuyeron gratuitamente a la población.

Los campesinos pobres y oprimidos reclamaba la tierra. La lucha por la tierra había tomado en adelante un carácter muy áspero y se traducía en muchos casos por ataques violentos para arrancarlo por la fuerza a los grandes terratenientes y al Estado. Resolver la cuestión agraria en Rusia Soviético influyó también sobre la intensificación de la lucha antifeudal.
En un país atrasado como era Albania, el bolchevismo significaba sobre todo la abolición sin indemnización de la gran propiedad rural y la entrega gratuita de las grandes tierras a los campesinos. No obstante, estas pretensiones fundamentales de los campesinos no se apoyaron por los grupos políticos burgueses entonces a la cabeza del movimiento democrático. Estos grupos tenían una estrecha concepción de la reforma agraria. Su objetivo consistía solamente en reconciliar los intereses de los campesinos que trabajaban la tierra con los del grandes terratenientes y “de mejorar” la condición de los primeros sin herir la clase de los segundos. La burguesía albanesa, constituida principalmente por pequeños comerciantes y fabricantes, era también, en parte, latifundista. Como clase, ella no era para transformaciones radicales. Si había participado en el movimiento democrático, estaba como adversario de los objetivos dictatoriales de pulsa zoguista y de la influencia de los grandes propietarios de bienes inmuebles sobre la vida política del país.

Fueron los demócratas revolucionarios, agrupados sobre todo en la sociedad “Bashkimi” (la Unión), que desempeñaron el papel más importante en el impulso otorgado al movimiento democrático y en su organización. Procedían, en la mayoría, de las filas de los intelectuales resultantes de la pequeña burguesía.

El “Bashkimi” reunió y organizó a la juventud, principalmente a la juventud escolar, que se ilustró especialmente por su participación en el movimiento democrático revolucionario. Esta organización y de otros elementos demócratas apoyaron vigorosamente las pretensiones fundamentales de los campesinos para la tierra y animaron la vida política del país, poniendo a continuación los problemas políticos y sociales más urgentes.

El asenso del movimiento condujo a la primavera 1924 a la creación de una situación revolucionaria. El asesinato de Avni Rustemi, uno de los dirigentes del movimiento democrático, por la reacción latifundista, sirvió para llamar a la insurrección.

La insurrección, estalló en mayo, termina el 10 de junio de 1924 con la victoria de las fuerzas revolucionarias.

Un Gobierno democrático burgués presidido por Ventilador Noli accedió al poder. El programa presentado por este Gobierno incluía una serie de tareas y reformas que contemplaban a comprometer el país en la vía de su desarrollo democrático y burgués. En el ámbito político, el programa preveía la instauración de la democracia por la vía de elecciones libres y directas, la transformación radical del aparato del Estado, civil y militar.

En el ámbito económico y social, tenía por objetivo extirpar el feudalismo, liberar al campesino de la explotación de la cual había sido víctima por parte de los grandes terratenientes, de modificar, en favor del pueblo, el sistema fiscal, facilitar la entrada de los capitales extranjeros, de fomentar y de defender el capital nacional.

Por lo que se refiere a la enseñanza pública, este programa preveía la creación de un sistema de enseñanza que se basa en bases nacionales y modernas. En el ámbito exterior, el Gobierno se proponía seguir una política de relaciones amistosas con todos los países y en particular con los Estados vecinos. Este programa recibió el apoyo de las amplias masas populares, que pedían su aplicación integral. Pero chocó por otra parte con la furiosa oposición de los grandes latifundistas del país y la reacción imperialista.

Al mismo tiempo, los jefes de la burguesía, asustados por el entusiasmo revolucionario de las masas, se acercaron a los grandes terratenientes e imperialistas para luchar con ellos oponiendose a la aplicación de este programa y ejercer una fuerte presión sobre el nuevo Gobierno.

En estas circunstancias, el Gobierno democrático burgués, profundamente sacudido, incapaz de llevar la revolución hasta el final practicó una política de conciliación de las clases.

Él no se apoyó en las masas y no luchó no para llevar a la práctica el programa declarado, lo que implicó su aislamiento de las masas populares que le habían llevado al poder. Ante la pasividad y actitud vacilante del Gobierno, crecieron en los medios democráticos radicales la idea que las propias masas populares debieran ajustar cuentas con los grandes terratenientes y los jefes que dudan de la burguesía, y hacer elegir a un nuevo Parlamento compuesto de campesinos y de obreros.

Pero esta idea no se realizó en los hechos. La actitud antiimperialista del Gobierno, que estaba incluido en el carácter democrático del programa, tuvo consecuencias positivas. El Gobierno libera el país de la oferta controlando a la Italia fascista y rechazó las pretensiones de los chauvinistas yugoslavos y griegos con del territorio albanés. Establece relaciones diplomáticas con la Unión Soviética. No obstante, incluso en el ámbito de la política exterior, el Gobierno de Ventilador Noli escalonó ante las presiones del imperialismo inglés y americano. Los imperialistas y los Gobiernos reaccionarios de los países vecinos emprendieron una extensa campaña contra el movimiento democrático en Albania.

Con su apoyo, los grandes propietarios rurales y otros reaccionarios del país se prepararon a obstruir la revolución. El 24 de diciembre de 1924, las fuerzas contrarrevolucionarias albanesas, conducidas por Ahmet Zogu y venidas en la mayoría de Yugoslavia con el apoyo directo de los imperialistas, de las tropas reaccionarios serbios y de guardias blancos, entraban en Tirana contra el Gobierno de conciliador Noli. El régimen de Zogu accedió al poder.

La Revolución de Junio había sido un componente activo del potente movimiento revolucionario de pueblo después de la victoria de la Revolución d' Octubre.

Ella se había llevado sin embargo en un tiempo en que las fuerzas de la reacción y el fascismo en Europa eran de llena ofensivos y dónde se empezaba el reflujo del movimiento revolucionario. Es en ese momento que Albania se volvió un hogar revolucionario en los Balcanes. La victoria de la Revolución de Junio tuvo un alcance que sobrepasó las fronteras del país. Suscitó un interés particular ante los medios comunistas y democráticos europeos, que apreciaron precisamente a su carácter revolucionario antifeudal y a antiimperialista. Según Georges Dimitrov, la represión de esta revolución significaba la destrucción de las bases del movimiento revolucionario en los Balcanes y la ampliación del frente de la reacción balcánico.

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