EDITORIAL
Se incrementa el protagonismo de las masas. Son cada vez más intensas las luchas sociales que se libran en todo escenario donde las demandas sociales han sido largamente postergadas. En la lucha de clases vemos reflejado el creciente despertar de una conciencia que es para los pueblos esperanza en el porvenir, la fuerza incontenible del cambio social.
La palanca de la historia encuentra en el interior del país, las condiciones propicias para su desarrollo. Nuestras regiones se encuentran en pie de lucha. Ayer fueron Ilave, Ancash, Loreto, Ucayali, Ayacucho, Huanuco, etc.; y hoy es Moquegua que nos deja grandes lecciones de unidad y lucha. El gobierno de turno fiel a su carácter opresor aplica mayor persecución, más balas y más bombas, contra el campo popular. Hemos sido testigos de cómo la unidad de Moquegua ha impedido que se realizara la carta libre a las "fuerzas del orden" para disparar a mansalva. Un General, consciente de su desventaja, optó por lo prudente.
La ofensiva de la clase dominante, levantando las banderas del imperialismo, quiere consumar su más añorado sueño, su paraíso chatarra, artificial de más neoliberalismo y más explotación. La avalancha de decretos ejecutivos, del "legislador" García y cia., como en los mejores tiempos del fujimorato, promulgados en los últimos días van allanando el camino para la profundizació n de la política privatizadora. A la vez que van agudizando problemáticas que son la caja de pandora, el nudo de las contradicciones y conflictos sociales de hoy en día. Los trabajadores se ven amenazados por la restricción de sus derechos laborales (vacaciones a 15 días, rebaja de CTS, fin de gratificaciones, despido acelerado, etc.), medidas que se complementan con la política antisindical que practica el gobierno. Nuestras comunidades andinas y amazónicas se ven también profundamente afectadas por el libre comercio de sus tierras comunales, con la finalidad de capitalizarlas en favor de los enclaves transnacionales. El movimiento estudiantil y magisterial reacciona y lucha frente a la embestida de los proyectos de ley anti-universitaria y de municipalizació n educativa, que buscan legitimar los procesos de privatización que cada vez más restringen a los sectores populares de su derecho a la educación.
Las próximas jornadas que el pueblo prepara son un escenario proclive para la expresión generalizada de la lucha a nivel nacional, y no cabe duda de que se acreciente este espíritu de lucha y de protesta. Las organizaciones agrarias pararán los días 8 y 9 de julio. Los pueblos amazónicos los días 8, 9 y 10 de julio. La macrorregión sur el 9 de julio. Incluso en Lima, epicentro de la reacción, se avizoran mejores perspectivas para movilizaciones masivas.
Los comités pro-paro y las nuevas formas de lucha que el pueblo viene construyendo a nivel local y regional, van creando situaciones nuevas que pueden favorecer una política renovadora. Hay que luchar por dotar de organización y dirección al movimiento popular. Es una necesidad urgente superar los estrechos límites de la mera reivindicació n y protesta. El Paro Nacional que se avecina, puede ser el germen de una conciencia revolucionaria. Partiendo de los deseos de las masas, los diversos sectores de vanguardia deben buscar progresivamente, entenderse y confluir en una propuesta programática de cambio social. Fortalezcamos en los hechos los espacios comunes de organización que se van gestando. Tengamos vocación estratégica, asimilando, con sentido creador, la práctica social y la experiencia de lucha y unidad de las masas.
El Director
Próximamente aparecerá el Boletín Nro. 2 de la Universidad Socialista JCM.
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