---------- Mensaje reenviado ----------
De: Julio Carmona <dedunp@gmail.com>
Fecha: 23 de mayo de 2011 20:15
Asunto: ¿Y a ti qué te hizo la Dictadura de Fujimori? - Por Julio Carmona
Para:
De: Julio Carmona <dedunp@gmail.com>
Fecha: 23 de mayo de 2011 20:15
Asunto: ¿Y a ti qué te hizo la Dictadura de Fujimori? - Por Julio Carmona
Para:
"2011: AÑO DEL PRIMER CENTENARIO DE VIDA DEL AMAUTA JOSÉ MARÍA ARGUEDAS"
Hace pocos días me llegó un email (que incluyo al final), con la siguiente pregunta: "¿A ti qué te hizo la dictadura?" Mi primera reacción fue de sorpresa. Porque yo también fui una víctima del abuso y la prepotencia de la dictadura de Fujimori (como cientos y hasta creo que miles de personas que padecieron lo mismo que yo). Pero ahora me encontraba, prácticamente, ante un espejo que me echaba en cara su imagen. Una imagen que muy poco divulgo, pues no tengo afición por hacerla de víctima.
Pero luego me dije que era necesario reconsiderar esa reticencia -de manera especial en estos momentos cruciales en que los mismos victimarios cómplices de esa dictadura se encaraman detrás de una candidatura amenazando con sus no olvidadas garras dispuestas a reeditar su acostumbrada vesania-.
Diré que, desde los años maravillosos de la década del setenta del siglo pasado yo había adoptado la tarea de difundir la poesía popular, social, política -desde mi posición socialista, nunca arriada-, y lo hacía, en las plazas públicas de Lima, en las universidades, sindicatos, comunidades campesinas. En esos escenarios aprovechaba para difundir mis poemarios (y los de otros poetas: Ángela Figuera, Víctor Mazzi, Jorge Bacacorzo, etc.). Con el producto de esa colaboración popular me ayudaba a sobrevivir, y, al mismo tiempo, avanzaba en mis estudios de literatura en San Marcos.
Al comenzar los años ochenta y con el inicio de la guerra interna, las posibilidades de realizar ese trabajo fueron disminuyendo (en ciertas ocasiones fui obligado a pernoctar en algunas comisarías de provincia). Pero, para entonces, ya estaba concluyendo mis estudios sanmarquinos, y con ellos pude conseguir algunos trabajos como profesor de literatura, que realicé en la misma Lima, en Chiclayo y, finalmente en Piura. A esta última llegué a fines de los ochenta, e ingresé a trabajar en la Universidad Nacional de Piura. Y no faltaban ocasiones para que fuera invitado a ejercer mi actividad de declamador (con el mismo repertorio de antes, y que ahora, aunque con menos asiduidad, trato de seguir difundiendo).
Allá por el año de 1991 fui invitado a la ceremonia de juramentación de una nueva directiva del SUTE-PIURA, a la que asistí y solicité se me permitiera retirarme inmediatamente después de mi intervención, la misma que pedí fuera una de las primeras. Y así fue. Pero lo que ignoraba yo eran dos cosas: a) que la DINCOTE tenía en observación al SUTE y lo consideraba como un "organismo de fachada de Sendero Luminoso", y b) que en la reunión aludida estaba un senderista que (después me enteré se llamaba Javier Carrión) el mismo que al año siguiente (1992), después de la caída de Guzmán, caería a su vez y se declararía como arrepentido, y como en esa época la táctica antiterrorista era darle mayores privilegios a los arrepentidos según que fuera mayor la cantidad de señalados por ellos, entre los señalados por Carrión en Piura estuve yo, por el delito de haber ido a declamar poemas al SUTE con el motivo de la juramentación de su directiva en el año 1991.
Y fui "capturado" en el año 1993 dentro de la Universidad por un juez de triste recordación, empeñado éste en hacer méritos para quedarse en la magistratura (lo que, finalmente, no logró, pues fue defenestrado sin pena ni gloria, ya que su única hazaña fue llenar la cárcel piurana de inocentes acusados de terrorismo).
Entre la cárcel de Castilla (hoy clausurada) en Piura y la de Picsi en Chiclayo, estuve, prácticamente un año, soportando las condiciones más indignas. Las "leyes" antiterroristas de Fujimori (como su misma Constitución y otras leyes de triste recordación como la que da estatus de lucro a la educación o la destrucción de los derechos laborales) era una aberración jurídica: bastaba la sola mención de un arrepentido para ser incluido en un proceso que se alargaba por varios meses y, en algunos casos, años, para que después le digan a uno (como es mi caso): se le da libertad porque es inocente.
Mucho se ha dicho (y lo sigue haciendo la hija del asesino y ladrón) que el gobierno de Fujimori acabó con el terrorismo. Pero ya se sabe que no fue así. La captura de Guzmán y su camarilla fue resultado del trabajo de una década realizado por la policía. Fujimori había militarizado la lucha antisubversiva. Y lo que es peor lo hizo usando destacamentos militares clandestinos (Colina) para el asesinato impune de inocentes, en la mayoría de los casos. Por eso Fujimori se vanagloriaba de ser el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas y a viva voz reclamaba ser el único que las tenía bajo su control. Por eso cuando la policía capturó a Guzmán, él no sabía nada del operativo: estaba pescando no sé en qué laguna perdida en los meandros de la ignominia.
Yo fui víctima inocente de esa represión indiscriminada, absurda, puramente intimidatoria, ejercida contra el pueblo, y en la que muchos ciudadanos inocentes nos vimos involucrados por esa irracional "inteligencia" de tierra arrasada: captura a muchos que entre todos seguro cae un culpable. Felizmente que no se le ocurrió matar a todos. Pero no estuvimos lejos de esa posibilidad (ya lo había hecho en el penal de Lurigancho en el año 92, y es algo por lo que -igual que Alan García en el Frontón- debe ser juzgado y condenado por delito de lesa humanidad).
Aunque, como dice la sabiduría popular: "No hay mal que por bien no venga", en mi "estación en el infierno" pude seguir con mi afición literaria. Escribí algunos cuentos y poemas. Y aquí, para no perder la costumbre, copio el que explica el hecho aquí narrado. No sin antes expresar mi gratitud por su abnegada defensa de mi inocencia a mi esposa Teresa Yenque, quien padeció tanto como yo o más que yo esa desgracia.
NO PERMITAMOS EL RETORNO DE LA DICTADURA MÁS ATROZ QUE ASOLÓ AL PERÚ
Julio Carmona
EPÍLOGO
A Teti, con gratitud.
POR RECITAR UN POEMA
ME ENCIERRAN EN VIL PRISIÓN:
TODO LO QUE BRILLA QUEMA
COMO UN INCENDIO DE AMOR.
La voz del pueblo me llama
Desde que vine a la vida.
Y es historia conocida
Que quien se trenza en su trama,
Antes que buscar la fama,
Deberá atizar su tema
Como leño que se quema
En su fuego redivivo,
En el que yo me desvivo
POR RECITAR UN POEMA.
Y esa senda he caminado
Desde mi moza verdad,
Verdad que es necesidad
De mi palabra, y he amado
Como ama todo hombre honrado
Su pureza y convicción,
Y por esa decisión
De no manchar lo que digo
Me niegan su aplauso amigo:
ME ENCIERRAN EN VIL PRISIÓN.
Este golpe aleve, artero,
No me hace retroceder
Ni lamentar ni ceder
Ni un ápice traicionero:
Como un antiguo guerrero
-De esos de dama y diadema,
De coraje, escudo y lema-
Digo, al sufrir la experiencia:
"En el arte y en la ciencia
TODO LO QUE BRILLA QUEMA".
Y bajo ese sol prosigo,
En prisión o en libertad,
Construyendo mi verdad,
Que es voz de ese pueblo amigo
Cuyo sufrir no es castigo,
Pues si hoy bebo su dolor,
Sus largos años de horror,
En la prisión que padezco,
Es viento ante el cual me crezco
COMO UN INCENDIO DE AMOR.
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| OPINIÓN - PERÚ | 17/05/11 |
| ¿A ti qué te hizo la Dictadura de Fujimori? | ||
| Por Walter Diaz de la Vega Castillo | ||
Mi nombre es Walter Diaz de la Vega Castillo, trabajo en el rubro de telecomunicaciones desde los 16 años. A los 17 años de edad entré a trabajar a Telefónica del Perú y actualmente sigo laborando en aquella transnacional. Las siguientes líneas serán una respuesta a la pregunta final de la carta de Nani Pease: Después de culminar la secundaria, mi objetivo primordial fue conseguir un trabajo para ayudar económicamente en mi casa. Estudiando por las noches una carrera técnica y por la mañanas buscando un trabajo, conseguí una plaza para hacer prácticas en una empresa llamada Itete Perú, (sí, esa empresa que te arregla el cablemagico, tu speedy o tu teléfono). No voy a negar que aprendí algo relacionado a lo que estudié, pero resulta que en el periodo que pase en aquella empresa de capital español, nunca estuve en planilla, laboré más de 12 horas diarias y como era "nuevo" tenía que pagar derecho de piso trabajando de lunes a domingo. Recién al tercer mes, después de haber ingresado, me comenzaron a pagar el sueldo mínimo de aquel tiempo (410 soles). Posteriormente fui trasladado a una subcontrata de la misma Itete Perú (una service de la service, practica muy común de muchas empresas) volviendo a realizar prácticas, pero esta vez si me pagaron desde el comienzo, el primer mes en aquella subcontrata me pagaron la cuantiosa suma de 70 soles por un mes. Sí, aunque te sorprenda, tan solo 70 soles por un mes. Obviamente al recibir ese "premiazo" por mi esfuerzo tuve que buscar otro sitio donde pueda seguir aprendiendo, pero también a la vez ganando algo que valga la pena. Y bueno, algo conseguí, también en una subcontrata de Itete, aquí al menos me pagaban 375 soles al mes. Meses después ingresé a Telefónica del Perú como practicante. En Telefónica si tenía un día descanso, y me pagaban poco más del sueldo mínimo, pero igual seguía trabajando más de 8 horas diarias. A pocos días de ingresar a Telefónica me enteré que años atrás habían despedido a miles de trabajadores, según lo que me contaban los compañeros más antiguos, la empresa había decidido despedir a todos los viejos. Recuerdo que una noche del año 2002 me quede conversando con un "tío" (un cariño para los trabajadores más antiguos de Telefónica) hasta casi las 10 de la noche, conversamos sobre la familia, el futbol, los planes para el futuro, etc. Y recuerdo muy bien aquella noche porque al día siguiente, a mi "tío" no lo dejaron ingresar a la empresa. Lo habían despedido sin motivo alguno, bueno si había motivo, tenía 51 años, (dicen que era viejo, pero lo curioso era que el Gerente en aquel tiempo bordeaba esa misma edad). No se imaginan lo que sentí en aquel momento, era una combinación de ira con impotencia, me sentí muy mal de no poder hacer nada. Mi etapa en Telefónica no ha sido muy diferente a la de Itete Perú, porque de diez años que tengo laborando para ella, solo me están considerando dos años de servicios. Ocho años se fueron a la borda por que Telefónica también me tuvo en diferentes "formas" de trabajo: practicante, cooperativa, contrato a plazo, en filial, etc. Estimada Nani, todo lo que acabo de narrar líneas atrás, es lo que me hizo la Dictadura de Fujimori. Cuando su régimen modifico todas las leyes y especialmente las laborales, crearon el escenario perfecto para que no se respeten las leyes y la inmunidad prevalezca, y prueba de ello es la poca capacidad del Estado para fiscalizar y hacer respetar las leyes de nuestro país. Hace poco vi un video donde varios de los grandes empresarios del país le festejan sus medidas al Dictador Fujimori, eso confirma aún más lo que pienso. Me causa mucha indignación que esa etapa de mi vida se siga repitiendo en miles y miles de ciudadanos. Y me sorprendo a veces, ver gente que ha sido y quizás sigue siendo víctima de los abusos laborales, y no sepa o en algunos casos se rehúsen a entender que la causa fundamental de estos abusos proviene de lo que nos dejó la Dictadura de Fujimori. Al igual que tú yo también en las elecciones presidenciales, no votaré por la hija de Fujimori. | ||
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