PERU.  ¿INDULTO, O INSULTO?
Por  Gustavo Espinoza M. (*)
Tres acciones ha impulsado  la Mafia en los últimos días en procura de arrancar  el indulto en beneficio de Alberto Fujmori,  el mismo que –de concretarse- constituiría el mayor insulto a la democracia y a  los valores más elementales de dignidad y de justicia.
El viernes pasado,  en la ceremonia de instalación  del nuevo Congreso, se esgrimió la consigna: "Indulto humanitario para Alberto  Fujimori". Esa misma noche, una raleada marcha recorrió algunas calles del  centro de Lima con un grito similar. 
Finalmente, el  domingo en la noche se supo que "la familia" del reo en cárcel –no se  sabe si su hija, de vacaciones en Estados Unidos, o sus hermanas, prófugas en  Tokio- había presentado un recurso en el mismo sentido.
A eso, habría que añadir el  hecho que en algunos muros de la ciudad asomaron "pintas" alusivas a esa  "exigencia": liberar al condenado por delitos de Lesa Humanidad por tribunales  peruanos en el más limpio y transparente proceso conocido en el Perú en lo que  va del nuevo siglo.
Hoy, lunes 25,  los grandes "medios" recogen el tema  añadiendo la declaración tajante de Pedro Pablo Kuczynski asegurando que él, en  ningún caso, otorgará indultos a condenados por esos crímenes.
El diario "La Razón", el más calificado vocero  del Keikismo en la reciente campaña electoral, se une a esa ofensiva, con una  portada altamente significativa. Con la foto del Presidente aún en funciones  Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia, asegura "Les cae la noche". Bien podría haber añadido: "si no indultan Alberto Fujimori…"
De ese modo habrían  redondeado lo que luce simplemente como un descarado chantaje: si Humala no  quiere que lo investiguen y acusen a él y a su esposa desde el nuevo Congreso,  tendrá que indultar a Fujimori. Si no lo hace, ¡que se atenga a las consecuencias!.
Otros, lanzan sibilinamente  el mismo mensaje: algunos parientes de Antauro  Humala dicen "sumarse"  al pedido,  añadiendo –claro- su petición que en él, se incluya al hermano menor del  Presidente, encarcelado por los sucesos de Andahuaylas, ocurridos hace algunos  años.
A Ollanta Humala lo acusaron  primero de "insensible" por no  dictar un indulto en beneficio de su hermano. Hoy, dicen que se coronaría como "el Caín de la familia", si no obrera de  ese modo. Y esa familia, ciertamente no pone reparos a la liberación del  chinito de la yuca, y a ella se añade la excarcelación  de Antauro. Una y otra, suman a lo mismo.
Tanto suman, que los  partidarios de  Abimael Guzmán, la lanzan también  con  singular entusiasmo enarbolando una  propuesta que tomó forma en los comicios nacionales pasados: "la reconciliación nacional", es decir,  el "borrón y cuenta nueva", que  salgan todos, y que nos olvidemos lo vivido. Un mensaje claro a todos los  peruanos.
Tal mensaje, sin embargo, se  desacredita a partir de su misma procedencia, y del comportamiento y práctica  de la que hacen gala los que lo demandan. Ningún reconocimiento de sus delitos,  ningún balance autocritico de su acción, pero sobre todo, ninguna rectificación  práctica de una conducta que se reitera, y se renueva en forma cotidiana.
¿Acaso no hemos visto como  en la misma sede del Congreso de la República se ha abucheado a quienes han  pedido, por ejemplo, justicia para las víctimas de las esterilizaciones  forzadas o a quienes han buscando condenar los crímenes de la dictadura? 
Ahora, cuando toma fuerza la  campaña de condenas a la violencia contra la mujer ¿no hemos visto acaso cómo  se ha ejercido una repudiable violencia contra Marissa Glave o Indira  Huilca, las dos parlamentarias que con singular coraje tomaron en sus manos  la tarea de perfilar la lucha contra el olvido en la memoria de los peruanos? 
Si en la zona del VRAE  continúa la colaboración entre los escasos remanentes del senderismo con el  narcotráfico, y si en todo el país se reitera la prepotencia insuperable de la  Mafia para doblegar a sus adversarios ¿qué podría esperarse si ellos lograran  –hipotéticamente- "arrancar" de la cárcel a los suyos?
Un país  con esos reos libres -todos, tendrían que  salir, si salen ellos- ¿podría ser garantía de equidad en  la justicia y de respeto a la persona humana?  ¿Podría hablar alguien sensatamente de "reconciliación nacional" con más de 15  mil desaparecidos, con tumbas abiertas, y con la violencia en la puerta de las  casas?.
En esas condiciones, el  Indulto que se propone, no sería ni un olvido, ni un perdón. Sería,  simplemente, un insulto a todo el pueblo peruano (fin)
(*) Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera / http://nuestrabandera.lamula.  
 
 
 
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