lunes, 1 de diciembre de 2008

Fwd: merienda de ratas en el Perú



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From: Ricardo Melgar <melgarr@gmail.com>
Date: 01-dic-2008 8:29
Subject: merienda de ratas en el Perú
To:

EL ESCANDALETE Y LA TRANSPARENCIA

Nelson Manrique

Tal parece que el escándalo desencadenado por Rómulo León y Fortunato Canaán va a seguir erosionando la credibilidad de la clase política peruana.

El premier Yehude Simon ha reconocido ante la comisión investigadora del Congreso, el pasado viernes 28, que fue él quien visitó a Fortunato Canaán en su suite del hotel Country y no fue éste quien lo fue a buscar a su despacho de la presidencia del Gobierno Regional de Lambayeque.

Inicialmente Simon afirmó que fue Fortunato Canaán quien lo visitó, por su interés en invertir en la construcción de un hospital. Pero ante la comisión investigadora ha manifestado que fue él quien visitó a Canaán, el 10 de octubre de 2007, en la ahora célebre suite del hotel Country Club. Simon dice que fue llevado por Rómulo León Alegría, con quien había desayunado previamente y a quien conocía desde sus tiempos de parlamentario. El encuentro, continúa, duró pocos minutos y no llegaron a ningún acuerdo, lo cual, a su modo de ver, quita importancia al asunto.

Añade Simon que él no sabía con quien se estaba reuniendo: "Me dijo (León) que había un inversionista, que no recordaba el nombre, que tenía interés en la construcción del hospital".

Suena inverosímil que León Alegría -empleado de Canaán en ese momento- olvidara el nombre de su patrón, precisamente cuando estaba gestionando un negocio que involucraba decenas de millones de dólares. Suena extraño, además, que el presidente de un Gobierno Regional aceptara visitar a un inversionista extranjero desconocido, en un hotel, por incitación de León Alegría, un ex parlamentario expulsado del Apra por corrupción, quien, además, se amparó en la figura de la prescripción legal para no responder ante la justicia por los delitos de los cuales estaba acusado (¿suena a historia conocida?). La ejecutoria política de Simon hace inaceptable el argumento de la ingenuidad.

Para justificar el cambio de su versión inicial (que Canaán fue a visitarlo) Yehude Simon ha argumentado "una mala forma de expresarse". Esto no se sostiene, como se lo hizo notar el fujimorista Carlos Raffo: Simon se expresó muy claramente, afirmando en un buen castellano que Canaán fue a visitarlo1. Agrava la situación que Simon contó esta historia durante su comparecencia al Congreso, adonde asistió precisamente para proclamar su transparencia y su compromiso en la lucha frontal contra la corrupción. Semejante actitud no puede menos que minar su credibilidad.

No se acusa a Simon de corrupción; la comisión investigadora del Congreso ha aclarado que no sostiene que haya cometido alguna transacción irregular. El problema es de otra naturaleza: de transparencia en un tema especialmente sensible como es la corrupción. Yehude Simon llegó al premierato como respuesta del gobierno aprista al estallido del escándalo León Alegría-Canaán, y por eso es especialmente lamentable que empiece a repetir el guión del ex premier Jorge del Castillo, diciendo una cosa primero y desdiciéndose después, a medida que la computadora de León Alegría va brindando nuevas sorpresas.

Se hace cada vez más evidente el interés del gobierno aprista de entorpecer la búsqueda de la verdad sobre este "escandalete" (Alan García dixit), más aún cuando los pasos empiezan a sonar en los pasillos de Palacio de Gobierno: en esta semana la secretaria personal de Alan García ha reconocido que visitó la suite de Canaán, y el hijo del Secretario de Palacio de Gobierno, Luis Nava, ha aceptado que su estudio de abogados prestó servicios al ubicuo Canaán. El despido de Augusto Álvarez Rodrich de Perú 21, por otra parte, debe ponerse en el contexto de la política de los accionistas de El Comercio de no incomodar al presidente García (poniendo, por ejemplo, en la primera plana de su periódico noticias tan interesantes como "¡A los peruanos les encanta el seviche", cada vez que las encuestas encargadas por ellos mismos confirmaban que la popularidad presidencial proseguía cuesta abajo en su rodada).

A los hechos reseñados se ha añadido ahora la recién descubierta visita del parlamentario Carlos Raffo a Rómulo León Alegría en su suite del penal Castro Castro, al día siguiente de la comparecencia de Simon ante la comisión investigadora del Congreso. Según dice Raffo, él fue a buscar a León Alegría para solicitarle "su colaboración con la comisión" (¡Por supuesto!).

Conociendo cuánto le interesa al fujimorismo la lucha contra la corrupción puede sospecharse más bien que se trata de construir un escenario político adecuado para las negociaciones que se vienen. Se aproxima el veredicto en los juicios que se le siguen a Alberto Fujimori por los casos Barrios Altos y La Cantuta. Una merienda de ratas (García dixit) sería el escenario ideal donde el fujimorismo podría maniobrar.





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Luis Anamaría http://socialismoperuanoamauta.blogspot.com/
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