sábado, 13 de diciembre de 2008

ENTREVISTA A ROSINA VALCARCEL

viernes 12 de diciembre de 2008

ROSINA VALCÁRCEL;SOY HIJA DEL EXILIO Y ASÍ MORIRÉ: HIJA DEL EXILIO

El Collar de la paloma-Revista literaria (en la red)

Editora: Elvia Ardalani

Elvia Ardalani , México

H. Matamoros, Tamaulipas, México, 1963), poeta y profesora de Escritura Creativa y Literatura en el Departamento de Lenguas Modernas de la Universidad de Texas-Pan American. Publica los poemarios: Por recuerdos viejos, por esos recuerdos (1988), De cruz y media luna (Tierra de Libros, 1996), Y comerás del pan sentado junto al fuego (Claves Latinoamericanas, 2002), De cruz y media luna/From Cross and Crescent Moon, Edición Bilingüe (Claves Latinoamericanas, 2006, Traducción de Francisco Macías Valdés) y Miércoles de ceniza (Miguel Ángel Porrúa, 2007). Su obra aparece antologada en distintas publicaciones. Es editora de la revista El Collar de la Paloma.





El 13 de diciembre de 2008 7:47, Luis Miguel escribió:

Aquí una entrevista a Rosina Valcárcel de "El Collar de la Paloma", realizada por la poeta Elvia Ardalani (México), diremos de Rosina: fraterna, amiga, "mamera" (maternal), luchadora, amorosa, compañera, exigente en la poesía, heredera de una rica tradición poética y periodística. De su amplia relación de amigos, es conciente que ahora hay gente "no santa"; pero diremos como la canción "deja eso ya", la poeta se queda con la parte virtuosa, juvenil, rebelde, de sus amigos. De nuestra amistad breve llena de aristas; altas y bajas, me quedo con todas.
LUIS ANAMARIA CHAVARRIA / 13/12/08

viernes 12 de diciembre de 2008
ROSINA VALCÁRCEL, SOY HIJA DEL EXILIO Y ASÍ MORIRÉ: HIJA DEL EXILIO
ARCHIVO DE LA REVISTA EL COLLAR DE LA PALOMA
:
por Elvia Ardalani


Rosina Valcárcel es una de las voces más representativas de la poesía peruana. Su obra como escritora, aunada a su labor de luchadora social, la ha llevado a ocupar un lugar respetable en el panorama literario latinoamericano. En su vida personal Rosina conoció el exilio desde muy niña. En esta charla la escritora peruana conversa con los lectores de esta revista y toca algunos de los temas fundamentales de su trayectoria.
- Rosina, a los lectores siempre les gusta saber sobre el inicio literario de los escritores, ¿Cómo fue el tuyo?
R.V.: Mi inicio literario, creo que se da de modo espontáneo dentro del clima familiar donde me crié, en el D.F. ciudad de México. Gustavo Valcárcel Velasco, mi padre fue deportado por el dictador M. Odría en febrero de 1951. Llegamos el 9 de marzo a la tierra de Diego Rivera y Frida Kahlo. Paulatinamente fueron llegando otros intelectuales exiliados como Juan Gonzalo Rose, Manuel Scorza, Juan Pablo Chang, Luis de la Puente Uceda, Jacobo Hurwitz entre varios. Ellos leían mucho y comentaban las obras preferidas. El primer poema que recuerdo es uno de Lope de Vega. "Aquel caracol / que va por el sol / en cada ramita / llevaba una flor / que viva la gala / qué viva el amor / que viva la gala / de aquel caracol".
- ¿Hubo apoyo familiar, una vez que decidiste dedicarte a la literatura?
R.V.: Una vez que vislumbré que la literatura era mi vocación central hubo apoyo parcial de parte de mi familia. Padre me aconsejó no siguiera estudios de Literatura en la universidad, pues había muchos poetas en Perú, la mayoría se morían de hambre. Que mejor estudiase Sociología, que nuestro país necesitaba de las Ciencias Sociales para contribuir a la transformación social. Entonces, 1964, una le hacía caso a los padres, no como ahora que felizmente los jóvenes optan por lo que aman, me parece. Postulé a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en el verano de ese año, e ingresé. Estando en Pre-Letras, José María Arguedas, el gran narrador nuestro, me advirtió que si estudiaba Sociología iba a estar muy distante del arte, que en ese caso optase por la Antropología, más cercana a la Literatura. Y le hice caso. Bueno, pero en todos los domicilios donde vivimos hubo bibliotecas, tertulias, ambiente cultural. Padre fue un poeta importante de la Generación del 50 (Premio nacional de poesía), ello debe de haber influido también, de modo inconsciente, creo.
- Conociste el exilio desde muy niña. Cuéntanos
R.V.: Sí conocí el exilio desde muy niña. A los dos meses de arribar a México, cumplí mis cuatro añitos: el 1° de Mayo de 1951. Recuerdo la música de un danzón sensual y arrabalero. El bosque de Chapultepec; el zoológico gigante; los carruseles con caballitos de madera donde subíamos una vez al mes; el Club deporivo Hacienda donde papá nos llevaba algunos sábados por la mañana a nadar en pleno invierno, a la salida nos invitaba helados con caritas de Sol; el cineclub de la Asociación Peruano-soviética adonde llegábamos algunos fines de semana, ahí descubrimos el fulgor del cine ruso, la rebeldía de sus gestas populares, me impresionaron mucho: La Madre (1926), Alexander Nevski y Acorazado Potemkin (1925) de Serguei Eisenstein, piedras angulares en la historia de la cinematografía. Aquel pasaje de la madre con su bebé en coche cayendo por la escalera en medio del tumulto reprimido por la guardia zarista en Odesa, suscita en mí una reacción visceral, me deja huella. Al salir, soy portadora de una revelación. Se despertó en mí una romántica adhesión a los humillados y ofendidos. Estudié en la escuelita estatal Manano Azuela, mis remembranzas son ambivalentes, de ran cariños por la gente mexicana y de desconcierto por el dolor que padecían nuestros padres lejos de su patria.
-¿Cómo vez la situación de la literatura hispanoamericana actual, particularmente la peruana?
R.V.: La situación de la literatura hispanoamericana actual la veo muy bien. En todo nuestro continente hay escritores valiosos, varios son reconocidos. En narrativa los del llamado Boom. Entre las poetas mujeres, por ejemplo, conozco y valoro la poesía de: Esther María Oses, Elsie Alvarado de Ricord (de la promoción de los '50), Moravia Ochoa, Giovanna Benedetti (de la generación de los '60), de Panamá. Thelma Nava, Raquel Huerta, entre otras de México. Raquel Jodorowsky, chilena, quien radica en Perú desde hace años. María Mercedes Carranza, Guiomar Cuesta de Colombia. Destaca también Cristina Castello de Argentina. Voz irreverente de la joven María Montero de Costa Rica. La mayoría de las citadas, amén de su valor literario, tienen el don de la solidaridad, defienden los derechos humanos de las mayorías empobrecidas, y de las minorías excluidas (mujeres; poblaciones afrodescendientes, indígenas; homosexuales).
- Tu país cuenta con una brillante tradición poética, dentro de la cual tu poesía queda inscrita en la llamada Generación del 70. ¿Nos podrías hablar de los puntos convergentes dentro de la generación?
R.V.: Cierto, Perú cuenta con una brillante tradición poética. ¿Mi poesía? A veces ha sido inscrita dentro de la generación del '60 (por Antonio Cornejo Polar), por participar en el grupo liderado por Hildebrando Pérez Grande, cuya revista fue Piélago; sus miembros fueron: Juan Cristóbal, Julio Nelson, Edgardo Tello, Carlos Henderson, Fredy Sánchez Lihón, etc. Javier Sologuren editor de La Rama Florida lanzó mi primer poemario Sendas del bosque en noviembre de 1966. ¿Hay puntos convergentes dentro de la generación del '70? De modo general sí, los factores históricos, culturales y políticos de entonces identifican a la mayoría de poetas del '70 como el eco de la Revolución Cubana; la defensa del pueblo de Viet Nam; las guerrillas del ELN y del MIR, los asesinatos de los poetas Javier Heraud y Edgardo Tello(en Perú); el hippismo; el feminismo; las Universidades de San Marcos y Federico Villarreal, principalmente; el reformismo del Gobierno de Juan Velasco Alvarado (68-76). La revista Gleba dirigida por Ricardo Falla emerge en la F. Villarreal. El grupo Estación Reunida, nace en San Marcos y lo integran Elqui Burgos, Óscar Málaga, José Rosas, poetas importantes, entre otros, nace bajo el paradigma de Javier Heraud (caído el 15 de mayo de 1963). El Movimiento parricida Hora Zero irrumpe en los 70, nace en la Villarreal, Jorge Pimentel encarna la ruptura con la generación del '60. Las características predominantes de 70: vitalismo, exteriorismo, testimonio urbano deambulando por las calles, aproximación a las vivencias del pueblos, actitud vanguardista proclive a sembrar grupos y manifiestos colectivos, prédica revolucionaria, y oposición al cultismo-hermetismo-cosmopolitismo de A. Cisneros, R. Hinostroza. Asimismo Enrique Verástegui, Juan Ramírez Ruiz, Jorge Nájar, Tulio Mora, Eloy Jáuregui, Edwin Sarmiento, entre varios bardos valiosos. Hay poetas insulares como José Watanabe, Abelardo Sánchez León y R.V. Las poetas de Lima que pertenecen a los 70: Sonia Luz Carrillo (Federico Villarreal), Queti Belevan, y esta cronista (San Marcos). Gloria Mendoza (Puno), Ana Bertha Vizcarra (Cusco), Carolina Ocampo (Huancayo), entre diversas voces.
-La crítica se ha referido a tu excelente poesía como poesía de desarraigo. ¿No es acaso toda poesía un acto de desarraigo? ¿Qué piensas? ¿Estás de acuerdo?
R.V..: ¿La crítica se ha referido a mi poesía como poesía de desarraigo? Bueno, los años de destierro en México nos produjeron un sentimiento de desarraigo profundo, imposible de superar. Soy consciente de ello. ¿Toda poesía es un acto de desarraigo? Sí y no. Quizá para algunos. Es un punto complejo. Creo que escribir poesía es un acto de catarsis, un exorcizar fantasmas y demonios, un encuentro con uno mismo, con el prójimo, con los otros, un acto de humanización, un acto que nos diferencia de los (otros) animales. La escritura es la esencia de los poetas. Hacer poesía es mi punto de apoyo con el que puedo mover el mundo. Cuando yo no puedo escribir (porque me ganan las tareas de la lucha por la sobrevivencia u otras) me siento más desarraigada que nunca.
- Rosina, ¿Qué relación específica tiene tu poesía con el exilio?
R.V.: La relación específica que tiene mi poesía con el exilio, de algún modo la expresé antes. Pero, bueno, el hecho político del destierro que -por sus ideas y acciones políticas- sufrió Gustavo Valcárcel Velasco (Arequipa 1921-Lima 1992) por orden del dictador Manuel Odría en febrero del año 1951, nos involucró a todos, a Violeta Carnero Hoke (PIura, 1923), a mis hermanos César Gustavo, Xavier Alonso, Jorge Marcel y a mì. Padre, militante aprista, con esposa, cuatro infantes y sólo cinco dólares en el bolsillo, se tuvo que trepar a un barco y enrumbarse a México, país y pueblo que nos brindará solidaridad y asilo. Definitivamente esa deportación nos marcó. A mí, me dejó huella muy profunda, insuperable. Esa experiencia me causó sentimiento de desarraigo, sensación de exclusión, de marginación. Imagínense a unos niños sin abuelos (as), sin tíos (as), sin primos (as), sin barrio, sin patria, totalmente desprotegidos y a la buena de Dios. El sonido y el olor de la lluvia intensa, la humedad y el frío violentaban nuestros pequeños cuerpos desorientados. Los alimentos no eran abundantes, la ropa tampoco, las condiciones materiales de nuestra existencia eran insuficientes para sobrellevar una vida medianamente normal. Ello cala el alma, ello es una suerte de marca en la piel viva. Y se acrecentaba cada vez que nuestro padres añoraban a Perú, a la patria lejana, eso era demasiado. Aunque los pobladores mexicanos fueron calidos, los intelectuales y artistas como David Alfaro Siqueiros pronto le consiguieron trabajo remunerado a papà y elo neutralizó un tanto las penurias. Entonces mi poesía tiene vínculo con el exilio. Soy hija del exilio, y así moriré: hija del exilio. Hay textos donde es fàcil rastrear, algunos del libro Una mujer canta en medio del caos (Amarilis, Lima, 1991); otros de Loca como las aves (Arteidea, Lima, 1995); y también poemas de Paseo de sonámbula (Colmillo blanco, Lima, 2001).
-Hay en tu poesía imágenes sorprendentes, conmovedoras. ¿Qué recurso te parece más importante dentro de la poesía?
R.V. : ¿Les parece que en mi poesía hay imágenes sorprendentes, conmovedoras? Qué bueno. Muchas gracias. Dentro de la poesía ¿qué recurso me parece más importante? Pues fíjense que no lo sé. A menudo he escrito por esa suerte de inspiración, la musa rondaba mi puerta y ya. Claro, desde 1990 la cosa varió. Paulatinamente fui asumiendo la poesía como un asunto serio, el oficio traté de cumplirlo medianamente. Justo los tres poemarios que mencioné hace un ratito creo que son los más o menos logrados. Lo que sí puedo afirmar es que sólo entonces pude advertir que la cuestión había que tratarla con ironía, con sutil sentido del humor. Las escritoras mujeres no debemos, pues, permitirnos ser "víctimas" del sistema patriarcal, del machismo, de la cultura dominante, del "abandono", de la deslealtad, por ejemplo. Una puede y de hecho está afectada por múltiples sucesos, circunstancias históricas, políticas, familiares, amicales, amorosas, sexuales, conyugales, filiales, laborales, existenciales, etc. Algunas pueden haber sido violentadas, agredidas sexualmente, y ello hay que trabajarlo. Hay que procesar, luchar, hay que resistir, voltear la tortilla, y para ello la palabra, la escritura juegan un papel crucial. Una exorciza una enfermedad a través de un poema. Uno exorciza un desamor mediante un texto. Una le saca la lengua a la adversidad escribiendo con el rostro altivo, con las manos abiertas, con el corazón pero también con la mente. La intuición y la inteligencia deben ir de la mano, no es fácil, pero se trata de intentarlo. Y en eso estamos las poetas no sólo de Perú sino de toda Latinoamérica. El recurso mío, pues, fue (es) emplear la ironía como un arma feminista, como un arma liberadora. Por cierto que romper con la tradición literaria nacional, latinoamericana o hispanoamericana es lo óptimo, y hay avances importantes, en Perú Blanca Varela (acaba de obtener en el exterior dos laureles significativos) es un paradigma para varias poetas, soy parte de esas lectoras. Julia Ferrer y Lola Thorne, también de la generación del 50, son otros modelos intereseantes. María Emilia Cornejo -poeta joven suicida- y Carmen Ollé, ambas de los años 70 (aunque Ollé publicará recién en los 80). Luego las poetas de los 80, conocidas como las "eróticas", por el hecho de tratar temas vinculados al cuerpo y a la sexualidad, la misma Ollé (con el contracultural libro Noches de adrenalina), Rocío Silva Santisteban, Dalmacia Ruiz Rosas, Patricia Alba, Mariella Dreyfus. Luego vendrán Rossella Di Paolo, Giovanna Polarollo, Tatiana Berger, Monserrat Álvarez (autora de Zona Dark), Violeta Barrientos, May Rivas, entre otras.
-Uno de tus versos más conocidos dice canto en medio del caos ¿Cómo es nuestro caos inmediato, el latinoamericano y el mundial?
R.V. : Sí, uno de mis versos más conocidos dice: canto en medio del caos. Nuestro caos inmediato, el latinoamericano y el mundial son complejos. En Perú se vive una democracia para la vitrina, para el exterior. Los sueldos no han mejorado. La pobreza continúa. La delincuencia crece significativamente. La corrupción heredada de los gobiernos anteriores (léase: Fujimori-Montesinos) no se supera. No hay políticas culturales reales para todos los sectores. El tema salud parece que se aliviará un poco...Veremos. En nuestro continente hay pauperización, desempleo, subempleo, drogadicción, narcotráfico, índices de mortandad infantil altos (con excepción de Cuba, felizmente). Sin embargo no todo es gris, nuevos rostros asoman en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil, etc. El proyecto del Alba es interesante, en ese sentido. En el mundo hay violencia de todo tipo, hay abusos y violaciones de los derechos humanos básicos, con algunas excepciones. La globalización trajo avances en el área de las comunicaciones, en la tecnología, los mercados, entre otros aspectos; pero los beneficiados principales siguen siendo los poderosos, los dueños de las propiedades, de los medios de comunicación. Hay una amenaza latente de que podría darse la tercera guerra mundial. ¿Qué papel juega el gobierno de los EE.UU? Sabemos que es el primer responsable de genocidios en el Medio Oriente. Los Estados capitalistas le asignan al rubro militar-armamentista un alto porcentaje de los presupuestos, no así a la salud, educación, infancia, cultura...El panorama es confuso y hay escepticismo en las poblaciones. El individualismo generado por las políticas de esos Estados es alienante. Contribuyen a ello los programas televisivos llamados "chatarra" que idiotizan al público y a los pueblos, y los periódicos tildados "amarillos" por la mediocridad y enajenación de sus contenidos. La cultura es la quinta rueda del coche en la mayoría de los países subdesarrollados y del "Tercer Mundo".
-Rosina, tu labor como defensora de los derechos humanos es tan legendaria como tu poesía. ¿Qué derechos humanos siguen siendo violados en tu país?
R.V. ¿Creen que mi labor como defensora de los derechos humanos es tan legendaria como mi poesía? Muchas gracias, es un elogio muy generoso pero exagerado. En mi país todavía no se respetan los derechos humanos. Hay juicios pendientes contra los mismos presidentes de la República por delitos de lesa humanidad, por ser responsables de genocidios, de masacres en centros penales, en comunidades campesinas, por atentar contra la vida de estudiantes, profesores, líderes populares, etc. Durante el conflicto armado interno que duró veinte años, aproximadamente, el saldo fue atroz. Los paramilitares, las fuerzas Armadas, el Ejército, la Marina, la Aviación, no sólo fueron corruptos en cuanto al manejo del dinero del Estado y de la ciudadanía, no sólo fueron espías ("chuponeando los teléfonos de los representantes de la izquierda, de centro- izquierda, de los hombres y mujeres dignos (as), como es el caso del máximo de la Fuerza Aérea de Perú (FAP), hoy encarcelado); lo peor fue la desaparición de poblados, las torturas de todo tipo contra presos políticos y representantes populares. Los casos de La Cantuta y Barrios Altos son muy conocidos. El caso de la toma de la embajada de Japón por el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, visto por cable-tv, ocurido hace diez años, demostró que los guerrilleros respetaron la vida de sus rehenes. En cambio el presidente Fujimori y sus cómplices, tras sacar a los pocos rehenes que quedaban, bombardearon la embajada y eliminaron a todos los rebeldes, estando aún con vida varios. De parte de las fuerzas represivas también hubo violaciones sexuales contra mujeres campesinas, indígenas, de sectores populares. Incluso al interior de los grupos subversivos se cometieron errores y abusos. Se "saldaron cuentas" haciendo juicios populares y eliminando a compañeros. Se aprovecharon de su rol y carisma algunos líderes rebeldes o cuadros medios, y tuvieron relaciones sexuales con las camaradas más jóvenes, según se lee o interpreta en los resultados de los documentos presentados por la Comisión de la Verdad y Reconciliación. (Ello ha sido reforzado por estudios, investigaciones y trabajos efectuados por algunas ONGs, como es el caso de Consejería de Proyectos (PCS), quienes laboran en Perú, Guatemala, Colombia, México, etc.). Y, finalmente, el derecho elemental a poder vivir, a tener techo, trabajo, comida, salud, educación, cultura, aún no se respeta a cabalidad en Perú. Hay algunos esfuerzos, algunas alianzas, hay congresistas honrados, en general parece que existen buenas intenciones, pero glosa el dicho popular: "El infierno también está lleno de buenas intenciones". Ojalá me equivoque y la realidad cambie, así pueda existir una patria solidaria, libre y justa.
-¿Puede ser la literatura un arma de cambio social o eso ya no es válido?
R.V.: De modo directo quizá la literatura no sea un arma de cambio social. Pero indirectamente sí. La obra de Víctor Hugo es notable, la de Balzac, la narrativa rusa, etc. La metamorfosis de Kafka es una suerte de denuncia de la alienación de la sociedad moderna, de la burocracia enquistada, es mi lectura, claro. Creo que para una tendencia de escritores en nuestro continente la literatura sigue siendo un instrumento de transformación social. En Perú las obras de César Vallejo en poesía y de José María Arguedas en narrativa (aunque también en sus poemas), expresan la realidad desde sus propias experiencias, sea urbana, sea andina, o mixta. Desde hace poco tiempo se dio una polémica entre narradores "urbanos" y narradores "andinos", cada quien dijo lo que quería de modo apasionado, controversial. En el caso de los andinos Zein Zorrilla representa y ha escrito, entre varios. En el de los urbanos Alonso Cueto, Iván Thays, Guillermo Niño de Guzman, Fernando Ampuero, entre otros. En suma, se palpó una brecha, real, liteararia, ideológica, pero brecha al fin. Más allá de que algunos discrepen de que se hable así, o que les parezca irrelevante, inconsistente dicho debate. Me parece que detràs de los andinos hay una perspectiva popular, progresista, de izquierda. Y entre los urbanos hay un enfoque de centro, neutro, apolítico, o de derecha sutil. Y etre los poetas, desde la llamada generación del '50 hubo una dicotomía: poesía pura, representada por Westphalen, Jorge E. Eielson, Blanca Varela, Carlos Germán Belli, Cecilia Bustamante, entre tantos, y la poesía social representada por Alejandro Romualdo, Gustavo Valcárcel, Juan Gonzalo Rose, Leoncio Bueno, Víctor Mazzi, Bacacorzo, Mario Florián, Efraín Mranda, entre muchos. En la generación del '60, de algún modo se superó aquella dicotomía, se fusionó lo individual con lo colectivo con resultados afortunados. Ejemplo Juan Ojeda, Guillermo Cúneo, marginales, de calidad alta. Pasados los años, podría afirmarse que poetas de la talla o fama de Antonio Cisneros, Rodolfo Hinostroza, Marco Martos, Mirko Lauer devienen en poetas apolíticos, o escépticos respecto del compromiso del poeta con su historia. Y que los aedas que se agruparon en torno de la revista Piélago: Hildebrando Pérez, Juan Cristòbal, Julio Nelson, representan a los poetas izquierdistas, comprometidos con las causas populares. Asimismo, Winston Orrillo, entre otros. Hay bardos como Pablo Guevara, Arturo Corcuera, Gladys Basagoitia que tienen una posición contestataria, pero sus textos son difícil de ubicar. En la generación del 70 es más complejo el tema. La revista Gleba que dirigió Ricardo Falla da señales, se anticipa. Hay otros poetas migrantes identificados con la cultura andina como José Luis Ayala, Omar Aramayo. Otros como Julio Carmona o Nicolàs Matayoshi cuya estirpe popular se percibe en sus escritos; Chacho Martínez es otro caso singular. Las poetas Queti Belevan y Sonia Luz Carrillo juegan un papel. La mayoría de los poetas del 70 tiene un discurso coloquial, con elementos de la calle, la urbe, lo marginal, expresando la realidad sin ser abstractos, algunos con un lirismo desgarrador, por ejemplo quienes integraron el grupo Estación Reunida: Óscar Málaga, Elqui Burgos, José Rosas, Patrick Rosas. O quienes conformaron el movimiento Hora Zero: Enrique Verástegui, Jorge Pimentel, Juan Ramírez Ruiz, Tulio Mora, Jorge Nájar, Eloy Jáuregui, Bernardo Álvarez, Angel Garrido, entre otros. Aunque en el presente varios de los citados no creen en la Revolución Cubana, en los paradigmas socialistas, ni en los nacionalismos; podría decir, pues, que son poetas independientes, con algunas excepciones (Nájar, Álvarez, Garrido). Entre las poetas, las del interior : Gloria Mendoza (Puno), Ana Bertha Vizcarra (Cusco), Carolina Ocampo (Huancayo), etc. en sus poemas se puede leer un compromiso con la historia, con el porvenir, hay un tono optimista, esperanzador aún. Para los jóvenes de las generaciones posteriores la historia y la sociedad está más allá del bien y del mal, por decirlo metafóricamente. Ellos vivieron otras circunstancias, tuvieron otras lecturas, otros intereses, gustos, preferencias y sueños. Para mí, la literatura es catarsis, a través de ella exorcizo pesares, carencias, ausencias, separaciones, muertes, desapariciones, amigos presos políticos, enfermedades físicas y mentales. De algún modo, todavía, la poesía es un arma contracultural. ¿De transformación? Lo pueden decir los lectores y lectoras.
-¿Qué piensas del tentativo regreso a la izquierda que se está planteando en algunos países latinoamericanos?
R.V.: Lo expresé en una pregunta anterior. Sí creo que hay un retorno a las posiciones críticas, a los nacionalismos, de cierta forma a la izquierda, aunque de manera diferente, pues los tiempos cambiaron. El proceso histórico latinoamericano ha sido muy complejo, ambivalente, confuso o dictatorial. Cuba sigue siendo el ejemplo, para mí. Bolivia, Venezuela, Brasil aportan. Ecuador tambièn. Uruguay cambió. Chile, a pesar de todo, es diferente al de Pinochet. Se respetan los derechos humanos. Y así hay otros países con menos derechización, con menos espíritu dictatorial. Algunos intelectuales, algunos líderes, algunos trabajadores de Latinoamérica se están replanteando todo. Se están haciendo balances autocríticos y críticos. Hay conciencia clara nuestras sociedades son policlasistas, pluriculturales, poliétnicas. Los problemas de género, sexualidad, raíces étnicas, migraciones se están considerando más. Nuevo viento sopla a nuestro favor, aún es leve, pero ha de ser fuerte con nuestras participaciones diversas.
- Rosina, en un acto de introspección, haciendo a un lado lo que dice la crítica, ¿cómo ves tu propia obra?
R.V.: Mi propia obra la veo lejana. Mis trabajos antropológicos creo que aportaron un tanto al debate de la identidad nacional y de las culturas populares. Mis textos periodísticos, acaso sirvan como una suerte de memoria clandestina registrada, rescatada, de los autores, sujetos históricos, décadas que me tocó vivir, soportar y compartir. Mis textos poéticos ahí están mirándome de perfil. Son mis hijos, algunos bastardos, otros villanos, otros representan a la bruja que he sido, otros a la princesa que me sentí, la mayoría simbolizan a la mujer que soy, a la mujer del siglo XX, nacida en Perú, América latina, parte del "Tercer Mundo", hija del exilio, huérfana, escuálida, rebelde, feminista, contestataria, bolivariana, marxista, guevarista, involucrada con la historia, el destierro, el desajuste y la dicha que me tocó vivir, sufrir y danzar.
- Una última pregunta.
¿Hay esperanzas para este caos?
R.V:.Sí hay esperanzas. Múltiples esfuerzos se están dando. Por ejemplo, a través de la figura de Simón Bolívar muchos líderes y representantes de las causas populares se están aglutinando, para defender los derechos humanos, los derechos de los indígenas, afrodescendientes, los derechos de las mujeres, los derechos de los niños, los derechos de los pueblos a ser libres, autónomos. Los derechos de los trabajadores a salarios dignos. Los derechos de los desempleados a tener trabajo. Los derehos de los ancianos a tener apoyo estatal. No más invasiones! No más infiltracones! No más masacres! No más guerras! No más imperialismo!.
- Segundo y último final. ¿Qué te hubiera gustado que te preguntara?
R.V.: Cómo conocí los rostros del amor. Qué sentí cuando nacieron Odette y Milena, mis hijas. qué cuando crecieron, qué cuando se marcharon, qué cuando son mujeres independientes y amigas. Qué sentí cuando nació mi nieta Luana y cuando crucé oceános para conocer su sonrisa. Cómo conocí los laberintos del amor y desamor. Cómo conocí, sentí, experimenté y sufrí el caos del amor-desamor, de la hermandad-lejanía, la amistad-enemistad. Cómo conocí, conozco, siento el calor de la amistad, de la solidaridad, alegría y esperanza de seres humanos de diversos países, pueblos, ciudades, grupos étnicos, creencias, partidos, religiones, géneros, edades, sueños, canciones, danzas. Muchas Gracias.
- Gracias a ti, Rosina, por tu poesía y tu entusiasmo.


DATOS COMPLEMENTARIOS


Tu ciudad favorita: Leningrado. Hoy, otra vez, San Petesburgo
Libro pendiente en tu lista de lecturas: Muerte súbita. Un relato masmediático y otros cuentos, Buenos Aires, Nuevos tiempos, 2006, pp. 120. del escritor argentino Raúl Isman.
El color de tu poesía: magenta
La calle que más recuerdas: Malecón Osma 699 Barranco-Chorrillos- Lima (Perú)
Obra que te hubiera gustado escribir: Nadja de André Breton.
Tu mejor metáfora: La que escribirè más tarde
El sabor del exilio: sabor a limón, a toronja, a metal.

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