martes, 13 de abril de 2010

Kimberly Theidon con "La teta asustada"

La "Teta Asustada" es una película cuyos los méritos han sido reconocidos ampliamente dentro y fuera del Perú. En este país, donde se ha apreciado tradicionalmente lo que viene de fuera, estamos viendo cambiar los gustos desde hace ya algún tiempo. Los peruanos van aprendiendo a apreciar lo que es del Perú.
La discusión que se dio en internet (aunque no únicamente en este medio) sobre esta película, así lo ha dado a comprender. Por supuesto, unos la atacaban y otros la defendían. Pero se veía más el lado político que el lado artístico... diríase que casi únicamente se veía el lado político entre quienes la atacaban y entre quienes la defendían. Y se discutía por algo que no se mencionaba en la película, no con el énfasis al menos, con que estas personas creían ver. Lo curioso es que se notaba que casi nadie había visto la película. En este contexto fuimos al cine y nos dimos con la sorpresa de encontrar la sala casi vacía: la función comenzó con menos de diez personas...
Toda esa discusión surgía del libro original -que tampoco habían leído- en que se basa la directora Claudia Llosa para su exitoso filme. La antropóloga Kimberly Theidon escribió el libro titulado "Entre prójimos. El conflicto armado interno y la política de la reconciliación en el Perú", publicado en nuestro medio por el Instituto de Estudios Peruanos el año 2009.
Los editores hacen una buena y sintética apreciación sobre el libro, que conviene reproducir: "La antropóloga médica Kimberly Theidon, se adentró en las zonas rurales del norte y centro- sur de Ayacucho, donde estudió a siete comunidades marcadas profundamente por los años de violencia. Sin querer minimizar el papel cumplido por las fuerzas armadas, ni caer en el "telurismo" andinista, su trabajo trata de entender el papel de la participación civil en las matanzas. "¡Jesucristo, mira lo que hemos hecho entre prójimos!", fue un lamento que escuchó en el campo ayacuchano, y que ella trata de escudriñar poniendo en cuestión la estrechez de algunos conceptos como el del "estrés post traumático". Intercalando el recuerdo de los episodios vividos y recogidos durante su trabajo de campo, con la reflexión analítica, este libro será uno de los referentes más importantes acerca de las secuelas de la violencia política en el Perú del fin del siglo veinte."
Este libro, de la antropóloga Kimberly Theidon titulado "Entre prójimos. El conflicto armado interno y la política de la reconciliación en el Perú" -que tiene 283 páginas-, es una descarnada muestra de lo que sucedía en los pueblos andinos durante el conflicto armado de los años ochenta que se sufrió, cruda y horriblemente, en l
as zonas serranas y, más aún, en Ayacucho, donde oficialmente surgió Sendero Luminoso, con las acciones que hicieran en la comunidad de Chuschi, presentándose como los continuadores de la gesta de Túpac Amaru II, pues era el tiempo en que se cumplían los doscientos años de la muerte del líder cusqueño. Y se hizo en ese momento porque exstiía la predicción señalando que este líder volvería a la vida pasados esos años. Por eso en los volantes de Sendero Luminoso llamaban a Abimael Guzmán "Inkarrí", mito muy vivo en esa zona. Sendero Pretendía que Guzmán era Inkarrí redivivo, buscando así ganarse a los sectores indígenas.
En la entrevista que hoy publicamos, la autora Kimberly Theidon -profesora en la Universidad de Harvard y ahora también en la maestría de Psicología comunitaria en la Pontificia Universidad Católica del Perú- la autora nos muestra descarnadamente, en muy pocas palabras, las líneas centrales de la investigación que llevó a cabo en esos lugares, donde la gente vivía sumida en el terror provocada por tirios y troyanos.
Durante mucho tiempo, nuestros autores, especialmente en la literatura, nos han mostrado cómo la mujer serrana era sistemáticamente violada por los soldados que llegaban a esos lugares. Históricamente los soldados llegaban solos a esas zonas, eran jóvenes, estaban toda la semana prácticamente encerrados en el cuartel y cuando salían de franco, los fines de semana, iban a los prostíbulos co
rriendo. Es la realidad, la asistencia a los prostíbulos de los jóvenes de todos los medios sociales era lo normal. Pero, en la sierra, los que no tenían dinero, buscaban “mamachas” en las zonas agrícolas, donde protegidos por la soledad y los cultivos, las violaban. Eso no era algo solamente hecho poor los soldados, era una práctica común de quienes no pertenecían a ese medio, porque veían a las chicas de esos lugares sin derecho a nada y sabían que si se quejaban nadie les haría caso. Era común pues las violaciones a las chicas por quienes llegaban de fuera. Conocido es que los soldaditos hacían lo que llamaban “la cebolla”: echaban por tierra a las chicas, les subían las polleras -que eran muchas-, a la cabeza tapándosela, y así las violaban. A nadie le llamaba la atención que eso sucediera. Era normal. "Todos lo hacían". Las mismas mujeres y sus familias consideraban eso como un accidente normal.
Era muy común que las chicas de la sierra que llegaban a Lima para trabajar como sirvientas (ahora se dice “trabajadoras del hogar”), fueran violadas por sus patrones o por los hijos de sus patrones. Y una vez encinta, eran despedidas. Se hacía incluso en los sectores de clase media. Era algo tan común que a nadie le llamaba la atención, lamentablemente. ¿Qué iba a llamar la atención, entonces, lo que los soldados hacían si nosotros mismos lo hacíamos aquí, donde no había campos de cultivos?
Como se comprenderá, las chicas no se quejaban porque no tenían dónde quejarse, no existía una Comisaría de la Mujer (como hoy en día existe), y hacer un juicio por violación era un proceso donde se partía de la idea de que la mujer era la culpable de toda violación que sufriera. La forma como se le trataba, era la de una delincuente que si había sido violada era por su culpa y el hombre era un ser inocente llevado a realizar esa acción impelido por la mujer. La mujer tenía que probar su inocencia.
La idea religiosa predominante durante tanto tiempo de que la mujer era quien hacía pecar al hombre, estaba allí, jugando su papel de manera importante. El violador es el hombre diciendo “comí de la fruta del árbol del bien y del mal porque la mujer me la dio”. Y entonces, si Dios Castiga a la mujer por la desobediencia, el juez tenía que castigar a la mujer violada por la misma razón. Es la cajita de Pandora donde se alojan todos los males, que salen cuando Epimeteo “inocentemente” la abre. Por eso, el violador, cuando le echaban en cara su culpa, decían: "la culpable es ella ¿por qué lo permitió?"
La Dra. Kimberly Theidon es una destacada profesional. Sus publicaciones son muchas. A través de las mismas, nos muestra el conocimiento que tiene en el campo que estudia. Seguramente por esta razón influyó en la decisión de la directora Claudia Llosa, para que escogiera para llevar su trabajo al cine. Y ciertamente, en la película “La teta asustada” uno puede apreciar la manera tan apropiada que ha sabido manejar este tema tan problemático, porque parte de un estudio que trata de casos que se dieron en un contexto cuya conflictividad aún sigue estando presente en esas zonas, aunque ya no de manera armada.
Esta película, "La teta asustada", se ha constituido en una obra artística que ha llegado a todos los sectores sociales no relacionados con el conocimiento antropológico -que no leería el libro de la autora norteamericana-, pero gracias a la sobria utiliación que de esta problemática hace Claudia Llosa y al manejo particularmente adecuado de esta materia tan conflictiva. se han acercado a esta excelente obra.
En la película se aprecia el problema del susto pasado por la madre a la hija a través de la leche materna sin acentuar criterio político alguno, al menos no de manera explícita. La política está presente, pse encuentra relegada a un aspecto secundario porque lo que se trata de enfatizar es el problema del susto que sufre la mujer protagonizada por Magaly Solier, se busca mostrar una costumbre que es tan extendida en el Perú.
Sí, porque esa problemática siempre ha estado presente y los antropólogos nacionales la conocen. Pero la Dra. Kimberly Theidon ha tenido la oportunidad de estudiarla en un ambiente social donde se presenta de manera masiva, en condiciones y circunstancias que no se habían presentado antes.
Ya no se trataba de una simple violación, que de por sí es algo repudiable, sino que se trataba de una acción masiva que admás se utilizaba políticamente para ridiculizar, minimizar, aislar y castigar a las mujeres que se consideraba relacionadas con los terroristas.
La religión misma, que tradicionalmente, en las zonas serranas, ha tenido un papel destacado para someter a los indios a través de todos los medios al alcance del sacerdote, se ha tratado en la literatura, especialmente en la literatura indigenistas desde el siglo XIX. Todo eso no es nada nuevo, o no es algo enteramente nuevo. Pero siempre será algo indignante ver cómo la religión es utilizada para someter indignantemente a quienes tenían motivos para rebelarse… y, a pesar de todo eso, se
rebelaban, como lo han mostrado las constantes rebeliones campesinas que han tenido lugar en nuestro país a lo largo de los tiempos, especialmente con Juan Santos Atahualpa, José Gabriel Condorcanqui Túpac Amaru II, Mateo Pumacahua, Atusparia y tantos otros. Por cierto que los religiosos no estuvieron tampoco ajenos a estas rebeliones, especialmente los jesuitas que tan apreciados fueron por Guamán Poma de Ayala en su “Nueva corónica y buen gobierno” y que colaboraron mucho con Garcilaso Inca de la Vega en España y en Portugal.
El filme “La teta asustada” reclamó la atención mundial legítimamente. Las preseas que se le otorgaron muestran que su calidad artística es superior. La Dupla Claudia Llosa y Magaly Solier ya habían mostrado su calidad en una película anterior que despertó el interés mundial: “Madeinusa”. Lamentablemente, en nuestro país el arte no es incentivado. No se le protege, no se le promueve, no se le permite desarrollarse y, mucho menos, se le proporciona los medios económicos.
La teta asustada -dirigida por Claudia Llosa y protagonizada por Magaly Solier-, fue estrenada el 12 de febrero de 2009 en Berlín, el 13 de febrero de 2009 en España y el 12 de marzo de 2009 e
n Perú. Fue galardonada con el Oso de oro a mejor película en el Festival de cine de Berlín. En 2010 fue nominada al premio Óscar (EE.UU.) en la categoría de mejor película en idioma extranjero. Es la primera película en llegar hasta Hollywood,.No obtuvo el Oscar, pero mostró su calidad.
Claudia Llosa, estudia en el Newton College de La Molina. Se licencia en Dirección de Cine en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima. Estudia en la Universidad de Nueva York y en Sundance. Su filme "Madeinusa", es premiado (antes del rodaje) por el guión en 2003 en el Festival de La Habana. Gracias a esto obtiene en 2004 una beca de la Fundación Carolina y Casa de América para el Curso de Desarrollo de Proyectos Cinematográficos Iberoamericanos. Luego de estudiar un máster en Madrid, dirige "Madeinusa", por el que consigue diversos galardones tales como en Sundace, Rotterdam y Mar de Plata.

Magaly Solier Nace en una época complicada y triste. En 1986 en Huanta (Ayacucho), las personas desaparecían (o aparecían muertas). Hizo toda su vida lo que su madre le ïnculca: "Mira para adelante, yo estaré detrás tuyo, siempre, para empujarte… apuray!"
En nuestros pueblos los padres acompañan a sus hijos incluso después de muertos… cosa que seguramente se hallaba comprendido detrás de las palabras de la madre, por las dificultades de la vida en Huanta, pero que, felizmente para ellos, no ha sucedido. Su madre está detrás de Magaly, apoyándola, ayudándola con sus consejos, con su amor...
Magaly practica deportes en el colegio ganando muchas medallas en atletismo, pero se fractura la cadera. Ella siempre ha cantado, ella siempre cantará. Sus canciones llevan el mensaje de su pueblo, de sus raíces aun a pesar de los cambios que puede haber introducido. En el 2003 y 2004 gana el X y el XI Festival de la Canción Ayacuchana Buscando Nuevos Valores, en su ciudad natal. En marzo de 2009 lanza su primer disco como cantante, titulado "Warmi" con temas en quechua compuestos por ella misma. Se convierte en el disco más vendido ese año en Perú.
Antes de terminar el colegio, se fija en ella Claudia Llosa, que busca una protagonista para su primera película, "Madeinusa", rodada en 2005. Es un éxito en 2006.
Magaly Solier incursiona en 2008 en el cine europeo con la película belga-germano-neerlandesa "Altiplano". Su segunda incursión en el cine europeo fue en 2009, en la película española "Amador". En 2010, en Bolivia, roda con Mateo Gil su sexta película, "Blackthorn".

Walter Saavedra.



Kimberly Theidon, antropóloga norteamericana, autora intelectual del concepto de "La teta asustada"

Entrevista de Paola Ugaz.

La expresión "La teta asustada" se basa en la creencia andina del traspaso del miedo y la tristeza que se da de madre a hijo; creencia que fue investigada con rigor y precisión por la antropóloga estadounidense, Kimberly Theidon, una mujer que ha afrontado con lucidez un tema tan duro de tratar: la violación sistemática del ejército en los distritos altoandinos a mujeres y niñas indefensas, olvidadas por todos. La antropóloga Kimberly Theidon investiga, desde mediados de la década del noventa, las violaciones y maltratos que sufrieron las mujeres durante la guerra interna que sacudió al país, en especial en Ayacucho. Y fue ella quien tradujo del quechua el nombre de la creencia que considera que la madre pasa al hijo la tristeza a través de la leche.
Theidon, que es profesora asociada de la Universidad de Harvard y autora del libro Entre prójimos (publicado en Perú por el IEP en 2004), estudió a siete comunidades campesinas en el centro-sur de Ayacucho, cuyas vidas quedaron marcadas a fuego por los años de violencia, en especial del período de 1980 a 1992, llamado el "sasachacuy tiempo" en quechua: “los tiempos difíciles”.

La investigadora contó, en conversación exclusiva con Terra, que se enteró de que la película "La teta asustada", de Claudia Llosa había ganado el Oso de oro en el Festival de Berlín por llamadas de sus colegas, quienes le dejaron mensajes en su contestadora. “Miré la premiación por Internet y luego vi a Magaly Solier hablando en quechua. Es lo máximo, es el sueño de cualquier investigadora. Yo estuve conmovida por lo que investigué y escribí, así que la idea de que ese trabajo pueda motivar a otras personas me congratula mucho.”
Theidon recuerda que hay un libro sobre el don de Marcel Mauss, que dice que los dones recirculan y establecen redes sociales, y precisa que: “Cuando me hablaron de sus experiencias, estas mujeres me encargaron un don, con la responsabilidad de reciprocar; yo compartí lo que me contaron. Pensar que haya una persona que normalmente no se interese por un tema de violencia sexual, pero que gracias a la película se acerque al tema, es una satisfacción enorme.”

Terra: Según sus investigaciones, ¿Fue la violación una estrategia de guerra durante los años difíciles? ¿Se podrá saber la magnitud de ella?
KT: No hay manera de saber la magnitud exacta, pero fue un hecho generalizado. Uno de los problemas es que el verbo violar no se usa en quechua; se usa “fastidiar”, “molestar”, “abusar”, etc. En los inicios, me empezaron de hablar de abusos, pero en tercera persona, como hablando de otra comunidad a la distancia; pero poco a poco, cuando trabajé en Vilcashuamán, donde hubo bases militares, me decían “violaron a todas nuestras niñas”. Ahí me di cuenta de que era un problema masivo. En términos de violación grupal se trataba del Ejército, pues las mujeres narran experiencias de grupos de 20 personas que las atacaron. En cambio Sendero Luminoso era diferente: ellos entraban a “reclutar” a las chicas y luego decían “tú estas aquí, vas a estar con él”. Pero la estrategia de las Fuerzas Armadas era la violación en grupo.
Terra: ¿Qué otros tipos de abusos sufrieron las mujeres de las comunidades campesinas en Ayacucho?
KT: Un hecho que acabo de descubrir es que los sacerdotes, en alianza con el Ejército, comercializaban mujeres que pertenecían a Sendero Luminoso y que
terminaban casadas con los indeseables de cada pueblo, tras una venta en el mercado.
Es una revelación: los sacerdotes ponían a caminar a las mujeres que atrapaban los miembros del Ejército, y a la fuerza tenían que casarse.
Ese fenómeno recién acabó cuando entraron los warmakunas (“jóvenes modernos”). Estas mujeres salvaban su vida, casándose con los “opas” (tontos) o viejitos de cada pueblo; los sacerdotes sacaban dinero por el matrimonio, fue una manera de resignificar el parentesco con la violencia sexual.
Terra: ¿Es difícil romper el hielo al hablar de un tema tan difícil con las mujeres de Ayacucho?
KT: Para mí era éticamente imposible preguntarle a alguien: “Señora, ¿fue usted violada?”. Nosotros buscábamos hablar con las mujeres en un contexto donde no sintieran que iban a recibir una retribución a cambio, pero si uno se queda mucho tiempo viviendo con la gente, ellas van a empezar a hablar. Cuando empezaron a hacerlo, me fascinaron varias cosas. El contexto, pues tenían que explicar por qué estaban vulnerables ante el atacante; luego, todo lo que hicieron para defenderse, o para defender a sus familiares durante el ataque. Pienso ahora en una madre cuando narró su experiencia con cinco soldados: “Yo les dije de frente que no iban a tocar a mis niñas salvo que me maten”.
En su historia, aunque vivió una experiencia horrible, hay algo de orgullo porque pudo defender a sus hijas, a quienes querían violar los soldados. Esta señora las agarró entre sus piernas y las protegió durante ese momento repugnante.
Terra: ¿Usted quiere decir que nuestras mujeres buscaron el heroísmo y mantuvieron la dignidad en un trance tan difícil?
KT: Me da tanta pena que las violadas siempre sean humilladas, estigmatizadas. Esas mujeres lo hicieron para salvar a sus hijos, pero lo que me da tanta pena es que siempre que se habla de las violadas se habla de suciedad, de un estigma, pero no hay tiempo para hablar del heroísmo.
¿Cuántas vidas se salvaron por el sacrificio de estas mujeres? A cambio se les ataca, los maridos las abandonaron. Ocurrió una doble injusticia, eso es lo que me mata.
Terra: ¿Cuán generalizado fue el fenómeno de “la teta asustada”?
KT: Absolutamente omnipresente. Durante los años del terror surgió una y otra vez el temor de dar de mamar a los niños, pasarles la leche de rabia, la leche de preocupación. Hubo mujeres que intentaron dejar morir a sus bebés. “Mira, yo les di teta de preocupación, ¿qué va a pasar con esa criatura?, ¿cómo va a vivir así?”. Fueron mujeres que dejaron a sus bebés boca abajo, esperando que fallecieran. Se cometió infanticidio por evitarles una vida de sufrimiento. La idea de que jamás iba a ser normal un bebé que ha tomado esa leche, en el útero o en la lactancia, fue un fenómeno absolutamente generalizado.
Terra: ¿El nombre de “teta asustada” se lo dio usted o la enfermedad ya se llamaba así?
KT: Fue el nombre que le puse al traducirlo del quechua. Es lo que la gente dice, “leche de rabia”, “leche de miedo”. Para mí fue la mejor manera de traducir este fenómeno, y lo usé por vez primera en mi tesis y luego en varios artículos y libros. Me puse a pensar cómo se sentirá una mujer con el temor de que su propio cuerpo sea un peligro para su bebe. Que la cosa más natural que se la da a un bebe es lo que lo daña. Es terrible.
Terra: ¿Cómo fueron esos niños que fueron producto de la violación y cuyas madres no fueron asistidas en su salud mental?
KT: Es un tema muy difícil. Hubo mujeres que intentaron abortar con hierbas, literalmente no podían tolerar el feto. Cuando hablamos de una mujer pro
ducto de la violación se está jugando con el tiempo, porque se crea una memoria futura: cada vez que esa mujer vea la cara de su hijo recordará el momento más difícil de su vida. Un día encontré un niño que casi no hablaba, que solo se la pasaba pastando a su llama y a sus dos cerdos, y al preguntar sobre su historia me dijeron que se llama Chiqui, es decir “maldición” en quechua. ¿Puedes imaginar que haya una criatura con un nombre tan terrible? Está marcado para siempre.
Terra: ¿Cuán necesaria es una política de salud mental en zonas afectadas por la violencia?
KT: Para mí no se trata solo de pensar en los servicios de salud mental. La violencia sexual fue en fenómeno en la guerra interna, pero, ¿dónde están los hombres que cometieron las violaciones, sean soldados, ronderos o senderistas? En una guerra se exacerban las violaciones, pero ¿qué pasa en tiempo de paz? Me da pena la carga negativa que cae sobre las mujeres, pero cómo podemos hablar solamente de la mujer y de su estigma, olvidándonos de los hombres. Entrevisté a oficiales de la Marina que me dijeron que sus jefes incentivaban la violación; yo abriría un espacio en las Fuerzas Armadas para hablar del tema en tiempos de paz, y me preguntaría qué tipo de sociedad queremos para nuestros niños y adolescentes sino reflexionamos sobre los actos de violación masiva que cometieron sus miembros a miles de mujeres, cuyas vidas quedaron estigmatizadas.
Terra: ¿Considera que el premio a la película “La teta asustada” ayudará a conocer mas esta terrible realidad que vivieron las peruanas en los Andes?
KT: Claro que sí. Es una película que abrirá el espacio para dialogar sobre lo que pasó; queremos que sea una ventana de esperanza al diálogo sobre la persistencia de la violencia sexual en tiempos de paz, un desafío para cualquier investigador social.






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