miércoles, 7 de septiembre de 2016

SEMBLANZA DE MIGUELINA ACOSTA POR ELIZABETH CAVIEDES TORRES

miércoles 19 de marzo de 2008
Miguelina A. Acosta Cárdenas: Una semblanza
Por: Elizabeth Caviedes Torres
Universidad Nacional Mayor de San Marcos



Miguelina Aurora Acosta Cárdenas nació en Moyabamba el 23 de octubre del año 1898.

Debido a que en su ambiente familiar se vivió una atmósfera de libertad, de equidad y de unión, Miguelina, siempre se caracterizó por su independencia, era dueña de un espíritu libre y de una gran generosidad,

Como hija de un cauchero, tuvo la oportunidad de viajar y estudiar a Europa. Conoció distintas ciudades, y es aquí donde tuvo contacto con nuevas y más avanzadas ideas. A su regreso y con la idea de establecerse en Lima quiso ingresar en la Universidad Mayor de San Marcos.

Se encontró con un obstáculo, pues no obstante su preparación no fue recibida por faltarle los documentos que certificaran haber cursado estudios secundarios. Sin que esto la amilanara, se propuso volver a hacer dichos estudios en conformidad con el plan vigente en ese entonces y rindió uno a uno sus exámenes, los que se distinguieron por la exactitud en las ideas vertidas y el valor con que fueron demostradas.

Con los certificados presentados pudo ser admitida como alumna en la Facultad de Letras, donde su paciencia se vio sometida a pruebas muy duras, así como su tolerancia. No sólo fueron las burlas de sus compañeros, las cuales tuvo que castigar al principio con su procedimiento correcto y las muestras que dio siempre de su temple, sino también el desdén de algunos profesores.

Una vez que terminó sus estudios en la Facultad de Letras ingresó en la de Jurisprudencia y Ciencias Políticas, en donde se graduó en el año de 1920 con la tesis Nuestra institución del matrimonio rebaja la condición jurídica social de la mujer. Luego obtuvo su doctorado con la tesis: Reformas necesarias del código civil común peruano tendientes a hacer efectiva la igualdad civil y jurídica del hombre y la mujer.

Para este entonces, empezaba a afectarle una dolencia: la ceguera. Sin embargo, fue Presidenta de la Federación de Universitarias Peruanas, que congregaba a estudiantes universitarias y profesionales. Esta Federación tenía como objetivo mantener un intercambio intelectual con todas las instituciones femeninas del país y del extranjero, especialmente con las de índole estudiantil. Entre sus propuestas se encontraban generalizar la educación secundaria para la mujer e incrementar las organizaciones obreras femeninas. Para conseguir este objetivo, se propuso desarrollar un plan de Extensión Universitaria, organizando comisiones de propaganda y enseñanza.

Fue la primera abogada en el Perú que abrió su estudio al público y ejerció su profesión, defendiendo causas obreras y de mujeres. En palabras de Elvira García y García, Miguelina se distinguía por la superioridad de su carácter, la claridad de su talento, la bondad de su corazón, el altruismo del que era poseedora y la defensa que hacía del débil, todo esto practicado con mucha sencillez ya que no hacía alarde del bien que realizaba.

Fue toda esta generosidad lo que la llevó a comprometerse con las circunstancias de la sociedad de su tiempo. Fue integrante de la Asociación Pro - Indígena y codirigió el semanario La Crítica junto con Dora Mayer entre los años de 1917 a 1919. Aquí también fue redactora y hacían visibles cuestiones que para otros medios escritos quedaban ocultos.

También, fue secretaria de las asociaciones feministas Evolución Femenina, Sección Femenina de la Liga Agraria y de su anexo El Bazar Nacional. Fue socia honoraria de la Sociedad Labor Feminista y presidenta del Comité Femenino Pro - Abaratamiento de las Subsistencias.

Participó en la Conferencia Pan Americana de Mujeres que se llevó a cabo en Lima en 1924, con la ponencia Creación de maestros rurales ambulantes. Formó parte de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad en el Perú.

Estuvo muy cercana al movimiento obrero, sobre todo al anarcosindicalismo. Es así que, pronunciaba discursos en las conmemoraciones de las organizaciones obreras, tanto como en las sedes de la Universidad Popular González Prada. Fue simpatizante de las ideas anarquistas, ya que éstas no sólo propugnaban una sociedad más justa, sino que reconocían un papel importante de la mujer en el proceso de transformación que proponían.

Siempre preocupada por la educación, y convencida de que con ésta se lograría una sociedad más equitativa, defendió una instrucción racionalista y laica para las mujeres. Es por ello que se dirigió a las mujeres obreras para que cultivaran sus mentes y de ese modo destruyeran la ignorancia, al igual que los prejuicios que obstaculizaban el desarrollo de su papel de formadora de las futuras generaciones. Para tal propósito, decía ella, era necesario que asistieran a los centros donde se impartían los conocimientos que la emanciparían, tales como las universidades populares, de tal modo que adquirieran una cultura integral.

Defendió el derecho de las mujeres al trabajo y a un salario justo, de la misma manera que reflexionó acerca del respeto hacia la mujer tanto en la esfera doméstica como en el ámbito público, declarándose en contra de que las mujeres fueran tuteladas.

Sus ideas indicaban una mente lúcida y progresista pero por ellas y por ser mujer, tuvo algunas dificultades al ejercer su profesión y se le cerraron algunas puertas. Aún esto no la desalentó y continuó dictando clases en las escuelas de capacitación obrera dirigidas a mujeres, donde, también, disertaba acerca de los derechos de la mujer.

Escribió artículos para diferentes publicaciones, entre ellas El Obrero Textil, La Crítica y en Amauta en la década de 1920. Miguelina Acosta Cárdenas hizo unas precisiones a propósito de la región de Loreto, que José Carlos Mariátegui menciona en el capítulo Regionalismo y Centralismo de su obra 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana.

Esta mujer, que creía firmemente en sus principios, falleció el 26 de octubre de 1933 a la edad de 35 años. Miguelina tuvo una vida corta pero muy fructífera y su legado le sobrevive. Muchas de las cosas que las mujeres disfrutamos hoy se lo debemos a mujeres que, como ella, supieron luchar aún con las condiciones en contra.

Este es un esbozo de un estudio más amplio sobre Miguelina Acosta Cárdenas. Es importante conocer su obra, ya que forma parte de la historia de las mujeres en la universidad, pero también de la historia de cada una de nosotras, las mujeres.

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