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Publicado por Blogger para TacnaComunitaria el 9/14/2016 08:09:00 p. m.

Antonio  Melis (1942-2016), crítico literario  y profesor de literatura hispanoamericana de la universidad de Siena, fue quien  consagró a nuestro Mariátegui como el  primer marxista de América en su ensayo «J.C. Mariátegui primo  marxista  d'America», publicado  en Critica  Marxista, revista teórica del Partido Comunista Italiano, marzo-abril de 1967.
Desde  aquella fecha, el mismo, consagró varias décadas  de su existencia a la investigación y difusión de la obra mariateguiana.  Sus contribuciones son fundamentales.  Así como Melis en Italia, hay mariateguistas  en todas partes, hasta en La China;  pero, de todos ellos, emerge la figura de Antonio Melis como el primer mariateguista extranjero del mundo.  Esto me permito afirmarlo porque él ya no  está entre nosotros y no hubiera sido de su agrado.  Pues, era un hombre de una sencillez elegante.  (Valga el oxímoron).
Un infarto  cardiaco segó la vida de Antonio Melis el domingo 7 de agosto en La Paz,  Bolivia, víspera de la inauguración de las XII Jornadas Andinas de Literatura  Latinoamericana (JALLA). 
¿Quién le presentó a Mariátegui?
Ahora es  oportuno saber cómo se produjo el acercamiento de Mélis hacia Mariátegui o,  mejor dicho, quién se lo presentó.  El  propio Melis nos informa, fue el poeta peruano Xavier Abril de Vivero  (1905-1990), autor de Poesía soñada.  Xavier sabía que la obra y la vida de  Mariátegui seducen a las personas sensibles; más aún a un jovencito como  Melis.  Tal vez le auguró una relación  entrañable con Mariátegui diciéndole:  Mariátegui será  más amigo tuyo que mío.
Melis había  contraído una "deuda inmensa" con Xavier Abril hasta que por fin decidió  liberarse.  Pongamos atención a lo que  dijo:
Escuché por  primera vez sus palabras en los Sesenta, cuando era estudiante en la  Universidad de Padova y mi profesor de Literatura Hispanoamericana, el conocido  vallejista Giovanni Meo Zilio, lo invitó a dar una charla a sus alumnos.  De 1965  a 1967 tuve el privilegio de  trabajar a su lado en el Istituto  Ispanico de la Universidad de Firenze,  dirigido por el gran hispanista Oreste Macrí, junto con el ya recordado Meo  Zilio, con el traductor de Vallejo, Eguren y Belli, Roberto Paoli, y con Giuseppe  D'Angelo, quien más tarde fue un excelente agregado cultural de Italia en el  Perú, durante el gobierno presidido por Velasco Alvarado. (https://hawansuyo.com/2016/
La "deuda  inmensa" de Melis con Xavier Abril no fue únicamente por haberle presentado a  Mariátegui; sino también por haberse encontrado con el mismo Xabier Abril; poeta  de su aprecio y silenciado en el Perú, a pesar de su gran calidad estética. Le  dedicó un esclarecedor estudio; que, por lo valioso, es ejemplo de cómo se hace  una crítica literaria.
Aparte de  Xavier Abril y de la propia sensibilidad personal de Melis, el otro influjo fue  el contexto histórico que le tocó vivir; ya que estuvo envuelto por la  atmósfera de sensibilización y expectativa ocasionada por la Revolución Cubana  en la década del 60, la rebelión  juvenil de los universitarios parisinos del año 1968 y por la Revolución nacionalista del Perú en la década del 70.   
Melis llega al Perú
Melis llega  al Perú por primera vez en el año 1970.  Otros italianos también fueron atraídos al  Perú:  el diplomático GiuseppeD´Angelo,  como ya lo mencionó Mélis y la napolitana Laura González del Castillo.  Laura había pertenecido al partido comunista  italiano y era traductora de la editorial Feltrinelli; la versión italiana de  los textos del Ché Guevara es obra  suya. 
Melis en el  Perú fue un enamorado afortunado de José Carlos; puesto que fue un enamorado  consentido por la familia.  Estableció  una relación fraterna con su paisana Anita Chippe Vda. de Mariátegui y con sus  hijos.  En sus estancias limeñas se  alojaba en casa de Javier Mariátegui.  La  familia puso a su disposición el archivo personal de José Carlos y su  editorial.
Melis  asumió la tarea  de organizar, anotar y  prologar la correspondencia de Mariátegui.   En dos viajes a Lima culminó su loable tarea.  A la compilación de cartas habían contribuido  varias personas y, por supuesto, la familia.   En los finales de su trabajo, Melis se había detenido; no encontraba  datos referidos a Néstor Martos para la sección Noticias bio-bibliográficas.   Estaba algo agotado del esfuerzo, quería terminar cuanto antes; pero no  podía y, como última instancia, me pregunta:   tocayo, tu sabes algo?  Sonriendo, le respondo:  la  solución está al alcance de tu mano. ¡Es el papá de Marco Martos!  En septiembre de 1984 ocurrió el alumbramiento de Correspondencia de J.C.Mariátegui en dos tomos, bajo el sello de la  Empresa Editora Amauta S.A.
Melis en  Lima estableció una cordial relación con otro antiguo e insigne enamorado de  Mariátegui:  Guillermo Rouillon Duharte (1917-1978).  Como sabemos, Rouillon, pese a sus  limitaciones económica, se consagró a elaborar su monumental biografía de  Mariátegui.  Con todo derecho Rouillon es  el biógrafo de Mariátegui por antonomasia.   Sin embargo, no ha tenido en nuestro país el debido reconocimiento.  Para suplir la calamitosa omisión, Melis desde  Italia le envía una nota el año 1992  a la señora Armida Picón Vda. de Rouillon:
A casi treinta años de su primera  aparición, La Bio-bibliografía de José Carlos Mariátegui  de Guillermo Rouillon, sigue representando un  punto de referencia imprescindible para los matiateguistas de todo el  mundo.  Cuando en 1986 apareció el N°1  del Anuario Mariateguiano, la redacción se propuso, entre otras cosas,  reanudar ese inestimable trabajo.  Pero sería injusto olvidar su monumental  biografía de Mariátegui.  Guillermo llegó  a ver impresa, por su desaparición prematura, solamente el primer tomo de su  empresa.  Ya he expresado en su momento  mi apreciación por esta tarea inspirada por su profunda adhesión a la figura de  José Carlos.  En esta oportunidad quiero  destacar sobre todo la larga correspondencia con su autor durante la  elaboración del II tomo.  Sus cartas de  esos años, dirigidas a conseguir toda la información posible sobre los  personajes conocidos por Mariátegui durante su estadía en Italia, son un  testimonio de su estilo de trabajo acucioso.   Restituir al público de los investigadores de la obra mariateguiana el  fruto de su indagación larga y amorosa, no es sólo un aporte a los  estudios.  Es, en primer lugar, un acto  de justicia hacia un intelectual lejano de las modas y del oficialismo y  animado por una búsqueda apasionada de la verdad. (Mariátegui, suscitador de peruanidad.  Prólogo, selección y notas:  Guillermo Yucra Moreno.  Fondo editorial de Universidad Nacional Mayor  de San Marcos. Lima, julio del 2013, p. 239).
Para  Guillermo Rouillon no pasó desapercibido el libro de Melis, José Carlos Mriátegui: vanguardia política y  vanguadia artística.  Se publicó en  Milán el año 1975. La reseña de  Rouillon apareció en la página editorial del diario El Comercio de Lima el 19 de noviembre de 1975. Entresacamos un  párrafo: 
(…)Esta selección viene precedida de un  medular y básico prólogo, en el cual el autor hace un profundo y original  análisis de la evolución artística y literaria de Mariátegui que, desde luego,  se halla íntimamente vinculada con el desarrollo de su vocación ideopolítica  (…)
He obviado  el itinerario mariateguiano de Melis; pero, quien quisiera seguirlo puede  consultar el ensayo del sociólogo peruano y sanmarquino, Carlos Arroyo: La parábola mariateguiana de Antonio Melis. 
Antonio,  concluyo este breve recordatorio con un brindis, música y una frase tuya.  Como tú sabes, a principios del presente año, te  envié una nota en la que te decía:  si alguna vez fuera a Italia quisiera hacer  un brindis contigo con el vino que le gustaba a Mariátegui:  el dulce y rubio vino de Frascati.  Me respondiste:  disculpa  tocayo que te desilusione; pero no es de los mejores vinos.  Ahora, con tu respuesta, entiendo más a  Mariátegui; en esa época estaba enamorado y todo para él tenía sabor a Gloria!  Tocayo,  ahora te digo que estando contigo cualquier vino tiene sabor a Gloria!  Escuchemos  el cassette que me obsequiaste -en tus primeras venidas a Lima- para que  apreciara tu hijo, integrante de una banda de rock.  Finalmente, la frase muy tuya y rotunda:  la cultura siempre es roja.
¡Hasta luego,  tocayo!
(Antonio Rengifo Balarezo)
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