miércoles, 29 de octubre de 2008

Daniel Mathews: Mariátegui: el marxismo político

Ponencia presentada al evento de homenaje al 80 aniversario de la publicación de los "7 ensayos..."; Daniel Mathews, amigo de juventud, pertenece al movimiento socialista, dirigente del frente de defensa en Chilca,
Luis Anamaría
28/10/08



El monólogo nos está sobrando. Lo dice José Carlos Mariátegui mucho mejor: Tenemos que emprender juntos muchas largas jornadas
Celia Hart



El marxismo se ha prestado siempre a dos tipos de lecturas: A un lado la escolástica y castrante que se conoce la cita perfecta, el número de página, el párrafo, la línea. Al otro la creativa, cuestionadora, esa a la que no le importa lo que dijo el Viejo Topo sino el espíritu revolucionario que lo llevo a decirlo. La Revolución Rusa vio el dilema. Según El Capital de Carlos Marx la revolución socialista no podía darse sino en un país avanzado, en Rusia era necesaria una revolución burguesa. Podemos poner la cita, todas las comillas necesarias. Pero Lenin puso algo más, puso la vida. Y se la jugo por el socialismo. Y, sin importar cuanto haya durado el sueño, triunfó. Por eso Gramsci la llama “La revolución contra El Capital”:

“El Capital de Marx era, en Rusia, el libro de los burgueses más que el de los proletarios. Era la demostración crítica de la necesidad ineluctable de que en Rusia se formase una burguesía, se iniciase una era capitalista, se instaurase una civilización de tipo occidental, antes de que el proletariado pudiera siquiera pensar en su insurrección, en sus reivindicaciones de clase, en su revolución. Los hechos han superado las ideologías. Los hechos han reventado los esquemas críticos según los cuales la historia de Rusia hubiera debido desarrollarse según los cánones del materialismo histórico. Los bolcheviques reniegan de Carlos Marx al afirmar, con el testimonio de la acción desarrollada, de las conquistas obtenidas, que los cánones del materialismo histórico no son tan férreos como se pudiera pensar y se ha pensado”.[1]



Pero inmediatamente el propio Gramsci aclara que si los bolcheviques reniegan de algunas afirmaciones de El Capital, no reniegan el pensamiento inmanente, vivificador. Quienes negaban la posibilidad de la revolución tenían compiladas las obras del Maestro. Una doctrina exterior de afirmaciones dogmáticas e indiscutibles. Los bolcheviques viven el pensamiento marxista, ese que no muere nunca. Y, continúa Gramsci “este pensamiento sitúa siempre como máximo factor de historia no los hecho económicos, en bruto, sino el hombre, la sociedad de los hombres, de los hombres que se acercan unos a otros, que se entienden entre sí, que desarrollan a través de estos contactos (civilidad) una voluntad social”[2].



Mariátegui es continuador de esta forma de entender el marxismo. Igual que Lenin en Rusia supo que no podía ser marxista en el Perú repitiendo textualmente a Marx. Que nuestro socialismo “sin calco ni copia” tenía, por poner un solo ejemplo, que integrar a la comunidad indígena. Que el papel del mito y la espiritualidad no podía dejarse de lado, no por gusto Löwy lo llama un “marxismo romántico”.



Y lo que hace Mariátegui es iniciar este proceso de pensar el Perú desde lo que, siguiendo las rutas de Gramsci, llamaré marxismo político. Y para él era claro que se trataba de un proceso que necesitaba de la acción colectiva, de un dialogo que queda abierto en los 7 Ensayos para que otros lo desarrollen. Por eso se equivocan quienes creen que serle fiel es repetirlo textualmente. En algunos casos, como en el tema del negro por ejemplo, la única forma de ser mariateguista es corrigiéndolo. Desaciertan también quienes creen que lo superan porque le encuentran 7 errores o 70 veces 7. Aún en sus errores nos dejo una manera de pensar el Perú y una metodología de pensamiento marxista que no sólo están vigentes sino que, conforme se desenvuelve ese dialogo, va cobrando mayor fuerza.



Solo podemos entender la realidad peruana y latino americana desde ese marxismo en castellano de indias que lo tiene como primer gestor pero que tiene, luego de él, tantos nombres que sólo la lista llevaría todo el tiempo de la ponencia. Hay muchas ideas vigentes en los 7 Ensayos, también hay las que han sido superadas. Pero el método y la perspectiva con que se escribieron están más vigentes que nunca.



La economía colonial
El primer terreno en el que Mariátegui supera la ortodoxia “marxista” es justamente el de la evolución económica del Perú.

Mientras Marx parte del análisis concreto de realidades concretas, el marxismo posterior convierte el esquema esclavismo-feudalismo-capitalismo en un dogma. Un dogma incapaz de entender las características de la evolución económica de espacios no europeos donde el esclavismo convive con formas feudales y capitalistas. Mariátegui da cuenta de ese desarrollo desigual y combinado que tenemos en el Perú y forja la tesis de una economía colonial, totalmente distinta a la europea, que va a durar hasta después de la colonia inclusive ya que la revolución independentista mantendrá incólume la posición del indio.



Podemos discutir cuan cierto es que la encomienda pueda ser asimilada a la propiedad feudal. En efecto, el señor feudal tenía la propiedad de sus tierras y de sus gentes; en sus dominios tenía un poder superior al rey. El encomendero tenía, como su nombre lo dice, una “encomienda” de indios otorgada por el rey. Los encomenderos no lo eran por derecho de nacimiento (divino además) como los señores feudales sino por gracia del rey. La encomienda no era además por tiempo indefinido ni se podía heredar. Ese es el origen de las contradicciones que tiene la corona con los criollos y que se resolverán con el triunfo final de estos en lo que la historia criolla denomina “independencia” pero, mirado desde la mayoría nacional no es sino un régimen neocolonial.



Frente a la encomienda la propiedad colectiva. Esta propiedad se remonta al periodo prehispánico y tiene componentes religiosos. No es divisible ni enajenable. Se mantiene por la resistencia indígena y por el interés de la corona en limitar el poder de los encomenderos. Por eso cuando los hijos de los encomenderos realizan la “independencia” su principal enemigo es la comunidad. En la Argentina post independiente hay una larga guerra, conocida como la “guerra de la frontera” pero que no tiene que ver con los limites con ningún país vecino sino con los indios. El Martín Fierro muestra las contradicciones internas de esta guerra. En el Perú la organización y la resistencia indígena son superiores y los intentos de liquidar la comunidad campesina se mantienen más tiempo. Incluso hoy, la política agraria del APRA se reduce en buena medida a eso.



Como vemos mi apreciación de la economía colonial es distinta de la de Mariátegui, pero deudora de ella en varios puntos centrales. El primero es la propia idea de la economia colonial como una formación distinta a las de Europa. En segundo lugar el hecho de ver a la República no como un avance en la situación de los indios sino más bien como un retroceso: “La situación a este respecto estaba contemplada con mayor realismo por la legislación española”[3] afirma cuando habla del problema del indio. La tercera que debiendo resolver el socialismo la fractura nacional que produce el Estado neocolonial resulta previsible la centralidad del problema indígena tanto en tanto fuerza social como en cuanto vía de solución. Nuestro socialismo se basará en la comunidad indígena. Creía firmemente que la solución socialista podría tener como punto de partida las tradiciones comunitarias del campesinado y que incluso el pasado incaico era parte de esta tradición: “El pasado incaico ha entrado en nuestra tradición ha entrado en nuestra historia reivindicado no por los tradicionalistas sino por los revolucionarios”[4]



La cultura indígena
Algo que se ha discutido mucho es la visión que tiene Mariátegui de la cultura indígena. Muchos critican la frase “el problema indígena es el problema de la tierra”[5] porque sostienen que habría que incluir el de la cultura. Se afirma que incluso desconoce la rica oralidad andina. Y así parece cuando dice que “Una literatura indígena, si debe venir, vendrá a su tiempo. Cuando los propios indios estén en grado de producirla”[6]. Quienes critican esto proponen que la literatura indígena no está por venir sino que ya existe, pero desde la oralidad.



Aquí hay varios elementos a tener en cuenta. El corpus de nuestra literatura no incluye la oralidad sino hasta aproximadamente una década después de los 7 Ensayos gracias a los aportes de José María Arguedas. Si bien Sánchez incluye en la primera edición de La literatura peruana los mitos y poemas orales prehispánicos da como cerrada esa oralidad a la llegada de los españoles. No estudia para nada la oralidad vigente. En cambio Mariátegui si toma en cuenta el pensamiento andino:

“La conquista ha convertido formalmente al indio al catolicismo. Pero en realidad el indio no ha renegado de sus viejos mitos. Su sentimiento místico ha variado. Su animismo subsiste. El indio sigue sin entender la metafísica católica. Su filosofía panteista y materialista ha desposado, sin amor, al catecismo. Más no ha renunciado a su propia concepción de la vida que no interroga a la Razón sino a la Naturaleza”[7]



El segundo de los 7 Ensayos es una defensa del derecho del indio a preservar su cultura. No lo pone necesariamente en estos términos pero discute aquellas ideas que proponen que el problema del indio es el de cómo lo asimilamos a la cultura occidental. Es frente a quienes creen que es un problema étnico, moral, educativo, religioso, etcétera; esto es, frente a quienes proponen que lo que debe hacer el indio es dejar de serlo e integrarse a lo occidental, que propone que es el problema de la tierra.



Pero bien leído el ensayo no hay un reduccionismo economicista en el planteamiento. Lo que ocurre es que la formula “el problema indígena es el problema de la tierra” se ha repetido tanto que nos hemos olvidado del desarrollo en el que está inmersa: “La cuestión indígena arranca de nuestra economía. Tiene sus raíces en el régimen de propiedad de la tierra”. Pero el arrancar no es quedarse y tener raíces no es dejar de tener ramas. El origen es económico pero la solución incluirá lo subjetivo: el espíritu colectivista será el espacio desde el que construiremos el socialismo. Por eso la mayor parte de los 7 Ensayos (5 de 7) están dedicados a lo cultural.



3. El marxismo de los 7 Ensayos

Visto lo anterior podemos pasar a una pregunta que ha inquietado a muchos[8] al punto que pareciera ser esto lo central del trabajo del Amauta: la concepción de marxismo que tiene Mariátegui y que alumbra los 7 Ensayos. Y es que el marxismo no es una doctrina unitaria sino más bien conflictiva. Hay varias corrientes que se asumen marxistas y que se niegan entre si. Una de ellas, la que más fuerza tuvo durante mucho tiempo, esquemática, desarrollista, dogmática, está en crisis. Y parece que no ha afectado esa crisis a nuestro pensador ya que se sigue discutiendo de él. Quizá más bien lo ha favorecido porque en el trance Mariátegui ha tomado fuerza.



Un primer elemento para definir el marxismo de Mariátegui es su especificidad. Responde al carácter especifico del capitalismo neocolonial que nos toca vivir. Responde tanto a su lógica sistémica como a su historicidad. Tanto a los conflictos que encierra como a las soluciones que quedan propuestas desde estos. El hecho histórico de que el capitalismo haya sido impuesto desde afuera le da una fuerza de cambio a quienes han sido victimas de esa colonización (indígenas) y potencia sus instituciones (comunidades) y su tradición. El desarrollo de Mariátegui sobre el Imperio Incaico hay que verlo más que desde la perspectiva del historiador desde la búsqueda de un mito fundacional.



Un segundo elemento es su subjetividad. “Mis juicios se nutren de mis ideales, de mis sentimientos, de mis pasiones” [9] dice al abrir un libro que dedica la mayor cantidad de ensayos a temas culturales. Se distancia así del determinismo tecnológico del marxismo acrítico que supone que el desarrollo automático de las fuerzas productivas generará mecánicamente una clase obrera revolucionaria. Para el Amauta más importante que el desarrollo productivo es el de la conciencia y este no sólo supone la producción de los intelectuales sino las formas de religiosidad popular o la tradición histórica.



Esto lo lleva a replantear la relación entre “estructura” y “superestructura” tomando en serio la insistencia del propio Marx según la que “el capital es una relación social de producción”, las relaciones económicas expresan relaciones sociales. El “feudalismo” o el “capitalismo” no existen sino en tanto relaciones entre el apropiador y el productor. Operan a través de una organización determinada de la producción, distribución e intercambio pero también de relaciones de clase sostenidas por correspondencia de poder y de ideología en el curso de formas de pensamiento hegemónicas y transgresoras. La relación del hombre andino con la Naturaleza citada por Mariátegui es una fuerza de cambio tan clara como el nivel de inversiones en minería por ejemplo. Así podemos entender que se establezcan contradicciones entre elementos que en el marxismo economicista serían “estructurales” y “superestructurales” y que estos últimos salgan ganando.



Podemos decir que se trata de un “marxismo político” en contra de un “marxismo económico”. Y por eso le dio tanta importancia a la lucha de clases. Tanto a al organización obrera como a lo que él llamó “el proceso contra el gamonalismo”. Las relaciones de producción, desde esta perspectiva, son cuestionadas como relaciones de dominio, el poder de organizar y regir la producción que tienen unos sobre otros. Asimismo el poder que condiciona la naturaleza de la organización política es cuestión de las relaciones entre las clases. En otras palabras, cuando nos preguntamos sobre el proceso económico lo hacemos con un fin practico: iluminar el terreno de la lucha.



He dicho que son 5 ensayos sobre temas culturales y 2 sobre problemas económicos pero en eso me he equivocado y debo corregirme. El ensayo titulado “Esquema de la evolución económica” toca temas culturales como el colectivismo indígena. El ensayo sobre “El factor religioso” nos menciona la labor del puritano en la creación de los Estados Unidos. No son dos regiones separadas sino una estructura continúa de relaciones y formas sociales con diferentes grados de distancia con respecto al proceso inmediato de producción y apropiación. Es aquí, en el método de acercarnos a la realidad social, en la nueva forma de entender a Marx donde reside el principal merito de los 7 Ensayos.









--------------------------------------------------------------------------------

[1] Antonio Gramsci, “La revolución contra El Capital” en MIA http://listserv.cddc.vt.edu/marxists/espanol/gramsci/nov1917.htm





[2] op cit

[3] 7 Ensayos, Editorial Minerva, Lima, 1928, p. 29.

[4] “La tradición nacional” en Peruanicemos al Perú, Lima, Amauta, 1975, p 121

[5] 7 Ensayos, p. 32

[6] Op. Cit. p. 252

[7] Op. Cit. P. 254

[8] Para solo citar algunos Michael Löwy, Aníbal Quijano, Alberto Flores Galindo,

[9] Op. Cit. P. 6

1 comentario:

  1. Hola, Daniel Mathews, interesante el articulo, bueno quisiera saber si es el mismo profesor Daniel Mathews q escribio estos articulos en la pagina Asustadores Indigenas, http://encina.pntic.mec.es/agonza59/indigenas.htm , de ser asi tengo un par de preguntas para usted, ademas saber si es o no este su correo electronico daniel__mathews@hotmail.com , mi correo es inkarri_212@hotmail.com

    ResponderBorrar

PLANETA PERU

PlanetaPeru: buscador del Perú

Seguidores

Archivo del Blog