domingo, 12 de octubre de 2008

Rv: [foro_centenario] Eduardo Ibarra: Gonzalo contra Mariátegui



--- El dom, 12/10/08, Santiago Ibarra <santiagoibarra05@yahoo.com> escribió:
De: Santiago Ibarra <santiagoibarra05@yahoo.com>
Asunto: [foro_centenario] Eduardo Ibarra: Gonzalo contra Mariátegui
Para: barricadacontraculturalantipostmodernista@yahoogrupos.com.mx, "Generación Resurgimiento" <generacion_resurgimiento@yahoogrupos.com.mx>, foro_centenario@yahoogroups.com, "us-jcm" <universidad_socialista_jose_carlos_mariategui@yahoogroups.com>
Fecha: domingo, 12 octubre, 2008 12:49

Gonzalo contra Mariátegui

 

                                                                 I

 

En cada país, la revolución para triunfar tiene que hallar su propia forma, su propio camino, su propio estilo. Esta es la tarea básica que tiene ante sí el proletariado de cada país.

 

Precisamente José Carlos Mariátegui fue absolutamente consciente de esta tarea. Por eso, analizando la revolución china, señaló que "Los jefes militares se mueven en la superficie del proceso de la Revolución. Son el síntoma externo de una situación que pugna por producir una forma propia" (t.16, p.105). Y refiriéndose a Sun Zhongshan (Sun Yat-Sen), indicó que "No pretendió nunca repetir, mecánicamente, en la China los experimentos europeos. Conformaba, ajustaba su acción revolucionaria a la realidad de su país. Quería que en la China se cumpliese una revolución china así como en Rusia se cumple, desde hace siete años, una revolución rusa" (ibidem, pp.171-172). Insistiendo en el análisis, subrayó que "Un pueblo de 400 millones de hombres, a través de este proceso lleno de alternativas y complicaciones, se esfuerza por encontrar la vía de su emancipación" (t.8, p.187).

 

Por eso en julio de 1925 llamó a aplicar "un método científico al examen de los problemas peruanos" y bosquejó "las bases de un programa de estudios sociales y económicos" (t.11, pp.54-55). En enero de 1927 reiteró la idea: "Hace año y medio que propuse la organización de una especie de seminario de estudios económicos y sociológicos que se proponga, en primer término, la aplicación del método marxista al conocimiento y definición de los problemas del Perú" (La organización del proletariado, p.150).

 

Pero, ante la indiferencia o interferencia de los demás, tuvo finalmente que acometer la tarea solo. Entonces definió su labor como "una contribución a la crítica socialista de los problemas y la historia del Perú" (Advertencia a los 7 Ensayos).

 

En su más trascendental contribución a esta crítica, los 7 Ensayos de Interpretació n de la Realidad Peruana , escribió en las líneas finales: "Por los caminos universales, ecuménicos, que tanto se nos reprochan, nos vamos acercando cada vez más a nosotros mismos".

 

Evidentemente, aquí "los caminos universales, ecuménicos", son la verdad universal del marxismo, la revolución proletaria mundial. Y "nosotros mismos" es nuestra realidad concreta.

 

Es verdad indiscutible que José Carlos Mariátegui realizó con un talento y una personalidad singulares la labor de hallar nuestra propia forma, nuestro propio camino, nuestro propio estilo. Como habría dicho Lenin, el Amauta desplegó "iniciativa, flexibilidad mental, inventiva, trabajo independiente en una tarea histórica original", como precisamente obligaba la solución de los problemas nuevos, concretos, particulares de la realidad peruana.

 

Por ello hay que saber apreciar el alcance de esta declaración suya de abril de 1928: "Creo haber dado algunas pruebas de mi aptitud para pensar por cuenta propia" (Correspondencia, t.2, p.371).

 

Evidentemente, con lo de "pensar por cuenta propia" puso en claro el contenido de su labor teórica. Y con lo de "algunas pruebas" puso de manifiesto su ejemplar modestia de dirigente proletario.

 

Pero además, en la Advertencia a los 7 Ensayos, Mariátegui afirmó tajantemente: "Tengo una declarada y enérgica ambición: la de concurrir a la creación del socialismo peruano".

 

Y es sabido que, con esa declarada y enérgica ambición, forjó los instrumentos intelectuales y materiales de la revolución peruana.

 

Como instrumentos intelectuales, sobre todo sus cuatro libros fundamentales, sus tres artículos básicos, sus tres documentos políticos, sus tres tesis teóricas, sus tres estrategias. Y como instrumentos materiales la revista Amauta, el periódico Labor, el Partido Socialista del Perú, la Federación de Yanaconas y la Confederación General de Trabajadores.

 

Y, con tales instrumentos, el marxismo halló su forma nacional y el socialismo peruano su camino propio. Por ello se dice con razón que Mariátegui es el fundador del marxismo peruano.

 

Y si el marxismo peruano es el pensamiento de Mariátegui, el Camino de Mariátegui es el Camino del Socialismo Peruano.

 

Creación heroica o calco y copia: he aquí la encrucijada basal de toda revolución tanto en la teoría como en la práctica. Y, como bien se sabe, en el inicio mismo del proceso histórico de nuestra revolución, Mariátegui resolvió esta encrucijada a favor de la creación heroica.

 

Por ello es una verdad incontrovertible que el marxismo peruano es la creación heroica de José Carlos Mariátegui. Y, esto quiere decir que el pensamiento de Mariátegui es la verdad de la revolución peruana.

 

Como escribió Roberto Gómez, "nuestro Amauta, de toda la vida, se dio la tarea de crearlo todo, desde el principio y con criterio de prudente independencia. José Carlos Mariátegui le dio a nuestro país, semifeudal y semicolonial, la más auténtica forma de aplicación de las leyes fundamentales del marxismo. Su pensamiento es la flecha que sin duda -y tal vez pese a nosotros- llegará a su destino. El tiempo no la detendrá" (Punto de Vista N°2, setiembre-octubre 1982, p.11).

 

II

 

Pero Mariátegui señaló también: "No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indo-americano. He aquí una misión digna de una generación nueva" (t.13, p.249).

 

Elevándose a un plano continental, Mariátegui llamó así a integrar la verdad universal del marxismo con la práctica concreta de la revolución latinoamericana.

 

Y no se puede negar que, en un proceso lleno de alternativas y complicaciones, el marxismo y el socialismo latinoamericanos van encontrando su forma y su camino.

 

Como no se puede negar tampoco que, con su creación, Mariátegui fundó el marxismo latinoamericano. Por eso, algunos de sus hallazgos teóricos son válidos también para otros países del continente, aunque ésta sea una verdad no siempre bien comprendida.

 

Pero, desde luego, es evidente que ni el marxismo ni el socialismo son iguales ni pueden ser iguales en todas las latitudes de nuestra América. De hecho, en cada uno de nuestros países el marxismo tiene que hallar su propia forma y el socialismo su propio camino.

 

En cuanto al marxismo, por ejemplo Mariátegui halló forma propia en el Perú. Y en cuanto al socialismo, por ejemplo el cubano halló camino propio en un proceso ciertamente lleno de alternativas y complicaciones.

 

Por ello no es casual que alguien llamara a Mariátegui "primer marxista de América". Y no porque fuera el primero cronológicamente hablando, sino porque, pese a quien le pese, es hasta hoy el teórico marxista más grande que ha dado esta región del mundo.

 

Por ello no es casual, tampoco, que todo revolucionario honrado reconozca a Cuba como el primer país socialista de América.

 

¿Creación heroica, entonces? ¿Calco y copia? Los marxistas de cada país tienen que resolver esta encrucijada.

 

III

 

Si con su Defensa del marxismo Mariátegui sustentó la línea ideológica del proletariado peruano, con sus 7 Ensayos sustentó su línea teórica, con su Ideología y política su línea política y con su El alma matinal su línea orgánica, su concepción del militante.

 

Y si con el artículo El 1º de mayo y el frente único sentó la necesidad de unir a todas las fuerzas unibles en la lucha común contra el enemigo común, con el artículo Un programa de estudios sociales y económicos llamó a integrar la verdal universal del marxismo con la práctica concreta de nuestra revolución y con el artículo Polémica finita dio ejemplo del estilo polémico del proletariado consciente.

 

Y si con el documento Aniversario y balance planteó el derecho del proletariado a organizarse en un partido de clase, con el documento Acta de constitución del partido proclamó la organización de los obreros y campesinos con carácter netamente clasista y con el documento Principios programáticos del Partido Socialista fundamentó la posibilidad de una solución socialista del problema agrario y señaló las dos etapas de la revolución socialista en el Perú.

 

Y si con su tesis Antecedentes y desarrollo de la acción clasista analizó la lucha del socialismo peruano contra el dogmatismo y el empirismo en el proceso de constitución del partido de la clase obrera, con su tesis Punto de vista anti-imperialista sentó las bases del antiimperialismo revolucionario en contraposició n al antiimperialismo demagógico pequeño burgués y con su tesis El problema indígena esclareció la posibilidad del socialismo en un país atrasado como el nuestro y la necesidad de resolver en primer lugar el problema indígena.

 

Y si con su afirmación de que "Una revolución no se cumple sino en muchos años" esclareció el principio estratégico de la revolución, su carácter prolongado, con su aserción de que "el poder se conquista a través de la violencia" y "se conserva... sólo a través de la dictadura", estableció el camino estratégico de la revolución, y con su conclusión sobre la sublevación de Atusparia de que "cuando la revuelta aspiró a transformarse en una revolución, se sintió impotente por falta de fusiles, de programa y de doctrina", estableció el plan estratégico de la revolución.

 

Y, así, hizo del partido de la clase obrera peruana un partido de ideas, un partido con una perspectiva cierta de convertirse en un partido de masas.

 

De este modo, pues, Mariátegui trazó una estrategia para la conquista del poder. Y, vicisitudes de por medio, en sus líneas maestras esta estrategia continúa vigente.

 

IV

 

Pero, como lo prueba la historia del partido, el leitmotiv del oportunismo de todo matiz ha sido siempre la negación abierta o encubierta de esta inmensa obra de José Carlos Mariátegui.

 

En efecto, los Ravines y los Martínez, los Del Prado y los Sotomayor, los Moreno y los Paredes, todos a su turno negaron de algún modo el pensamiento de Mariátegui.

 

Por ejemplo, todavía vivo Mariátegui, Ravines publicó en El Trabajador Latinoamericano, Montevideo, marzo-abril de 1930, año II, nº30, el artículo El problema indígena en América Latina, donde niega en redondo el análisis mariateguiano sobre la cuestión nacional en el Perú.

 

Y ya muerto Mariátegui, Martínez empezó a publicar en el número 30 de Amauta, abril-mayo 1930, el artículo La Reforma universitaria en Argentina, en el que niega completamente las tesis contenidas en el ensayo El Proceso de la instrucción pública, cuarto en la compaginación de los 7 Ensayos.

 

Y, como bien se sabe, así por el estilo procedieron los que siguieron los pasos de estos primeros detractores.

 

V

 

Si en la V Conferencia Nacional del PCP, l965, la militancia alcanzó la grandiosa victoria de retomar el pensamiento de Mariátegui, en la VI Conferencia Nacional, 1969, alcanzó la grandiosa victoria de establecerlo como la piedra angular de la Base de Unidad Partidaria (BUP).

 

Y, sin lugar a dudas, estas fueron victorias que se alcanzaron en ardua lucha contra los detractores del fundador del marxismo peruano.

 

Pero la evolución de la realidad peruana y de los acontecimientos mundiales exigía ya entonces el desarrollo de la teoría partidaria.

 

Esta exigencia se acentuó en los años 1970 con el experimento corporativo en el país, el vigente derecho a la revolución, los giros en la situación internacional y las controversias y luchas en el movimiento comunista internacional.

 

En tales condiciones, había que comprender que la adhesión al pensamiento de Mariátegui obligaba a aplicar su método de análisis a la situación actual, a desplegar el esfuerzo intelectual necesario para desarrollar su pensamiento.

 

Y esta era, obviamente, la única forma de avanzar la revolución, pues sin interpretació n no hay transformació n, sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario y sin pensamiento de Mariátegui no hay revolución en el Perú.

 

Y, esta verdad era un reto para el partido y, sobre todo, para sus dirigentes.

 

VI

 

Pero, ya a fines de los años 1970, el egotismo burgués empezó a revelar su trastienda y, a principios de los años 1980, excluyó el pensamiento de Mariátegui de la BUP. 

 

¿Cómo puede explicarse este hecho? ¿Cómo puede explicarse que una militancia que luchó por retomar el pensamiento de Mariátegui y establecerlo como la piedra angular de la BUP permitiera su sustitución por el llamado pensamiento Gonzalo?

 

Ciertamente la lucha armada, como promesa o realidad, opera en algunos individuos, más o menos impresionables, como un factor obnubilador, hasta el punto que termina por convertirse en sus conciencias en una pantalla que oculta los más gruesos contrabandos teóricos y las más graves desviaciones políticas.

 

Esta combinación de hecho impresionante y sujeto impresionable fue una de las causas que hizo posible la exclusión de Mariátegui de la BUP y el encumbramiento de Gonzalo.

 

Mariátegui señaló que el espíritu egotista es "la exasperación y la degeneración del viejo liberalismo burgués" (t.13, p.115). Esto es completamente cierto. Como es completamente cierto también que el seguidismo ante el egotismo vale lo mismo que cualquier otro seguidismo.

 

La combinación de egotismo y seguidismo fue otra de las causas que hizo posible la exclusión de Mariátegui y el encumbramiento de Gonzalo.

 

Y, esa exclusión significó nada menos que un rompimiento con Mariátegui.

 

Así, en vez de continuar el pensamiento de Mariátegui en función de la realidad actual, negación de su método revolucionario y negación de su teoría de la revolución peruana en más de un punto.

 

En vez de un reconocimiento correcto de los aportes de Mao al marxismo, un reconocimiento hinchado, caricaturesco, delirante.

 

En vez de unir a las fuerzas unibles en la lucha común contra el enemigo común, antagonizació n de las contradicciones en el seno del pueblo.

 

Y, desde un principio, en vez del mito de la revolución social del proletariado, mito del individuo.

 

Por eso, en vez de "relaciones estrictamente disciplinadas" , seguidismo. Y en vez de respeto a la militancia, menosprecio.

 

Y muy pronto, en vez de violencia racional y metódica, terror excitante.

           

En resumidas cuentas, en vez de acción proletaria, bohemia subversiva.

 

Para decirlo en otros términos, en vez de continuar el espíritu de los cuatro libros fundamentales, los tres artículos básicos, los tres documentos políticos, las tres tesis teóricas y las tres estrategias de Mariátegui, una línea oportunista de izquierda.

 

En una palabra, en vez de solidaridad, egotismo. Y, por tanto, en vez de centralismo, absolutismo; en vez de independencia, autoritarismo; en vez de coordinación, hegemonismo; en vez de autonomía, despotismo.

 

De este modo, pues, el egotismo burgués levantó pensamiento propio, estrategia propia, organización propia. De este modo, Gonzalo siguió los pasos de los Ravines y los Martínez, los Del Prado y los Sotomayor, los Moreno y los Paredes. Con la diferencia del caso, desde luego, pues, distintamente a los mencionados, lanzó a una aventura militar a la militancia de su partido y cometió la irresponsabilidad de consagrar su pensamiento como "arma estratégica, específica y principal", y, todavía más, de publicitarlo por debajo de cuerda como "cuarta etapa del marxismo".

 

Ahora bien, con el fracaso de la aventura senderista, ¿qué es lo que fracasó? Pues precisamente la estrategia de Gonzalo, ILA-80.

 

Este es el fondo del asunto. Este es el fondo del fracaso del egotismo. Este es el fondo que el jefe senderista trata de ocultar con frases tales como "la línea es correcta", "fracasamos por insuficiente desarrollo de nuestras fuerzas", "con la derrota carga el Bloque Escisionista" .

 

La verdad demasiado evidente, sin embargo, es que la línea política aplicada por el jefe senderista fue una línea oportunista de izquierda, y que, precisamente de este hecho, se derivó el fracaso de su estrategia militar. En consecuencia, es indiscutible que con la derrota carga principalmente Gonzalo.

 

VII

 

Por lo demás, es necesario recordar que, en una charla publicada bajo el título Para entender a Mariátegui, 1968, Gonzalo dijo que siguiendo la luz de Mariátegui sería "un teoriquito pequeñito" (Guerra popular en el Perú. El pensamiento Gonzalo, recopilación y edición de Luis Arce Borja, Bruselas, 1989, t.1, p.57). Pero ahora se sabe que no siguió esa luz y que, obnubilado por el egotismo, se empinó, cuando consideró que había llegado su oportunidad, para medirse con el propio Mariátegui. Y todo lo que consiguió fue revelar su oportunismo.

 

Mucho más tarde, ya en su desenfreno y rodeado de sus incondicionales, Gonzalo, en una intervención contra el llamado Bloque Escisionista, setiembre de 1994, expresó así todo su menosprecio por Mariátegui: "Tampoco han hecho campaña por el Pensamiento Gonzalo que es también estratégica y ellos ¿qué campaña ideológica proponen para responder a la ofensiva ideológica que parte de la ofensiva general del imperialismo? No vaya ser que estén celebrando el centenario de Mariátegui" (¡Unirse más, bregando decididamente en luchar por un acuerdo de paz y sentar bases, defender y combatir! El subrayado es nuestro).

 

Esta afirmación confirma que el pez muere por la boca, pues pone en claro que una cosa es el pensamiento de Mariátegui y otra cosa es el "pensamiento Gonzalo". Por eso el primero fue sustituido por el segundo. Por eso el "pensamiento Gonzalo" es una desviación del pensamiento de Mariátegui. Por eso es imposible pretender adherir al pensamiento de Mariátegui y, al mismo tiempo, al  "pensamiento Gonzalo".

 

VIII

 

Ciertamente el senderismo se movió en el interior del proceso histórico de la revolución. Fue un síntoma interno que, no obstante, no supo responder positivamente a la situación que pugnaba por continuar nuestro propio camino, el Camino de Mariátegui.

 

Pero las fuerzas de la historia prosiguen su acción. Y, en un proceso lleno de complicaciones, los comunistas peruanos se esfuerzan por aplicar vívidamente lo más sólido y válido de Mariátegui: su método revolucionario.

 

Su método revolucionario, con el cual hizo una brillante interpretació n de la realidad peruana y sentó las líneas maestras de su transformació n. Con este mismo método, estamos obligados, en nuestro tiempo, a defender el pensamiento de Mariátegui, a actualizarlo, corregirlo, desarrollarlo, actuarlo.

 

En este esfuerzo están empeñados los comunistas peruanos. Y expresión de sus avances es la aplicación de una estrategia que comprende ir de la educación revolucionaria de las masas populares a su organización igualmente revolucionaria, de la lucha electoral a la lucha armada, de la preparación pacífica de la revolución en todos los terrenos a la conquista violenta del poder.

 

Desde luego, el cumplimiento cabal de esta estrategia implica cribar la vanguardia. Y, precisamente, en un proceso lleno de complicaciones pero con la sola alternativa de construir un partido de nuevo tipo, se va cumpliendo esta tarea.

 

De este modo, pues, nos vamos acercando cada vez más a nosotros mismos. De este modo, el Camino de Mariátegui, hoy o mañana, llegará a su destino. Y su destino es la emancipación del pueblo peruano.

 

 

Eduardo Ibarra

biblioteca9@ hotmail.com

 

 

 

21.01.03.




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