viernes, 10 de octubre de 2008

Rv: [foro_centenario] Eduardo Ibarra: Mariátegui, Gonzalo y el Problema Primario del Perú



--- El jue, 9/10/08, Santiago Ibarra <santiagoibarra05@yahoo.com> escribió:
De: Santiago Ibarra <santiagoibarra05@yahoo.com>
Asunto: [foro_centenario] Eduardo Ibarra: Mariátegui, Gonzalo y el Problema Primario del Perú
Para: barricadacontraculturalantipostmodernista@yahoogrupos.com.mx, foro_centenario@yahoogroups.com, "Generación Resurgimiento" <generacion_resurgimiento@yahoogrupos.com.mx>, "us-jcm" <universidad_socialista_jose_carlos_mariategui@yahoogroups.com>, patria_libre@yahoogroups.com
Fecha: jueves, 9 octubre, 2008 2:05

Difundimos hoy jueves lo que por razones ajenas a nuestra voluntad no nos fue posible ayer miércoles, tal como es nuestra programación. 

 

CEJCM 

 

Mariátegui, Gonzalo y el Problema Primario del Perú

 

 

 

I

 

Empezaremos por señalar que la oposición de Gonzalo al pensamiento de Mariátegui es un problema teórico y, al mismo tiempo, un problema político.

 

Pues bien, a fin de dar una idea esencial de tal oposición, en el presente artículo confrontaremos las tesis de Mariátegui con las del jefe senderista en punto al problema principal de la sociedad peruana, al problema que Mariátegui llamó el problema primario del Perú. De esta manera podremos constatar la forma en que Gonzalo se apartó del pensamiento de Mariátegui en tan importante problema.

 

Como es de conocimiento común, el problema primario del Perú es el problema indígena. Y al señalar Mariátegui que el "problema del indio es, en último análisis, el problema de la tierra (t.11, p.46), puso de manifiesto que el problema indígena está íntimamente relacionado con el problema campesino, esencia de la cuestión nacional.

 

Pero además, Mariátegui señaló que "hay que contar con un factor concreto que le da al problema agrario peruano un carácter peculiar: la supervivencia de la comunidad y de elementos de socialismo práctico en la agricultura y la vida indígena. Para el socialismo peruano este factor tiene que ser fundamental" (t.13, pp.276-277). En su artículo Principios de política agraria nacional, julio 1927, precisó: "El 'ayllu', célula del Estado incaico, sobreviviente hasta ahora, a pesar de los ataques de la feudalidad y del gamonalismo, acusa aún vitalidad bastante para convertirse, gradualmente, en la célula de un Estado socialista moderno" (t.11, pp.109-110). Y en Principios programáticos del Partido Socialista, octubre 1928, agregó: "El socialismo encuentra lo mismo en la subsistencia de las comunidades que en las grandes empresas agrícolas, los elementos de una solución socialista de la cuestión agraria" (t.13, p.161). Finalmente, planteó con toda claridad: "El punto de partida, formal y doctrinal, de una política agraria socialista no puede ser otro que una ley de nacionalizació n de la tierra" (t.11, p.108).

           

Pues bien, en el Programa general de la revolución democrática del PCP-SL, no se traducen estas tesis mariateguianas. En el punto 4 de este programa puede leerse lo que sigue: "La liquidación de la propiedad semifeudal y de toda modalidad subsistente de la misma, confiscándola para entregar las tierras al campesinado, principalmente pobre, aplicando el principio 'la tierra para el que la trabaja'". Es decir Gonzalo no considera que para el socialismo peruano la supervivencia de la comunidad y de elementos de socialismo práctico en la agricultura y la vida indígena tiene que ser fundamental, así como tampoco que la comunidad campesina puede convertirse en célula del Estado socialista y que la nacionalizació n de la tierra sea el punto de partida de una política agraria socialista. De este modo propugnó lo que en un librito un seguidor suyo denominó con franqueza "la conquista de la tierra bajo la forma de propiedad privada campesina".

 

En otras palabras, el jefe senderista postula una solución democrático-burguesa del problema de la tierra y, así, su nueva democracia se parece más al contenido que tuvo en China que al peculiar contenido que tiene en el Perú por el hecho de que el problema de la tierra tiene aquí una solución en gran parte socialista.

 

Hoy existen en el Perú más de cinco mil comunidades campesinas y más de dos millones de comuneros. No era muy distinta esta situación en las décadas de 1970 y 1980. Pero Gonzalo no tuvo la capacidad de reconocerla, lo que significa que cuando habla de aplicar el marxismo la frase queda en frase porque en los hechos no tiene en cuenta los elementos más peculiares de nuestra realidad concreta.

 

II

 

Mariátegui señaló que el problema indígena "es el problema de la nacionalidad" (t.11, p.30). Por eso la alianza obrero-campesina, la lucha contra el gamonalismo, la lucha común contra el enemigo común, la lucha por el socialismo contienen "los gérmenes del porvenir de la nacionalidad" (ibidem, p.34). Esta es una constatación muy importante, pues la constitución de la nación peruana no es una formalidad sino el producto de una acción histórica de las amplias masas populares.

 

En el punto 8 del programa del PCP-SL se lee lo siguiente: "Culminar la formación de la nación peruana unificando realmente al país para defenderlo de toda agresión imperialista y reaccionaria, salvaguardando los derechos de la minoría". Pero el pueblo peruano sabe cuál fue la acción senderista en relación al campesinado que pretendía "levantar" y, también, en relación a la comunidad campesina como institución: con respecto al primero terminó ejerciendo la violencia y con respecto a la segunda ignoró su condición de elemento fundamental de la tradición indígena.

 

En general, el ultraizquierdismo trató las contradicciones en el seno del pueblo como antagónicas, negó la lucha común contra el enemigo común, y empleó sus armas, intelectuales y materiales, en combatir a revolucionarios bajo la absurda táctica de que "quien no está con nosotros está contra nosotros". Con ello melló el mito, la idea de la revolución socialista en el seno del campesinado indígena y, en general, en el seno  pueblo peruano.

 

De tal modo aquello de "unificando realmente el país" no puede entenderse sino como una frase vacía de contenido real. Y ya ni qué decir tiene de "los derechos de las minorías".

 

"Levantar al campesinado" y "culminar la formación de la nación peruana" son, desde luego, dos respetables objetivos. Pero la acción que, en la percepción de algunos, parecía ser la que podía conducir a alcanzarlos, significó por el contrario una flagrante desviación y, por último, una grave derrota.

 

Y esto demuestra, incluso en este caso en que hubo una militancia que derramó generosamente su sangre, que quienes se desvían del Camino de Mariátegui terminan siempre en el fracaso.

 

Por lo demás, el jefe senderista no desarrolló nada con relación a lo esclarecido por Mariátegui sobre la cuestión nacional. Hasta se le pasó la sugerente afirmación mariateguiana de que "si en la praxis del socialismo francés entrara la declamación nacionalista, el proletariado de Francia podría también descubrirle a su país, sin demasiada fatiga, una cuantiosa tradición obrera" (ibidem, p119). Sugerente, porque quiere decir que, en nuestro caso, a las tradiciones indígena, española y republicana, se agrega la tradición socialista. Esta tradición tiene entre nosotros su punto de partida en la acción de la primera generación del Socialismo Peruano y, por tanto, tiene su historia como factor aglutinante de las otras tradiciones que son parte del proceso de constitución de la nación peruana.

 

Por supuesto, Gonzalo apela de cuando en cuando a Mariátegui, pero sólo como tapadera. De hecho el jefe senderista levantó un pensamiento distinto al de Mariátegui, tal como acabamos de ver nada menos que en punto al problema primario del Perú, al principal problema de nuestra sociedad, al primer problema que tiene que resolver la revolución.

 

III

 

Mariátegui trazó una estrategia para ganar al campesinado indígena a la idea socialista. En primer lugar sostuvo que "los realizadores" de "la solución  del problema indígena" "deben ser los propios indios" (t.11, p.33). Y agregó que "dar un carácter organizado, sistemático, definido, a esta reivindicació n es la tarea que tenemos todos el deber de realizar activamente" (t.13, p.42), pues "una vez que el indio haya hecho suya la idea socialista, le servirá con una disciplina, una tenacidad y una fuerza, en la que pocos proletarios podrán aventajarlo" (ibidem, p.46). Por eso precisó: "el realismo de una política revolucionaria, segura y precisa, en la apreciación y utilización de los hechos sobre los cuales toca actuar en estos países, en que la población indígena o negra tiene proporciones y rol importantes, puede y debe convertir el factor raza en un factor revolucionario" (ibidem). Y puntualizó: "el problema no es racial, sino social y económico; pero la raza tiene un rol en él  y en los medios de afrontarlo. Por ejemplo, en cuanto sólo militantes salidos del medio indígena pueden, por la mentalidad y el idioma, conseguir un ascendiente eficaz e inmediato sobre sus compañeros" (ibidem, p.45). Y concluyó: "para la progresiva educación ideológica de las masas indígenas, la vanguardia obrera dispone de aquellos elementos militantes de raza india que, en las minas o los centros urbanos, particularmente en los últimos, entran en contacto con el movimiento sindical  y político. Se asimilan sus principios y se capacitan para jugar un rol en la emancipación de la raza. Es frecuente que obreros procedentes del medio indígena, regresen temporal o definitivamente a éste. El idioma les permite cumplir eficazmente  una misión de instructores de sus hermanos de raza  y de clase. Los indios campesinos no entenderán de veras sino a individuos de su seno que les hablen su propio idioma. Del blanco, del mestizo, desconfiarán siempre; y el blanco y el mestizo a su vez, muy difícilmente se impondrán el arduo trabajo de llegar al medio indígena y de llevar a él la propaganda clasista" (ibidem, p.44).

 

Evidentemente, esta estrategia mariateguiana responde a la realidad de nuestra dualidad histórica y, mutatis mutandis, en las décadas de 1970 y 1980 estaba vigente, como hasta ahora mismo. Pero Gonzalo llevó adelante una estrategia distinta, trasladando militantes urbanos, castellano-hablante s, a realizar trabajo en zonas rurales netamente quechua-hablantes, y de este modo se puso en juego no sólo la cuestión del idioma, sino también la mentalidad distinta de foráneos y lugareños. En consecuencia, es claro que la estrategia gonzaliana no tuvo en cuenta nuestro mayor problema histórico y, por esto, en el curso de la lucha armada senderista se reveló también el drama del Perú contemporáneo.

 

En la medida en que el problema indígena es un problema económico-social, la acción del ultraizquierdismo armado tuvo en un principio un apoyo más o menos importante en algunas zonas. Pero en la medida en que la raza tiene un rol en él y en los medios de afrontarlo, la estrategia mariateguiana era válida y hubiera tenido que seguirse. Precisamente el hecho de que no se siguiera explica en medida apreciable que el ultraizquierdismo perdiera finalmente el apoyo inicial que tuvo.

 

El senderismo se propuso el objetivo de "levantar al campesinado", pero su concepción de la revolución, su estrategia y sus métodos no le consintieron alcanzarlo. Por eso puede decirse que el fracaso de su lucha armada no fue el fracaso individual de sus combatientes sino el fracaso de una determinada concepción, de una determinada estrategia y de unos determinados métodos.

 

 

Eduardo Ibarra

 

12.01.03.

 

biblioteca9@ hotmail.com




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