LA IMPORTANCIA DE "EL CAPITAL"
Viernes 24 de octubre de 2008
Estimado Guillermo Yucra:
Coincidiendo con el inicio del siglo XXI ha comenzado la quinta etapa de la Crisis General del Capitalismo Mundial.
La contradicción fundamental del capitalismo es la contradicción entre el carácter social de la producción y la forma privada, capitalista, de apropiación de los productos. Al agudizarse esta contradicción fundamental, se ha ingresado a la quinta etapa de la crisis general del capitalismo mundial.
En esta nueva etapa, se están agudizando las crisis de los mercados de productos, las crisis de los mercados del dinero y valores, y el fenómeno crónico de las empresas que no trabajan a pleno rendimiento y el paro forzoso crónico en masa, en todos los países capitalistas, tanto en los países más desarrollados como EEUU, como en los países periféricos como el Perú. La conjunción de estas crisis de producción, crisis del comercio de productos y crisis de los mercados del dinero y valores, agudizarán las condiciones objetivas para el estallido de guerras por un nuevo reparto, y acelerarán la maduración de las condiciones subjetivas para el estallido de una nueva etapa de revoluciones proletarias en el mundo entero. En todo el mundo capitalista están madurando las condiciones de formación de una nueva situación revolucionaria. Solamente la maduración de la conciencia y la organización revolucionaria podrán transformar la creciente situación revolucionaria en crisis revolucionaria.
Desde comienzos de siglo, el centro del capitalismo mundial, la economía estadinense, ha sido sacudida por dos crisis cíclicas de superproducció n relativa. La primera estalló en marzo de 2001, y la segunda en agosto de 2007, es decir, hace más de un año.
Para tratar de contrarrestar los efectos de la primera crisis del siglo, la oligarquía financiera estadinense urdió dos planes contingentes, planes que han fracaso rotundamente en muy pocos años y han creado las condiciones para que la segunda crisis cíclica sea mucho mayor que la anterior. Como diría Mao Zedong, "han levantado una piedra, para dejarla caer sobre sus propios pies".
Al estallar la primera crisis cíclica del presente siglo, en marzo de 2001, la oligarquía financiera estadinense, aplicó dos planes para intentar reanimar la economía, que después de la crisis había entrado a una fase de depresión.
Su primer plan fue intentar la reanimación de la economía incentivando la industria de la guerra, para generar un aumento de la demanda de todo tipo de productos necesarios para las acciones guerreras. El 11 de setiembre de 2001, pocos días antes del ingreso de China a la OMC , el gobierno norteamericano provocó intencionalmente el atentado terrorista contra las Dos Torres Gemelas de New York, y como reacción lograron justificar y conseguir la ansiada "Unidad Nacional" para desencadenar las guerras de agresión contra Afganistan e Irak. En estas guerras, los grandes monopolios inicialmente obtuvieron grandes ganancias, pero actualmente están empantanados, por un lado por el grave déficit fiscal que provocaron, y por otro lado por la indoblegable resistencia de los pueblos agredidos.
Su segundo plan del año 2001, fue incentivar la reanimación económica impulsando las industrias de la construcción de viviendas y de los materiales de construcción, para lo cual forzaron la baja de las tasas de interés, facilitando los préstamos hipotecarios. Inicialmente, esta medida permitió reanimar temporalmente las diferentes ramas de la industria, a partir de la industria de la construcción que cumplía la función de locomotora. Las grandes empresas constructoras comenzaron a construir viviendas en forma masiva y obtenían grandes superganancias; a su vez, los bancos financiaban a plazos la venta de estas viviendas a familias de bajos recursos económicos; para garantizarse la recuperación del dinero invertido vendían la deuda a las grandes empresas de seguros; y estas, a su vez, revendían las deudas a las empresas reaseguradoras; y así sucesivamente en una cadena interminable de "reventa de deudas", creándose un gran festín financiero, que al final encarecía los precios de venta de las viviendas. El carácter parasitario del capitalismo era alimentado por el sobreprecio que tenían que pagar los cientos de miles de modestos compradores de viviendas.
Las bajas tasas de interés incentivaron la inflación, la cual en poco tiempo llegó a niveles incontrolables. La economía norteamericana ingresó así, a comienzos del año 2007, a una nueva etapa de superproducció n relativa, que estalló en agosto de ese año. Para intentar controlar la inflación el Banco Central estadinense aumentó nuevamente las tasas de interés. Los préstamos hipotecarios que se habían repartido sin mayores requisitos (los llamados subprime), se hicieron impagables, y se interrumpió bruscamente el sistema de pagos y la circulación del capital. Una tras otras comenzaron a derrumbarse las empresas de reaseguros, las empresas de seguros y los bancos. A su vez se paralizó el crecimiento de la industrias de la construcción y de los materiales de construcción, como consecuencia de la sobreproducció n relativa, generando el desempleo en esas ramas, la disminución del consumo de productos de primera necesidad (alimentos, vestido y calzado), lo cual llevó a la crisis de las industrias de esos productos, y a continuación se generalizó la crisis a todas las ramas de la economía, tanto de los bienes de consumo como de los bienes de capital. La crisis estalló primero en la economía norteamericana y después en todos los países capitalistas en esta etapa de globalización.
La crisis del mercado de dinero y valores es un reflejo de la crisis de producción y de la crisis de comercio. A su vez, la crisis comercial es un reflejo de la crisis de producción, que en última instancia es la decisiva.
La actual crisis no se puede reducir a simplemente una "crisis financiera" como vienen divulgando todos los comentaristas saturados de la concepción idealista, sino que es una crisis que en última instancia es una crisis de la producción capitalista. La actual crisis tampoco se puede reducir a una simple "crisis del neoliberalismo", como vienen pregonando todos los populistas, nacionalistas burgueses, y socialdemócratas, que pretenden superar al "neoliberalismo" recurriendo al capitalismo monopolista de estado, volviendo a levantar con Stiglish y Krugman a la cabeza, las viejas y fracasadas tesis keynesianas, que ya se aplicaron entre 1930 y 1980, con los resultados conocidos. La nacionalizació n burguesa de la banca que están aplicando el "camarada George Bush" en EEUU, hasta la "camarada Cristina Fernández" en Argentina, no resolverán la actual crisis. La actual crisis es una crisis general del capitalismo, y la única solución posible es resolver la contradicción entre el carácter social de la producción y el carácter privado de la propiedad, es decir la revolución socialista.
Estimado Guillermo:
Estos apuntes en borrador, los venía preparando para el inicio de la Cátedra Carlos Marx de "Crítica de la economía política" que debería comenzar el próximo lunes 03 de noviembre. Como no podemos seguir los males ejemplos de la improvisación, y no habiendo condiciones para el inicio de la cátedra presencial, entonces he considerado que lo más acertado era iniciar ese mismo día la cátedra virtual, modalidad que tiene la ventaja de llegar a un público más amplio.
Vuestra reiterada insistencia, desde el último sábado de setiembre en Huaycan, por conocer el texto de Marx que yo comenté con motivo del Seminario sobre "El Capital" desarrollado exitosamente en marzo de 2006, me obliga a adelantar la divulgación de estas líneas, que todavía faltan revisar y corregir. Espero sepan comprender y me disculpen por los errores e imprecisiones. Pero me atengo al criterio de nuestro maestro José Carlos Mariategui, quien nos enseñó que "no vale la idea perfecta, absoluta, abstracta, indiferente a los hechos, a la realidad cambiante y móvil; vale la idea germinal, concreta, dialéctica, operante, rica en potencia y capaz de movimiento".
Carlos Marx en carta a Becher, del 17 de abril de 1867, refiriéndose a la reciente publicación del libro "El Capital" le dijo que constituye "el más temible proyectil que se haya lanzado nunca contra la cabeza de los burgueses (terratenientes incluidos)"
En los últimos meses se ha generalizado un gran desconcierto entre los estudiosos y comentaristas de la economía mundial, y se viene difundiendo cualquier cantidad de antojadizas especulaciones pretendiendo "explicar" las causas, naturaleza y perspectivas de la crisis, eludiendo tocar lo esencial del capitalismo agonizante. Pero el instinto de las masas está señalando el camino a seguir para salir del desconcierto. En la última Feria Internacional del Libro realizada en Berlín, uno de los libros más solicitados ha sido la nueva edición de "El Capital", batiendo los records de ventas. Ese es un buen síntoma que los trabajadores del mundo han comenzado a armarse nuevamente con "el más temible proyectil que se haya lanzado nunca contra la cabeza de los burgueses"
A continuación le envío la primera parte de la Introducción del folleto La Importancia de "El Capital", del socialista argentino, M. Lebedinsky. Le he sacado fotrocopia al folleto de 30 páginas, y en la primera oportunidad se la entregaré. Igualmente le recomiendo la lectura, estudio y comentario de la carta de Engels a Konrad Schmidt del 27 de octubre de 1890. En la cual Engels explica de manera sencilla, clara y profunda, "la relación existente entre la dinámica de la producción, el comercio de productos y el mercado de dinero y valores". Su estudio es muy necesario para comprender lo esencial de la concepción materialista de la historia, y no dejarse sorprender por los teóricos idealistas que quieren reducir la gran conmoción mundial a una simple "crisis financiera", o únicamente a una "crisis del neoliberalismo", ocultando la crisis general del capitalismo mundial.
Atentamente
Miguel Aragón
PD.- se adjunta el texto solicitado. Promesa cumplida.
LA IMPORTANCIA DEL "EL CAPITAL"
Por M. Lebedinsky
Para los militantes, para los hombres progresistas, para los que están interesados en ayudar a que se mueva hacia delante la rueda de la historia, tiene primordial importancia la preparación ideológica. Justamente el campo ideológico es uno de los lugares elegidos por el imperialismo hoy, para dar la batalla decisiva.
Ahora bien, cuando se trata de sentar los cimientos de una muy sólida preparación marxista, las piedras básicas son, sin duda, los tomos de El Capital. A.B. Urovea dirá que es el fundamento monolítico sobre el que se levanta el edificio del marxismo. El juicio de los marxistas ha sido unánime en este punto. Aunque conocidos, no está de más recordarlos con esta introducción.
El mismo Marx escribía a Carlos Klings, en octubre de 1864 (Citado por C. Cogniot, Karl Marx, notre contemporain, Editions Sociales, Paris, 1968), que su intención al componer su obra era "asestar a la burguesía un golpe teórico del que no levantará jamás". En carta a Becher del 17/04/1867, sobre la aparición del 1er Tomo, insiste en su confianza de infligir a la burguesía una derrota teórica de la que no se pueda reponer. Además agrega que el libro constituye "el más temible proyectil que se haya lanzado nunca contra la cabeza de los burgueses (terratenientes incluidos)" (citado por Elmar Altvater, en Leyendo "El Capital", Caracas,-Madrid, 1972, que recoge varias notas sobre El Capital, de diferente valor). Vitali Vigodski, en Un libro imperecedero, Editorial de la Agencia de Prensa Nóvosti, agrega que el proyectil que apuntaba a la cabeza de la burguesía no sólo era portador de una carga explosiva, sino de una forma penetrante.
Engels señalaba en 1868 que "desde que existen sobre la tierra capitalistas y obreros no apareció un solo libro de tanta importancia para los obreros como el que tenemos delante nuestro" (citado por Cogniot). Lenin escribió que "Ahora desde que apareció El Capital, la concepción materialista de la historia no es ya una hipótesis, sino una tesis científicamente demostrada…" (Lenin, Quienes son los "amigos del pueblo" y como luchan contra los socialdemócratas, en Obras Completas, Ed. Cartago, 1969, tomo 1, pag. 152).
En el centenario de El Capital en la República Democrática Alemana (RDA), Walter Ulbricht expresó: "Este libro inició el viraje en la historia de la humanidad. Al descubrir la esencia del capitalismo, de su dinámica, de sus leyes, capacitó a la clase obrera para conducir la lucha de clases sobre una base científica". "Fue –agrega- el punto de partida teórico para la estrategia, la táctica de la clase obrera, para la destrucción del capitalismo y para la construcción del nuevo orden social socialista".
(M.Lebedinsky, primeros párrafos del folleto
"La importancia de 'El Capital'", folleto de 30 páginas)
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