Ecos de la Gran Conmemoración 1-2 Anexo
Mi papá trabaja
en una reunión
Darío Suaza es un competente profesional y un buen dirigente y, sobre todo, se siente siempre como tal y da importancia a su trabajo. Tiene oportunidad de poner en práctica su amplia experiencia.
Sin embargo, se mantiene muy ocupado.
Su hija Rosalía, en un examen de castellano contestó a la pregunta: "¿Dónde trabaja su papá?, con una sorprendente respuesta: "Mi papá trabaja en una reunión"
Revisando la agenda de Darío Suaza nos encontramos que en su programación de dos días de la semana aparece:
Lunes:
8:30 a.m. Despacho Judicial.
9:30 a.m. Asesoría Sindicato Alarifes.
1:00 p.m. Reunión Área Sindical
2:00 p.m. Reunión Coordinadora de Masas
3:00 p.m. Reunión Hora Radial Provincial
5:00 p.m. Reunión Pro Mitin Universidad
7:00 p.m. Reunión Grupo de Avanzada
9:00 p.m. Reunión Estudio Jurídico Dra. Buendía
Miércoles:
8:30 a.m. Redacción Demandas Pendientes
9:30 a.m. Asunto Legal Familia Cuadros
11:00 a.m. Reunión Comité Ejecutivo Sindicato Ferroviario
12:00 a.m. Mitin Relámpago Colegio de Abogados
2:00 p.m. Reunión Ministerio de Trabajo
4:00 p.m. Cita con Alberto D.
6:00 p.m. Reunión de Trabajo Taller Ideológico
9:00 p.m. Reunión Editorial Asociación Provincial
Cuando llaman a Darío Suaza a su oficina, la respuesta en un 80 % es que "está en una reunión"
La duración promedio de las reuniones es de dos horas, pero de muy pocas se sabe con claridad cuál es el tema a tratar. Y es que hay varios tipos de reuniones.
Tipo Tigre. Las más frecuentes, aquellas que nadie espera ni imagina; se agazapan y saltan sobre el dirigente en el momento más inesperado.
Tipo Gallo Tapado, a la cual usted está citado, pero ignora totalmente para qué es y por qué. Por supuesto, a veces se combinan ambas cosas.
Tipo Infinitus, que se extiende y se extiende sin intermedios ni final aparente.
Tipo Antonioni. Se sabe que se fue al cine, que se presenciaron buenas actuaciones, que se pagó la entrada, pero no se tiene la menor idea de lo que pasó en la pantalla. Le invade la certeza de que esa reunión (película) ya la ha "visto" varias veces.
Pero, ¿cómo dirige usted sus propias reuniones?
¿Es de aquellos que dan su opinión primero y después piden "democráticamente" la opinión de los demás?
¿O es de aquellos que citan a reunión para una cosa, discuten otra y acuerdan una tercera?
¿O de esos otros que citan a reunión pero son los reunidos quienes la dirigen?
Hay activistas que son muy buenos dirigiendo sus reuniones, pero se vuelven muy especiales cuando es otro el que la dirige. En esos casos tiran piedritas, no respetan el orden de la palabra, o se desconciertan y se dedican a calcular qué tiempo les falta para salir.
Pero, aunque no lo creamos, hay soluciones. Además, porque las reuniones hacen falta. Un plan para reducir el aspecto negativo de las reuniones debe lograr, mínimo:
-Reducirlas en número y duración
-Aumentar su efectividad
Las técnicas de conducir correctamente las reuniones las crearon los propios dirigentes mediante el sistema de ensayo y error.
Lo primero que uno hace con una reunión es tratar de no darla. Para ello se formula a sí mismo preguntas como: "¿De verdad hace falta?", "¿Sale mejor de esta forma?", ¿Si no la hacemos, ¿qué pasa?", "¿Con qué puedo sustituirla con ventaja?"
Por supuesto, hay reuniones que por mucho que usted se pregunte debe hacerlas. Entonces, hay que planificarlas de verdad, pues la calidad de ellas se decide, en buena medida, antes de que se realicen. Para ello puede guiarse por dos pasos:
1. Precise bien el objetivo a alcanzar. Esto es fundamental, pues define lo que se desea lograr. Todo lo que viene después, evalúelo y decídalo en función del objetivo definido.
2. Cree las condiciones. Si los participantes son fijos, determine si requiere invitar a otras personas. Si no son fijos, escójalos… pero busque calidad y no cantidad.
Determine qué material o información deben recibir con anticipación los participantes (inclúyase) que les permita prepararse bien.
Determine qué medios de trabajo se requiere (tablero, grabadora, proyector, mapa)
Fije claramente lugar, fecha, hora. Avise con tiempo.
Prepárese usted lo mejor posible. No improvise.
Entonces, para conducir adecuadamente una reunión:
1. Haga clara para todos la estrategia. Defina y explique los objetivos. Establezca el porqué de la reunión y su alcance. Ofrezca un panorama del problema y de su importancia.
2. Aplique fórmulas lógicas de trabajo. En la primera fase, vaya de lo general a lo particular o de lo particular a lo general, según convenga. Pero al decidir condúzcase siempre de lo general a lo particular. Descomponga el objetivo central en objetivos parciales. Busque siempre lo esencial y destáquelo cuando lo encuentre. Trate de localizar la causa de cada planteamiento. Cada cierto tiempo haga un resumen de lo principal y evalúe si se continúa o se concluye. No vacile en concluir si ha llegado el momento.
2. Cree un ambiente democrático. No comience la reunión proclamando su criterio. Estimule y reconozca la participación. No aplaste las opiniones aceptables, aunque se opongan a las suyas propias. No convierta la reunión en una tribuna personal, logre el trabajo en grupo. Combine la animación con la moderación, el respeto a la opinión ajena con la lucha contra lo absurdo, la camaradería con el rechazo a la burla criolla. Rompa con inteligencia las situaciones tensas. Trate de adecuar su actuación a la sicología y característica del grupo.
4. Estimule a pensar. Busque las contradicciones en lo que se plantea. Interrogue de manera que pueda motivar el pensamiento creativo (¿por qué?, ¿para qué sirve?, ¿qué opina usted?) Verifique hábilmente y con tacto si los participantes vienen preparados. Pida datos, fundamentos, consecuencias, variantes, ventajas, desventajas. Combata la superficialidad y el facilismo.
4. Gobierne siempre la acción. Comience a tiempo. Garantice el orden en el uso de la palabra; recuerde que usted da la palabra y sólo usted la quita. Proteja al que habla. Sonría si quiere, pero exija. Obligue siempre a concretar, a eliminar los rodeos, a no hacer repeticiones innecesarias, a mantenerse dentro de los objetivos. No permita las sub-reuniones. Acepte cierta indisciplina organizada cuando convenga, pero mantenga su derecho a terminarla cuando lo estime necesario.
6. Concluya inteligentemente. Las reuniones deben terminar con el logro de los objetivos planteados o al menos con definiciones de cómo lograrlos. Garantice no tener que repetir de nuevo la película, la reunión. Para ello:
-Tome acuerdos claros, estableciendo los responsables y las fechas de cumplimiento.
-Anote o haga anotar esos acuerdos.
-Verifique que todos entienden lo acordado.
Terminada la reunión:
1. Haga el recuento. Evalúe críticamente la calidad de la reunión en términos de:
-Cumplimiento de los objetivos,
-Tiempo empleado,
-Profundidad del análisis
-Grado de participación,
-Precisión de lo acordado.
Localice los defectos y los aciertos, e incorpórelos como experiencia.
Presente los acuerdos a quien corresponda.
2. Controle lo acordado. Verifique que lo acordado se cumpla en tiempo y forma. Tome medidas contra los incumplidos.
En conclusión, éstas son algunas indicaciones lógicas y útiles, no sólo para dirigir reuniones sino para muchas otras actividades. En resumen, ellas consisten en:
Planificar – Organizar – Ejecutar - Controlar.
Si lo hace bien, no sólo podrá lograr los efectos deseados sino, además, evitará que su hijo, hija (o colega) ande diciendo por ahí que su papá (o colega)
"Trabaja en una reunión"
Original de Orlando Carnota
Arreglos de Martha Polanía
(Sin fecha)
Adaptación de
Ragarro
15.01.04
Nota.- En la actividad práctica de cada generación se ha producido siempre el fenómeno de "reunionitis" que terminan desligando al activista de su entorno familiar, de su realidad social, y que agotan sus posibilidades de trabajo provechoso. En el proceso de la Gran Conmemoración este fenómeno se ha producido en la realidad cotidiana y en la realidad virtual. El exceso de reuniones es similar al exceso de información. Las reuniones largas, como los artículos largos, terminan embotando la capacidad del activista. Así, no pocos terminan renunciando a las reuniones… y al Internet.
Ragarro
21.10.08
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Luis Anamaría http://socialismoperuanoamauta.blogspot.com/
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