domingo, 12 de abril de 2009

El rumor de Rose


César Lévano
cesar.levano@diariolaprimeraperu.com


Hoy se cumplen 26 años de la muerte de Juan Gonzalo Rose, el poeta que nos mejoró la vida con sus versos y su vida transparentes.

Bueno es recordarlo en estos días en que las palabras de muchos políticos y periodistas chorrean fango.

Fui amigo fraterno de Rose desde nuestra temprana juventud y cultivamos juntos un amor intransigente e inalterable por la justicia y la belleza. Cuando él regresó del destierro en México, con esta frase me dedicó su libro Cantos desde lejos: “Para César Lévano, hermano del canto y la esperanza”.

Habíamos militado en la Juventud Comunista antes de que él partiera al destierro, y yo a largos años de cárcel. Al volver del exilio me dijo: “César: voy a escribir, pero no sobre ti, sino sobre la mujer que te esperó tanto tiempo cuando estabas tras las rejas”.

Ignoro si cumplió esa promesa. Sé que hay mucha poesía y prosa de Rose inédita, y también una zona adrede oculta.

Meses atrás, cuando en el Museo de la Nación se presentó la Obra Poética de Rose hice notar que faltaban algunos poemas, entre ellos la llameante “Voz de orden”, y también algunas canciones, sobre todo el hermoso yaraví “A los héroes del pueblo”, que tiene música de Manuel Acosta Ojeda. En vista de lo cual y por lo tanto, leí el poema y entoné el canto.

Fue una manera atinada, creo, de justificar mi presencia allí como presentador de una creación que conozco tanto como a su autor. Me redime el hecho de que hubo ovación y bravos.

Pocos saben, o hacen como que ignoran, que escribí el prólogo de una antología de Juan Gonzalo a la que titulé “Camino real”. La edición fue ocurrencia de admiradores del poeta bajos de fondos, pero aptos para la colecta

Los editores propusieron varios nombres para el prólogo: Alberto Escobar, José Miguel Oviedo, Washington Delgado y otras eminencias.

Rose movió la cabeza y despachó su voz de orden: “El prólogo lo hace César Lévano”.

Poeta de la ternura y el combate, Juan Gonzalo se apartó de la militancia partidaria decepcionado por las revelaciones sobre los crímenes de Stalin (lo expresó en una conferencia en la Biblioteca Nacional); pero eso no desmoronó su pasión por la justicia y el socialismo.

El viejo orden, aún subsistente, maltrató al adolescente puro; no le enturbió el corazón. Meses atrás, cuando depurábamos con Víctor Merino unos versos míos a los que hace mucho él puso música, Víctor recordó estas líneas desconocidas de Rose que él musicalizó:

Mi mano derecha no sabe
lo que hace mi mano izquierda.
Mi mano izquierda no sabe
lo que hace mi mano derecha.
Pero con ambas manos yo te amo
y levanto tu nombre sobre el tiempo,
con ambas manos tomo tu cabello,
flora del paraíso.
Junto mis manos para rezar
y las separo
para colocarlas en tus hombros,
única balanza de mi dicha.

Díganme si eso no es poesía, es decir, amor.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

PLANETA PERU

PlanetaPeru: buscador del Perú

Seguidores

Archivo del Blog