lunes, 6 de abril de 2009

Rv: [foro_centenario] De Cómo Ramón García Tergiversa a Mariátegui

En la recopilación titulada El Partido Comunista y JCM, una vez más Ramón García se ha parapetado detrás de Mariátegui, creyendo que así se pone a buen recaudo de toda crítica, pero esta vez con la nota particular de que además pretende aparecer como el depositario de la Creación Heroica del maestro del proletariado peruano. Para demostrar la falsedad de esta egotista pretensión, veamos cómo tergiversaba a Mariátegui en el pasado y cómo lo tergiversa en el presente.



“Un punto importante de la discusión para la formación del Partido, fue el concerniente a su carácter legal. Como consta en el Acta, de acuerdo a las circunstancias concretas, el Partido fue denominado Socialista, para poder aprovechar en algo las posibilidades legales. Pero todos estuvieron de acuerdo en constituir, dentro de la organización, los grupos secretos que velarían por el carácter bolchevique del Partido. A partir de mayo de 1930 el Partido tomó definitivamente el nombre de Comunista. Por ello, el Partido, desde su formación, nació como Partido Comunista; y sólo formalmente y por poco tiempo llevó el nombre de Socialista” (La organización del proletariado, p.197, nota al pie. 1967. Subrayados en el original).



“En el original, el Partido llevaba el nombre de socialista. La táctica de nominar al Partido como Socialista, manteniendo la organización bolchevique en secreto, amenazaba al Partido con la infiltración de elementos reformistas. Además, las condiciones de ingreso en la III Internacional exigían, para la estricta distinción entre la revolución y el revisionismo, que los partidos bolcheviques se denominaran Partido Comunista, agregándoles el nombre del país en genitivo. Contemplada esta situación, José Carlos Mariátegui propuso la correspondiente rectificación, en la reunión del Comité Central del 1º de marzo de 1930. A mediados de marzo, la vieja dolencia de José Carlos Mariátegui de José Carlos Mariátegui recrudeció. Las sesiones se suspendieron. Después del fallecimiento de José Carlos Mariátegui, el Comité Central se reunió en Chosica, el 20 de mayo, y aprobó el cambio de nombre. Desde esa fecha, la organización de los comunistas peruanos lleva el nombre de Partido Comunista” (Ibidem, p.198, nota al pie).



Comentario: Lejos del ejemplo de Mariátegui, García no ha tenido el coraje de autocriticarse en primera persona y públicamente de estas flagrantes tergiversaciones de la verdad histórica. En el artículo Por qué socialista, 02.05.88, escribió: “En la historia del socialismo peruano hay un punto hasta ahora no aclarado: el nombre del partido. ¿Por qué JCM propuso el nombre de Partido Socialista? ¿Es cierto que fue por ‘táctica’? ¿Es cierto que ‘reconoció’ este error? ¿Es cierto que se apresuró a corregirlo al final de su vida?” “Esta versión negativa y antojadiza, basada en torpes especulaciones de ‘me dijo’, ‘le escuché’, sugirió’, etc., hasta ahora circula libremente no obstante que hay publicada ya abundante documentación propia de JCM que demuestra lo contrario: no fue por táctica, se reafirmó siempre en ella, jamás transigió en el cambio”. “Entonces, hay que ir a las fuentes, hay que estudiar la experiencia internacional. Las enseñanzas que se obtengan, sin duda alguna dejarán atrás esta versión amañada y abrirán nuevas perspectivas en el desarrollo del Socialismo Peruano”. ¡Como si él mismo no hubiera tenido nada que ver con la “versión negativa y antojadiza, basada en torpes especulaciones”! ¡Como si él mismo no hubiera tenido nada que ver con la “versión amañada” del nombre fundacional del Partido!



“Esta necesidad del frente único la expresó JCM simultáneamente con la necesidad del partido de clase. El 30 de junio de 1923, en su tercera conferencia sobre la historia de la crisis mundial, señaló: ‘soy partidario antes que nada del frente único proletario. Tenemos que emprender juntos muchas largas jornadas” (Punto de Vista Nº1, p.31. 1982).



Comentario: La afirmación suficientemente completa de Mariátegui es la siguiente: “soy partidario antes que nada del frente único proletario. Tenemos que emprender juntos muchas largas jornadas. Causa común contra el amarillismo. Antes que agrupar a los trabajadores en sectas o partidos agruparlos en una sola federación” (t.8, p.33. El subrayado es mío). Cualquier persona con dos dedos de frente tiene que darse cuenta de que la mutilación de la aserción mariateguiana deviene tergiversació n al utilizarse la frase extrapolada en un sentido extra-sindical, general, político, que no tiene en el contexto verbal donde aparece, constatación que no niega ni puede negar la verdad de que Mariátegui fue partidario del frente unido político del proletariado, tal como lo hemos demostrado en los artículos Mariátegui y el frente unido y Defensa de una verdad mariateguiana. Precisamente la mutilación-tergivers ación del aserto de Mariátegui de que tratamos, es, hasta donde está averiguado, el punto de partida de ulteriores tergiversaciones cada vez más groseras, como veremos enseguida.



“Señaló [Mariátegui] que ‘el capitalismo ha dejado de coincidir con el progreso’, y que por lo tanto el socialismo sucede al capitalismo en la empresa del desarrollo. Y en Aniversario y Balance planteó: ‘Capitalismo o socialismo. Éste es el problema de nuestra época (IX.28). Ésta es precisamente la base para sostener el nombre de Partido Socialista”. “Y si el socialismo es el llamado a reemplazar el capitalismo, se entiende entonces el porqué del nombre” (El socialismo peruano”. 02.05.88).



“Respecto al Partido, ahora se acepta diversidad de nombres. Por ejemplo, los partidos en el Poder: 1 Partido del Trabajo de Albania, 2 Partido Socialista Unificado de Alemania, 3 Partido Comunista de Bulgaria, 4 Partido del Trabajo de Corea, 5 Partido Comunista de Cuba, 6 Partido Comunista de Checoeslovaquia, 7 Partido Comunista de China, 8 Partido Socialista Obrero Húngaro, 9 Partido Obrero Rumano, 10 Partido Comunista de la Unión Soviética , 11 Partido de los Trabajadores de Vietnam, 12 Liga de los Comunistas de Yugoeslavia. “Esta es la demostración más evidente de que el término socialista, de ninguna manera puede ser sinónimo de reformista. El partido de Marx, el partido de Alemania, se llama precisamente Partido Socialista”. “Ésta es la demostración más evidente de que el término comunista, de ninguna manera es obligatorio. Sólo cinco de los catorce partidos en el Poder llevan el nombre de Partido Comunista, es decir, sólo un tercio. Y si la realidad internacional le da la razón a JCM, ¿no estamos en mora de darle la razón nosotros mismos también?” (El movimiento comunista. 02.05.88).



Comentario: Ocurre, sin embargo, que la verdad histórica (y teórica) es que Mariátegui solventó su proyecto de un Partido Socialista, en los siguientes argumentos concretos: 1) “En Europa, la degeneración parlamentaria y reformista del socialismo ha impuesto, después de la guerra, designaciones específicas. En los pueblos donde ese fenómeno no se ha producido, porque el socialismo aparece recién en su proceso histórico, la vieja y grande palabra conserva intacta su grandeza. La guardará también en la historia, mañana, cuando las necesidades contingentes y convencionales de demarcación que hoy distinguen prácticas y métodos, hayan desaparecido” (t.13, p.249). 2) “De acuerdo con las condiciones concretas y actuales del Perú, el Comité concurrirá a la constitución de un partido socialista, basado en las masas obreras y campesinas organizadas” (Martínez, Apuntes para una interpretació n marxista de historia social del Perú, t.II, p.398). 3) “La palabra comunismo puede suscitar supersticiosas aprensiones, aunque la práctica del único estado comunista del mundo - la U.R .S.S.- le enseñe que no existe entre los dos términos más conflicto que el originado por el cisma entre reformistas y revolucionarios y por la necesidad práctica eventual de distinguir estos dos campos con dos rótulos diversos” (t.18, pp.165-166). En consecuencia, es sumamente expresivo (y sintomático) que, en su argumentación, García silencie la afirmación mariateguiana que aparece nada menos que en los acuerdos de la Reunión de Barranco: “De acuerdo a las condiciones concretas y actuales del Perú”, etcétera. Este silenciamiento es una burda maniobra, una gruesa tergiversació n, un claro intento de hacer a un lado el argumento medular de Mariátegui. Como se ha visto, García pretende fundar su argumentación en razones de orden general y, por tanto, válidas para todos los países y todas las situaciones sin excepción, mientras, como es claro, Mariátegui fundó su propuesta de un Partido Socialista en argumentos de orden particular, válidos para el Perú de su tiempo y algunos otros países con condiciones semejantes. Pero García silencia este hecho y, peor aún, utilizando algunas afirmaciones mariateguianas de forma descontextualizada, pretende hacer pasar sus argumentos como si fuesen de Mariátegui. Esto es lo que se llama parapetarse detrás de Mariátegui. Esto es lo que se llama utilizar tendenciosamente al maestro del proletariado peruano. Esta es la forma de tergiversar a Mariátegui que García ha puesto en boga.



“El PSP tenía dos niveles: internamente funcionaba como ‘facción orgánica y doctrinariamente homogénea’ (como ‘célula de los siete’); externamente aspiraba a ser ‘el primer gran partido de masas e ideas de toda nuestra historia republicana” (Aniversario 80 (05).22.09.07).



Comentario: Esta es la más grosera tergiversació n de la concepción mariateguiana del partido del proletariado peruano. Para demostrarlo basta con citar este aserto que aparece en los Principios programáticos del Partido Socialista: “El marxismo-leninismo es el método revolucionario de la etapa del imperialismo y de los monopolios. El Partido Socialista del Perú, lo adopta como su método de lucha” (t.13, p. 162). Esto quiere decir que el marxismo-leninismo fue la base de unidad del PSP, de todo el Partido, del Partido en su conjunto, y no únicamente de la “célula secreta de los siete”. Pero esta no es la única prueba del proyecto mariateguiano de un partido doctrinariamente homogéneo (es decir, sin “dos niveles”), pues existen muchas otras, aunque, a fin de no extendernos, remitimos al lector acucioso a nuestros artículos El partido de masas de Mariátegui y Mariátegui y el Partido Socialista. Es, pues, falso de toda falsedad que el PSP tuviera “dos niveles”, uno doctrinariamente homogéneo y otro doctrinariamente heterogéneo, y que esta fuera la concepción mariateguiana del Partido. La concepción del Partido como uno con “dos niveles”, pertenece al Hugo Pesce de la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana de junio de 1929. Así pues, lo que García hace es asumir esta concepción y, peor aún, pretender pasarla como si fuese de Mariátegui. La constitución de una “célula secreta de los siete” en la Reunión de La Herradura se hizo con el fin de copar el “Comité Ejecutivo del Partido Socialista” y asegurar así la estabilidad del proyecto de partido de Mariátegui. En consecuencia, es claro que dicha célula tenía un carácter temporal y no un carácter permanente. Quien después, siguiendo a Pesce, sostuvo expresamente que la “célula secreta de los siete” tenía un carácter permanente, fue Jorge del Prado: “dentro del comité organizador del partido, constituido en 1928, él [Mariátegui] se preocupó de organizar una ‘célula’ (o fracción) comunista, encargada de garantizar en forma permanente la justa línea política del partido” (Aricó, José, Mariátegui y los orígenes del marxismo latinoamericano, Cuadernos de Pasado y Presente, México, 1980, p.85. El subrayado es mío).. Existe, pues, en lo tocante a la interpretació n de la organización del PSP, una línea de continuidad Pesce-del Prado-García.



“Disuelta la Internacional Comunista , se oficializó el desuso del Lexicón Octubrino”. “Y de las tres consignas básicas, precisamente las cuestionadas por JCM, sólo queda el Marxismo-Leninismo, pero cada vez más limitada geográficamente a la URSS. Este término sólo se encuentra dos veces en la obra de JCM, y ambas indicando el método marxista, no la doctrina. Y menos como nueva época. No es casual que su obra se llame Defensa del Marxismo, a secas, y no, por ejemplo, Defensa del Marxismo-Leninismo” (El movimiento comunista.02.05.88. Los subrayados son míos).



Comentario: Es evidente que el fondo de esta afirmación es negar el marxismo-leninismo como denominación de la teoría proletaria, como la Base de Unidad del Partido y, específicamente, el leninismo como el marxismo de nuestra época. Como se sabe, esta negación ha sido obsesiva y torpemente argumentada en algunos escritos. Pero además, la afirmación de que tratamos tiene también como fin negar la cualidad marxista-leninista de Mariátegui, es decir, desnaturalizar su personalidad ideológica. Esta negación también ha sido obsesiva y torpemente argumentada en algunos escritos. Sin embargo, como es de conocimiento común, Mariátegui fue terminantemente explícito en los Principios programáticos del Partido Socialista: “El capitalismo se encuentra en su estadio imperialista. Es el capitalismo de los monopolios, del capital financiero, de las guerras imperialistas por el acaparamiento de los mercados y de las fuentes de materias brutas. La praxis del socialismo marxista en este período es la del marxismo-leninismo. El marxismo es el método revolucionario de la etapa del imperialismo y de los monopolios. El Partido Socialista del Perú, lo adopta como su método de lucha” (t..13, p.160). Como puede constatar el lector que no padece de ceguera, daltonismo, sordera o estulticia, García silencia este principio programático y con el estadístico recurso de que el término marxismo-leninismo “sólo se encuentra dos veces en la obra de JCM”, pretende que el maestro utilizó el término sólo accidentalmente, y, todavía más, con el pretexto de que Mariátegui utiliza los términos estadio, período, etapa, pretende negar el leninismo como el marxismo de nuestra época. Esto es lo que se llama parapetarse detrás de Mariátegui. Esto es lo que se llama utilizar tendenciosamente al maestro del proletariado peruano. Esta es la forma de tergiversar a Mariátegui que García ha puesto en boga.



“El 07.10.04 se formó una Comisión inicial para la conmemoración militante de los 80 Años de la Creación Heroica de José Carlos Mariátegui (1928-2008)” (Aniversario 80 (01). 28.07.07. Subrayado en el original).



Comentario: Como es evidente, una cosa es la Creación Heroica de Mariátegui y otra cosa son sus expresiones más altas, como son los 7 Ensayos y el PSP La Creación Heroica de Mariátegui es su Pensamiento Marxista y, hasta donde está averiguado, este Pensamiento tiene su fecha de nacimiento con el artículo El cisma del socialismo, de marzo de 1921. En consecuencia, tomar la fecha de publicación de los 7 Ensayos y la fecha de fundación del PSP como si fuesen el punto de partida de la Creación Heroica de Mariátegui, es, en unos casos, una flagrante falsificación de la verdad histórica y, en otros, una completa confusión. Fechar el nacimiento de la Creación Heroica de Mariátegui implica responder a la pregunta de cuándo data la primera expresión del pensamiento marxista del maestro del proletariado peruano, y no la pregunta de cuáles son sus expresiones más altas. Establecer sus expresiones más altas es valorar las diversas conquistas que forman parte de la Creación Heroica de Mariátegui, pero esto es otra cosa. Pasar, pues, una cosa por otra -deliberadamente o ingenuamente- equivale a pasar, por ejemplo, la fecha de nacimiento del marxismo como concepción integral del mundo (lo que se dio, como se sabe, con la escritura de la Ideología alemana entre fines de 1845 y comienzos de 1846) por sus expresiones más altas (Manifiesto del Partido Comunista, publicado en febrero de 1848, y El Capital, publicado en 1867 en su primer tomo). Y no importa en absoluto si algunos falsarios y algunos confundidos tomen los meses de octubre-noviembre de 1928 para datar el nacimiento de la Creación Heroica de Mariátegui. Ni mil que fueran. Pues la verdad histórica es que la Creación Heroica de Mariátegui cumplió el año pasado su 87 y no su 80 Aniversario y, por tanto, este mes de marzo cumple su 88 Aniversario. La falsificación de la historia de la Creación Heroica de Mariátegui tomando sus expresiones más altas por fecha de nacimiento es lo que se llama parapetarse detrás de Mariátegui. Es lo que se llama utilizar tendenciosamente al maestro del proletariado peruano. Es la forma de tergiversar a Mariátegui que García ha puesto en boga.



“ La Gran Conmemoración , 7 de Octubre de 2008 ha puesto por fin la Creación Heroica de JCM como centro del Socialismo Peruano. Este trabajo prolongado de crítica de ideas, ha requerido de ¡80 años! Y el esfuerzo de generación tras generación. No sólo Ravines y Martínez desecharon esta Creación Heroica. En los años 80, cada Partido Comunista tuvo que pronunciarse: I Partido Comunista (Unidad), II Partido Comunista (Bandera Roja), III Partido Comunista (Patria Roja), IV Partido Comunista (Sendero Luminoso)”. “Comparando el Documento Central Nuestra Posición con este material se puede captar la magnitud del paso dado, la importancia de la tarea de preparación de la organización y que, por fin ¡Mariátegui ha regresado para quedarse definitivamente entre nosotros!”.



Comentario: De entrada, hay que aclarar que el Comunicado de la Organización Comunista 14 de Junio-PCP representó a una facción minoritaria de esta organización, por lo que al no precisar García este hecho, su afirmación resulta tendenciosa. Al mismo tiempo, dicho Comunicado no representó tampoco la posición oficial del PCP (SL), por lo que la mención de esta organización sobre la base de dicho Comunicado faccional, es igualmente tendenciosa. Lo correcto, en este último caso, hubiese sido que García citara lo que Gonzalo dijo de Mariátegui en la entrevista que le hiciera Arce Borja en julio de 1988, y que comparase sus palabras con su práctica. Pero no me extenderé sobre estas tendenciosidades, por cuanto después de todo el lector no bloqueado por el seguidismo conoce perfectamente los métodos criollos a los que suele recurrir el autor de las mismas.



La facción de García tenía el objetivo de fundar un otro partido socialista alrededor del 80 Aniversario de la publicación de los 7 Ensayos y de la fundación del PSP (que no de la Creación Heroica de Mariátegui). Pero, como es de conocimiento general, esta intención no se concretó. Como resultado de esto, García pretende ahora que a falta de hechos, buenas son palabras. Y, así, consuela a sus partidarios con infundada grandilocuencia: “Gran Conmemoración”, “la magnitud del paso dado”, “la importancia de la preparación de la organización”, “Mariátegui ha regresado para quedarse definitivamente entre nosotros”, “edición Príncipe”, etcétera. Es evidente que, con esta misma verba, busca, al mismo tiempo, autoconsolarse. No ha tenido, pues (NO TIENE) el coraje de mirar cara a cara a la realidad y reconocer el fracaso de su intención. No obstante su egotismo, Gonzalo tuvo, a la postre, el valor de reconocer el fracaso de su proyecto: “Hay que tener el valor de mirar de frente la amarga verdad” (Asumir y combatir por la nueva decisión y nueva definición). García, en cambio, prefiere ocultar su propio fracaso con algunas pocas frases. Esto demuestra que, en punto a espíritu autocrítico, está por debajo de Gonzalo, e, incluso, también por debajo de algunos elementos de su propia facción que, menos subjetivos en relación al tema, han hablado de “dificultades”. Pero García sabe por qué les dora la píldora a sus partidarios. Para verdadero consuelo suyo, sin embargo, hay que anotar que el fracaso de su proyecto es únicamente temporal, pues, desesperado como está, en cualquier momento procederá a fundar su sedicente partido, aunque negando los vigentes caracteres del PSP: partido de masas y de ideas, marxista-leninista, adherido a la Tercera Internacional y con un estatus legal (la adhesión a la Tercera Internacional hay que entenderla en su esencia, es decir, como la adhesión al internacionalismo proletario). Decimos “aunque negando los caracteres del PSP”, porque tal fundación se haría sin un verdadero arraigo de masas; levantando ideas oportunistas en punto a fundamentales cuestiones dirimentes; desconociendo el marxismo-leninismo como base de unidad; manteniendo una política internacional de conciliación con el revisionismo y encubridora de la restauración capitalista; y, finalmente, quizás incluso sin aspirar a un estatus legal (o sin poder alcanzarlo). Esto quiere decir que si el proyecto de García ha cobrado un fracaso temporal desde el punto de vista de su cronograma, la fundación de su partido, hoy o mañana, que él y sus partidarios tomarán como un logro, significará, sin embargo, nada más que la consumación organizativa de su oportunismo en lo ideológico-polí tico.



La Creación Heroica de Mariátegui, es decir, el Pensamiento de Mariátegui, o sea, el Pensamiento Marxista de Mariátegui, siempre ha estado en “el centro del Socialismo Peruano”, y negar esto, así sea bajo la forma sibilina en que lo hace García, es convertir en algo ininteligible la octogenaria lucha por el reconocimiento de su vigencia. Pero García pretende que la “Gran Celebración, 7 de octubre de 2008 ha puesto por fin la Creación Heroica como centro del Socialismo Peruano” (el subrayado es mío). Es decir, pretende que sólo con su facción, o sea, con él, la Creación Heroica de Mariátegui “por fin” ha sido puesta “como centro del Socialismo Peruano”. Por eso agrega demagógicamente: “Este trabajo prolongado de crítica de ideas, ha requerido de ¡80 años! Y el esfuerzo de generación tras generación”. Según, pues, su egotista punto de vista, la lucha teórica de las diversas generaciones del Socialismo Peruano ha servido para que él como individuo ponga “por fin” la Creación Heroica de Mariátegui “como centro del Socialismo Peruano”. ¡Ciertamente este egotismo no tiene nada que envidiarle al egotismo de Gonzalo!



El examen del documento Nuestra posición requiere, como es obvio, tratamiento específico. Pero aquí podemos dejar sentado que lo que hace este documento es ocultar con la letra los gruesos contrabandos de García y su facción. Veamos esto.



En cuanto a la verdad universal, García y su facción niegan de hecho la universalidad del leninismo y del pensamiento de Mao, es decir, niegan que el marxismo haya tenido (que tenga) un desarrollo universal. Por eso pretenden reducir la denominación de la teoría proletaria a la sola palabra marxismo, con lo que abren las puertas a la amalgama ideológica con toda suerte de oportunismo. La confusionista campaña contra el marxismo-leninismo (Base de Unidad Partidaria -BUP- establecida por el propio Mariátegui en los Principios programáticos del Partido Socialista), prueba el oportunismo de García y su facción.



En cuanto a la verdad particular, no obstante que en puntos específicos mantienen ideas correctas (lejos de nosotros la mezquina actitud de negar aciertos), con su tergiversació n de Mariátegui en punto a fundamentales cuestiones dirimentes como el nombre del Partido, la estrategia política, la estructura del Partido, la BUP , la cualidad marxista-leninista del fundador del PSP, etcétera, se han apartado del centro del Socialismo Peruano. Esto prueba el oportunismo de García y su facción.



En cuanto a la política concreta, con su negación de la tesis marxista de “la conquista del poder político como base de la socialización de la riqueza” (Mariátegui) bajo el argumento de un “nuevo municipio” como “germen del socialismo”, García y su facción confunden reivindicaciones máximas (derecho al trabajo, vida digna material y espiritual) con reivindicaciones mínimas, llegando así a una curiosa mezcla de maximalismo verbal y reformismo real, pues, en el fondo, con aquello del “nuevo municipio” (“corporación de trabajo, legislativa y ejecutiva a la vez”, que “tiene que planificar su economía asumiendo sus funciones de producción, administració n y gobierno”), de hecho plantea que el municipio sea una suerte de poder novodemocrático local en las condiciones generales del poder gerontodemocrá tico de la burguesía. Para el marxismo, sin embargo, el desarrollo de una nueva economía tiene como condición sine qua non un nuevo poder político, es decir, en las actuales circunstancias históricas concretas, el poder conjunto de las clases trabajadoras. Pero ocurre que con su “nuevo municipio” (es decir con su “germen del socialismo”), García propone de hecho la convivencia del poder de la burguesía a escala general con el poder conjunto de las clases trabajadoras a escala local. Es decir, sugiere una dualidad de poderes que únicamente es posible en un proceso de guerra popular prolongada, y no en un proceso de acumulación de fuerzas en un país como el Perú de hoy, en el que, por desarrollo histórico, el camino de la revolución es la insurrección urbana. Y por cuanto, por razones obvias, semejante dualidad de poderes no puede concretarse realmente, entonces puede comprenderse que el contenido del “nuevo municipio” (“corporación de trabajo, legislativa y ejecutiva a la vez”, que “tiene que planificar su economía asumiendo sus funciones de producción, administració n y gobierno”) no tiene más destino que resolverse en reformismo y, como consecuencia de ello, el propio “nuevo municipio” en célula del Estado burgués. Hoy, la estrategia política del proletariado no es la de una guerra de posiciones en el sentido físico del término, sino la de una guerra de posiciones en su sentido ideológico-polí tico. Esto no significa en modo alguno que no haya que actuar un nuevo estilo de lucha y trabajo municipales, sino únicamente no hacerse la ilusión de que un nuevo tipo de trabajo municipal pueda significar “construir los gérmenes del socialismo”. Estas constataciones prueban el oportunismo de García y su facción.



En cuanto a la organización del Partido, está visto que García asume la concepción pesciana y que su proyecto es fundar un partido con “dos niveles”, es decir, un partido a lo Pesce, contrariando de este modo la correcta concepción de Mariátegui. Este proyecto prueba el oportunismo de García y su facción.



Esta es, pues, señores, Vuestra Posición, que, sin embargo, no han expuesto en el documento Nuestra posición. Esto hace obvia la maniobra.



Es necesario, por lo demás, anotar que este derechismo no es precisamente el resultado de la labor crítica de las sucesivas generaciones del Socialismo Peruano, sino apenas de las lucubraciones de García. Es, pues, más bien una flagrante negación de algunas cuestiones fundamentales logradas por el Socialismo Peruano a través de su prolongada lucha por adherir a la verdad universal, a la verdad particular y a la política revolucionaria: reconocimiento de la teoría de Marx, Engels, Lenin, Stalin, Mao; reconocimiento de la vigencia del Pensamiento de Mariátegui y de su condición de piedra angular del desarrollo del marxismo peruano; reconocimiento de la toma del poder central como la premisa de la construcción del socialismo.



Precisamente sobre la base de algunas de sus lucubraciones, García propone una “preparación de la organización”, cuyo trasfondo no puede captarse examinando sus aspectos técnico-organizativo s, sino sus fundamentos ideológico-polí ticos, que, precisamente, son los que han quedado anotados arriba. Pero agreguemos algo más a este respecto.



En el artículo Aniversario 80 (5), García anotó: “El problema que enfrentó JCM es el mismo que el proletariado enfrenta desde hace más de un siglo: cómo relacionar la teoría (Programa Socialista) con la práctica (Partido-Frente)”. Entonces, por cuanto actualmente el proletariado enfrenta el mismo problema que enfrentó Mariátegui, y puesto que “El PSP tenía dos niveles”, etcétera, es claro que García propone un partido “con dos niveles” precisamente: uno doctrinariamente homogéneo (marxista a secas, es decir, no leninista) y otro doctrinariamente heterogéneo. En conclusión, un partido doctrinariamente heterogéneo, o sea, un partido donde puedan ingresar “todos los elementos capaces de reclamarse del socialismo”, es decir, desde trotskistas por la “izquierda” hasta revisionistas por la derecha. De este modo el proyecto de partido de García se revela completamente contrario a la concepción mariateguiana del partido del proletariado peruano, pero, no obstante, presenta dicho proyecto ¡como inspirado en Mariátegui! Esto es lo que se llama parapetarse detrás de Mariátegui. Esto es lo que se llama utilizar tendenciosamente al maestro del proletariado peruano. Esta es la forma de tergiversar a Mariátegui que García ha puesto en boga.



La lucha del marxismo contra el oportunismo siempre ha tenido un centro determinado por la situación concreta. Así por ejemplo, la lucha contra el revisionismo de la Segunda Internacional tuvo como centro la cuestión del poder y, específicamente, la cuestión de la dictadura del proletariado. Entonces no importaron ni tenían por qué importar las cien otras cuestiones en las que los dirigentes de la Segunda Internacional mantenían ideas correctas. La lucha contra el revisionismo contemporáneo tuvo igualmente como centro la cuestión del poder (transición pacífica o revolución violenta; dictadura del proletariado o Estado de todo el pueblo); la cuestión del partido (partido de clase o partido de todo el pueblo), la vía de la revolución (revolución violenta o transición pacífica); relación de los países socialistas con el capitalismo mundial (coexistencia pacífica marxista o revisionista; emulación pacífica marxista o revisionista) . Entonces no importaron y no tenían por qué importar las cien otras cuestiones en las que los revisionistas mantenían ideas correctas. En el período de la constitución del PSP, la lucha contra el oportunismo tuvo como centro el problema de la aplicación de la verdad universal a la práctica concreta de la revolución peruana (creación heroica o dogmatismo). Entonces no importaron ni tenían por qué importar las cien otras cuestiones en las que Ravines, Martínez, Pesce y Falcón tenían ideas correctas. Después de abril de 1930, la lucha contra el oportunismo tuvo como centro la cuestión de reconocer o no la vigencia del pensamiento de Mariátegui, reconocer o no su condición de piedra angular del desarrollo del marxismo peruano. Entonces no importaron ni tenían por qué importar las cien otras cuestiones en las que los oportunistas mantenían ideas correctas. Entre fines de los setenta y comienzos de los ochenta, la lucha contra el oportunismo de izquierda tuvo como centro la cuestión del partido (partido de masas o partido militarizado) y la cuestión de las masas (frente unido del pueblo u organizaciones rojas). Entonces no importaron ni tenían por qué importar las cien otras cuestiones en las que Gonzalo y sus seguidores mantenían ideas correctas. En las actuales circunstancias históricas, el Socialismo Peruano (el Comunismo Peruano) tiene ante sí la gran tarea de resolver en la teoría y en la práctica el problema del Partido. Como es de conocimiento general, Mariátegui resolvió este problema constituyendo un partido doctrinariamente homogéneo: 1) “El marxismo-leninismo es el método revolucionario de la etapa del imperialismo y de los monopolios. El Partido Socialista del Perú, lo adopta como su método de lucha”; 2) “La organización de los obreros y campesinos con carácter netamente clasista constituye el objeto de nuestra propaganda y la base de la lucha contra el imperialismo extranjero y la burguesía nacional” (acuerdos de la Reunión de Barranco). Ciertamente “La organización de los obreros y campesinos con carácter netamente clasista” significa su organización partidaria con carácter marxista-leninista; y “constituye el objeto de nuestra propaganda y la base de la lucha contra el imperialismo extranjero y la burguesía nacional” significa una estrategia de poder. Esto fue el PSP como materializació n de la doctrina. Por eso, en la carta a Mario Nerval del 28 de junio de 1929, Mariátegui señaló con relación a su lucha contra la desviación aprista: “Los elementos que trabajamos por el socialismo, con los obreros y campesinos, daremos vida a nuestro Partido Socialista. Los que con un programa nacionalista revolucionario quieran organizar a la pequeña burguesía, son muy libres de hacerlo. Si un partido, hipotético por el momento llega a ser una organización de masas, no tendremos inconveniente en colaborar eventualmente con él con objetivos bien definidos. Los términos del debate quedan así bien esclarecidos y todo reproche por divisionismo completamente excluido. No hay por nuestra parte divisionismo sino clarificación. Queremos que se constituyan fuerzas homogéneas; queremos evitar el equívoco; queremos salir del confusionismo. ¿Puede haber doctrinal y teóricamente un propósito más neto y más oportuno? Lo dudo” (Correspondencia, t.II, p.597). Pero después el oportunismo conculcó el carácter marxista-leninista del Partido. En la actualidad, la cuestión del partido está nuevamente en el centro de las tareas del proletariado nacional, es decir que, resueltas la cuestión de la verdad universal (teoría de Marx, Engels, Lenin, Stalin, Mao) y la cuestión de la verdad particular (vigencia del Pensamiento de Mariátegui y reconocimiento de su condición de piedra angular del desarrollo del marxismo peruano), la cuestión de la política concreta (cuyo centro es una estrategia de masas para la toma del poder), la cuestión del instrumento político aparece como suma y compendio de todas las cuestiones que están actualmente en el centro de las tareas del Socialismo Peruano. En esta circunstancia, García ha retomado la concepción de Hugo Pesce del Partido, es decir, la concepción de un partido con “dos niveles”. Así pues, el partido doctrinariamente heterogéneo de García es la materializació n de su negación del marxismo-leninismo como la BUP establecida en los Principios programáticos del Partido Socialista y, al mismo tiempo, de su negación del principio marxista de que la base de la socialización de la riqueza es la toma del poder por el proletariado, es decir, la negación del contenido ideológico y del contenido político de la concepción mariateguiana del Partido. En las circunstancias históricas en que tenemos ante nosotros la gran tarea de resolver el problema del Partido, este proyecto es un intento de llevar al Socialismo Peruano por un camino oportunista. Esto es lo que centralmente importa tener en cuenta.



Por tanto, en torno al proyecto organizativo de García se expresan todas nuestras discrepancias ideológicas y políticas. Precisamente nuestra crítica a este proyecto esclare los términos del debate y revela todo reproche a dicha crítica como un intento de confundir, desviar la atención, silenciar el problema. Queremos que se constituyan fuerzas homogéneas; queremos evitar el equívoco; queremos salir del confusionismo. ¿Puede haber doctrinal y teóricamente un propósito más neto y más oportuno? Lo dudo. Si el oportunismo quiere fundar un partido doctrinariamente heterogéneo, es libre de hacerlo. Si un partido así, hipotético por el momento, llega a ser un partido de masas, no tendremos inconveniente en colaborar eventualmente con él con objetivos bien definidos. Pero entonces, como corresponde, los campos estarían netamente definidos.



Donde el egotismo burgués de García alcanza su expresión más ridícula es en la consigna de su autoría: “Mariátegui ha regresado para quedarse definitivamente entre nosotros”. “Mariátegui ha regresado” significa que generación tras generación Mariátegui ha estado en cualquier parte menos en el centro del Socialismo Peruano. Es decir que, durante 80 años, ¡el Socialismo Peruano ha sido un socialismo sin Mariátegui en su centro! Pero, desde luego, esa consideración mal disimulada es una burda mistificación de la verdad histórica. “Para quedarse definitivamente entre nosotros” significa que su autor cree que su facción es depositaria y garantía de permanencia del Pensamiento de Mariátegui, o, más bien, para decirlo en buen romance, que él como individuo es el depositario y la garantía. ¡Ni más ni menos! Sin embargo, tal como se ha visto, García tergiversa a Mariátegui en punto a la verdad universal y a la organización partidaria, y, siguiendo su bastón de mando, sus partidarios se han extendido en negar la cualidad marxista-leninista del maestro del proletariado peruano y aun el propio marxismo-leninismo como la BUP. Es decir, García y su facción tienen, ahora mismo, en el centro de sus posiciones, un Mariátegui tergiversado, adulterado, mistificado. No obstante los malabares verbales de algunos escribidores, lo cierto es que la consigna que examinamos es una a la medida del egotismo burgués de García y, al mismo tiempo, a la medida del seguidismo feudal de sus partidarios. Pueden, por tanto, seguir utilizándola como les plazca y cuanto les plazca, pero se trata de una consigna sin asidero histórico y sin asidero teórico.



Ciertamente el 80 Aniversario de la publicación de los 7 Ensayos y de la fundación del PSP fue en sí mismo un gran acontecimiento, incluso si no hubiese sido celebrado por nadie. Pero, después de 34 años de existencia, la facción de García reunió en su celebración un escaso número de personas, y este hecho da cuenta de lo poco que ha logrado en tan dilatado tiempo. Pero esto es sólo el aspecto cuantitativo de la cuestión. El aspecto cualitativo (el más importante) es que los fundamentos ideológico-polí ticos de los que se reunieron son los anotados arriba, y esto significa que la dicha celebración no se diferenció demasiado de algunas otras que se llevaron a cabo paralelamente.



Comentario final: Entre García y los otros negadores y tergiversadores de Mariátegui existe una diferencia que es necesario precisar. Mientras éstos plantean abiertamente sus posiciones contrarias a Mariátegui, aquel pretende pasar como de Mariátegui sus propias ideas oportunistas, lo que ha confundido a algunos desprevenidos. No obstante, señaladas y demostradas una vez más sus tergiversaciones, resulta evidente que dicha sibilina actitud no le sirve de nada. Descontando las tendenciosidades arriba señaladas (imperdonables desde todo punto), la vitrina de negadores y tergiversadores de Mariátegui que se exhibe en la recopilación El Partido Comunista y JCM, es justa. Pero es incompleta. Precisamente con sus tergiversaciones, García mismo se ha colocado en un lugar visible de esa descolorida vitrina. Ahora sí está completa.




Eduardo Ibarra



20.03.09.







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