sábado, 30 de mayo de 2009

Fwd: "Dialéctica de la naturaleza" enviado por Ramón García



---------- Mensaje reenviado ----------
De: Gustavo Pérez Hinojosa <gperezhinojosa@gmail.com>
Fecha: 30 de mayo de 2009 5:45
Asunto: "Dialéctica de la naturaleza" enviado por Ramón García
Para: foro_centenario@yahoogroups.com, Generación Resurgimiento <generacion_resurgimiento@yahoogrupos.com.mx>, UNIVERSIDAD SOCIALISTA JOSE CARLOS MARIATEGUI <uspjcm@gmail.com>, Cátedra ERNESTO CHE GUEVARA <catedracheperu@hotmail.com>, Luis Anamaria <luismiguel1952@gmail.com>, miguel aragon <perunuevo2020@yahoo.com.mx>, ernesto ernesto <amoryrevolucion@gmail.com>, guillermo yucra <aldrus@hotmail.com>, luciano reyes <luciano0801@hotmail.com>, Ichi Terukina <terukinaichi@yahoo.com>


D I A L É C T I C A

D E   L A   N A T U R A L E Z A

 

Y es que los héroes de aquel tiempo no vivían aún esclavizados por la división del trabajo, cuyas consecuencias apreciamos tantas veces en el raquitismo y la unilateralidad de sus sucesores. Pero lo que sobre todo los distingue es el hecho de que casi todos ellos vivían y se afanaban en medio del torbellino del movimiento de su tiempo, entregados a la lucha práctica, tomando partido y peleando con los demás, quiénes con la palabra y la pluma, quiénes con la espada en la mano, quiénes empuñando la una y la otra. De ahí aquella fuerza y aquella plenitud de carácter que hace de ellos hombres de una pieza. Los eruditos de gabinete eran una excepción: unos, gentes de segunda o tercera fila; otros, cautelosos filisteos, que no querían quemarse los dedos.

 

Introducción

 

 

Esbozo de un plan de conjunto:

 

1. Introducción histórica: el propio desarrollo de las ciencias naturales hace que sea ya imposible la concepción metafísica de estas ciencias.

.....

3. La dialéctica, como ciencia de la concatenación total. Leyes fundamentales: trueque de cantidad y cualidad; mutua penetración de las antítesis polares y trueque de la una a la otra, si se las lleva hasta su extremo; desarrollo a través de la contradicción, o negación de la negación; forma de desarrollo en espiral.                                     p. 1

 

 

Viejo prólogo a Anti-Dühring:

 

El pensamiento teórico de toda época, incluyendo por tanto la nuestra, es un producto histórico, que reviste formas muy distintas y asume, por tanto, un contenido muy distinto también, según las diferentes épocas. La ciencia del pensamiento es, por consiguiente, como todas las ciencias, una ciencia histórica, la ciencia del desarrollo histórico del pensamiento humano. Y esto tiene también su importancia, en lo que afecta a la aplicación práctica del pensamiento a los campos empíricos. Por varias razones. La primera es que la teoría de las leyes del pensamiento no representa, ni mucho menos, esa "verdad eterna" y definitiva que el espíritu del filisteo se representa en cuanto oye pronunciar la palabra "lógica"  La misma lógica formal ha sido objeto de enconadas disputas desde Aristóteles hasta nuestros días. Por lo que a la dialéctica se refiere, hasta hoy sólo ha sido investigada detenidamente por dos pensadores: Aristóteles y Hegel. Y la dialéctica es, precisamente, la forma más cumplida y cabal de pensamiento para las modernas ciencias naturales, ya que es la única que nos brinda la analogía y, por tanto, el método para explicar los procesos de desarrollo de la naturaleza, para comprender, en sus rasgos generales, sus nexos y el tránsito de uno a otro campo de investigación.         p.23-24

 

Conviene, ante todo, puntualizar que no tratamos ni remotamente de defender el punto de vista de que arranca Hegel, el de que el espíritu, el pensamiento, la idea es lo primario y el mundo real un simple reflejo de la idea. Este punto de vista fue abandonado ya por Feuerbach. Hoy, todos estamos de acuerdo en que la ciencia, cualquiera que ella sea, natural o histórica, tiene necesariamente que partir de los hechos dados y, por tanto, tratándose de ciencias naturales, de las diversas formas objetivas de movimiento de la materia; estamos de acuerdo, por consiguiente, en que en las ciencias naturales teóricas no vale construir concatenaciones para imponérselas a los hechos, sino que hay que descubrirlas en éstos y, una vez descubiertas, y siempre y cuando que ello sea posible, demostrarlas sobre la experiencia.                                                                                p. 27

 

 

En la dialéctica hegeliana reina la misma inversión de todas las conexiones reales que en las demás ramificaciones del sistema de Hegel. Pero, como dice Marx: "El hecho de que la dialéctica sufra en manos de Hegel una mistificación, no obsta para que este filósofo fuese el primero que supo exponer de un modo amplio y consciente sus formas generales de movimiento. Lo que ocurre es que la dialéctica aparece, en él, invertida, puesta de cabeza. No hay más que darle la vuelta, mejor dicho, ponerla de pie, y enseguida se descubre bajo la corteza mística la semilla racional"                                                                                                       p. 28

 

 

Los naturalistas en el mundo de los espíritus:

 

Los extremos se tocan, reza un viejo dicho de la sabiduría popular, impregnada de dialéctica.                              p. 30

 

 

En realidad, nadie puede despreciar impunemente a la dialéctica. Por mucho desdén que se sienta por todo lo que sea pensamiento teórico, no es posible, sin recurrir a él, relacionar entre sí dos hechos naturales o penetrar en la relación que entre ellos existe. Lo único que cabe preguntarse es si se piensa acertadamente o no, y no cabe duda de que el desdén por la teoría constituye el camino más seguro para pensar de un modo naturalista y, por tanto, falso. Y el pensamiento falso, cuando se le lleva a sus últimas consecuencias, conduce generalmente, según una ley dialéctica ya de antiguo conocida, a lo contrario de su punto de partida. Por donde el desprecio empírico por la dialéctica acarrea el castigo de arrastrar a algunos de los más fríos empíricos a la más necia de todas las supersticiones, al moderno espiritismo.                                                                                                        p. 39

 

 

Dialéctica (Desarrollar la naturaleza general de la dialéctica, como ciencia de las concatenaciones, por oposición a la metafísica):

 

Las leyes de la dialéctica se abstraen, por tanto, de la historia de la naturaleza y de la historia de la sociedad humana. Dichas leyes no son, en efecto, otra cosa que las leyes más generales de estas dos fases del desarrollo histórico y del mismo pensamiento. Y se reducen, en lo fundamental, a tres:

 

-ley del trueque de la cantidad en calidad, y viceversa;

-ley de la penetración de los contrarios;

-ley de la negación de la negación.                                                                                           p. 41

 

 

El error reside en que estas leyes son impuestas, como leyes del pensamiento, a la naturaleza y a la historia, en vez de derivarlas de ellas. De ahí proviene toda la construcción forzada y que, no pocas veces, pone los pelos de punta: el mundo, quiéralo o no, tiene que organizarse con arreglo a un sistema discursivo, que sólo es, a su vez, producto de una determinada fase de desarrollo del pensamiento humano. Pero, si invertimos los términos, todo resulta sencillo y las leyes dialécticas, que en la filosofía idealista parecían algo extraordinariamente misterioso, resultan inmediatamente sencillas y claras como la luz del sol.                                                                           p. 41

 

 

El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre:

El trabajo es, dicen los economistas, la fuente de toda riqueza. Y lo es, en efecto, a la par con la naturaleza, que se encarga de suministrarle la materia destinada a ser convertida en riqueza por el trabajo. Pero es infinitamente más que eso. El trabajo es la primera condición fundamental de toda la vida humana, hasta tal punto que, en cierto sentido, deberíamos afirmar que el hombre mismo ha sido creado por obra del trabajo.                p. 142

 

 

Con cada nuevo progreso logrado, su dominio sobre la naturaleza, iniciado con el desarrollo de la mano, fue ampliando el horizonte visual del hombre. Éste descubrió en los objetos naturales nuevas y nuevas propiedades, que hasta entonces desconocía. Y, de otra parte, el desarrollo del trabajo contribuyó necesariamente a acercar más entre sí a los miembros de la sociedad, multiplicando los casos de ayuda mutua y de acción en común y esclareciendo ante cada uno la conciencia de la utilidad de esta cooperación. En una palabra, los hombres en proceso de formación acabaron comprendiendo que tenían algo qué decirse los unos a los otros. Y la necesidad creó su órgano correspondiente: la laringe no desarrollada del mono fue transformándose lentamente, pero de un modo seguro, mediante la modulación, hasta adquirir la capacidad de emitir sonidos cada vez más modulados, y los órganos de la boca aprendieron poco a poco a articular una letra tras otra.                                        p. 144-145

 

 

Los animales, como ya hemos apuntado, hacían cambiar con su acción la naturaleza exterior, lo mismo que el hombre, aunque no en igual medida que él, y estos cambios del medio así provocados repercuten, a su vez, como hemos visto, sobre sus autores. Nada, en la naturaleza, ocurre de un modo aislado. Cada cosa repercute en la otra, y a la inversa, y lo que muchas veces impide a nuestros naturalistas ver claro en los procesos más simples es precisamente el no tomar en consideración este movimiento y esta interdependencia universales.                  p. 150

 

 

En una palabra, el animal utiliza la naturaleza exterior e introduce cambios en ella pura y simplemente con su presencia, mientras que el hombre, mediante sus cambios, la hace servir a sus fines, la domina. Es ésta la suprema y esencial diferencia entre el hombre y los demás animales; diferencia debida también al trabajo.

 

No debemos, sin embargo, lisonjearnos demasiado de nuestras victorias humanas sobre la naturaleza. Ésta se venga de nosotros por cada una de las derrotas que le inferimos. Es cierto que todas ellas se traducen principalmente en los resultados previstos y calculados, pero acarrean, además, otros imprevistos, con los que no contábamos y que, no pocas veces, contrarrestan los primeros.                                                                  p. 151

 

 

No cabe duda de que cada día que pasa conocemos mejor las leyes de la naturaleza y estamos en condiciones de prever las repercusiones próximas y remotas de nuestras injerencias en su marcha normal.                    p. 152

 

 

Ciencias naturales y filosofía:

 

Dos tendencias filosóficas: la metafísica, con categorías fijas, y la dialéctica (especialmente, Aristóteles y Hegel), con categorías flúidas; las pruebas de que estas contraposiciones fijas de fundamento y consecuencia, causa y efecto, identidad y diversidad, apariencia y esencia, son insostenibles, de que el análisis revela ya un polo como contenido in nuce (en germen) en el otro, de que, al llegar a cierto punto, un polo se convierte en el otro y de que toda la lógica se desarrolla siempre a base de estas contradicciones progresivas. En Hegel, esto aparece de un modo místico, al considerarse las categorías como preexistentes, mostrándose la dialéctica del mundo real como el simple reflejo de éste. En realidad, ocurre al revés: la dialéctica de la mente es simplemente la imagen refleja de las formas de movimiento del mundo real, así en la naturaleza como en la historia.                                                                                                                                                               p. 171-172

 

 

La dialéctica, despojada de todo misticismo se convierte en una necesidad absoluta para las ciencias naturales, una vez que éstas abandonan el terreno en que podían arreglárselas con las categorías fijas a la manera como la lógica satisfacía sus necesidades caseras con la matemática elemental.                                                             p. 173

 

 

El que la materia desarrolle de su seno el cerebro pensante del hombre constituye, para él, un puro azar, a pesar de que, allí donde esto ocurre, se halla, paso a paso, condicionado por la necesidad. En realidad, es la naturaleza de la materia la que lleva consigo el progreso hacia el desarrollo de seres pensantes, razón por la cual sucede necesariamente siempre que se dan las condiciones necesarias para ello (las cuales no son, necesariamente, siempre y donde quiera las mismas)                                                                                                       p. 176

 

 

Los naturalistas conceden a la filosofía una vida aparente, al contentarse con los despojos de la vieja metafísica. Solamente cuando la ciencia de la naturaleza y de la historia hayan asimilado la dialéctica, saldrá sobrando y desaparecerá, absorbida por la ciencia positiva, toda la quincalla filosófica, con la excepción de la pura teoría del pensamiento.                                                                                                                                         p. 177

 

 

Dialéctica:

 

La dialéctica llamada objetiva domina toda la naturaleza, y la que se llama dialéctica subjetiva, el pensamiento dialéctico, no es sino el reflejo del movimiento a través de contradicciones que se manifiesta en toda la naturaleza, contradicciones que, en su pugna constante en lo que acaba siempre desapareciendo lo uno en lo otro que lo contradice o elevándose ambos términos a una forma superior, son precisamente las que condicionan la vida de la naturaleza.                                                                                                                          p. 178

 

La dialéctica, que no admite ninguna clase de hard and fast lines (líneas rígidas y fijas), ninguna clase de dilemas absolutos e incondicionales, en la que las diferencias metafísicas fijas se entrecruzan y al lado de los dilemas aparecen las relaciones coordenadas, cada cosa en el lugar que le corresponde y sin antítesis irreductibles, es el único método discursivo que en última instancia se acomoda a aquel modo de concebir la naturaleza. Para el uso diario, para el comercio científico al por menor, conservan las categorías metafísicas, indudablemente, su vigencia.                                                                                                             p. 179

 

Otra contraposición de que se ve cautiva la metafísica es la que media entre casualidad y necesidad. ¿Puede haber una contradicción más tajante que la que separa a estas dos determinaciones del pensamiento?  ¿Cómo es posible que ambas sean idénticas, que lo casual sea necesario y lo necesario, al mismo tiempo, casual?  El sentido común, y con él la inmensa mayoría de los naturalistas, consideran la casualidad y la necesidad como categorías que se excluyen mutuamente de una vez por todas.                                                                    p. 184

 

Frente a estas dos concepciones, aparece Hegel con sus tesis, hasta llegar a él completamente inauditas, de que lo casual tiene un fundamento por ser casual, del mismo modo que, por ser casual, carece de todo fundamento; de que lo casual es necesario, de que la necesidad se determina a sí misma como casualidad y de que, de otra parte, esta casualidad es más bien la absoluta necesidad.                                                                                 p. 186

 

La casualidad echa por tierra la necesidad, tal como se la venía concibiendo hasta entonces. La idea anterior de la necesidad falla. Aferrarse a ella equivale a querer imponer a la naturaleza como una ley la determinación arbitraria del hombre, contradictoria consigo misma y con la realidad, equivale, por tanto, a negar toda necesidad interior en la naturaleza viva y a proclamar de un modo general el caótico reino del acaso como única ley de la naturaleza viviente.                                                                                                                                  p. 187

 

Entendimiento y razón. Esta distinción hegeliana, en la que sólo es racional el pensamiento dialéctico, tiene cierto sentido. Toda actividad discursiva -inducción y deducción- y también, por tanto, la abstracción (los conceptos genéricos de Dido: cuadrúpedos y bípedos), el análisis de objetos desconocidos (ya el mero hecho de romper una nuez es un comienzo de análisis), la síntesis (en los rasgos de astucia de los animales) y, como combinación de ambos, la experimentación (ante nuevos obstáculos y situaciones extrañas) la poseemos en común con los animales. En cuanto al tipo, todos estos modos de proceder -y, por tanto, todos los medios de investigación científica que la lógica usual reconoce- son exactamente los mismos en el hombre y en los animales superiores. Difieren solamente en cuanto al grado. Los rasgos fundamentales del método son los mismos y conducen a iguales resultados en el hombre y en el animal, siempre y cuando que ambos trabajen o se las arreglen con estos métodos elementales. En cambio, el pensamiento dialéctico -precisamente porque tiene como premisa la investigación de la naturaleza de los conceptos mismos- sólo puede darse en el hombre y, aun en éste, solamente al llegar a una fase relativamente alta de desarrollo (los budistas y los griegos), y no alcanza su pleno desarrollo sino mucho más tarde, en la filosofía moderna -¡y, a pesar de ello, hay que tener en cuenta los gigantescos resultados alcanzados entre los griegos, adelantándose considerablemente a la investigación!                                                                                                                                                           p. 188-189

 

Hasta ahora, tanto las ciencias naturales como la filosofía han desdeñado completamente la influencia que la actividad del hombre ejerce sobre su pensamiento y conocen solamente, de una parte la naturaleza y de la otra el pensamiento. Pero el fundamento más esencial y más próximo del pensamiento humano es, precisamente, la transformación de la naturaleza por el hombre, y no la naturaleza por sí sola, la naturaleza en cuanto tal, y la inteligencia humana ha ido creciendo en la misma proporción en que el hombre iba aprendiendo a transformar la naturaleza.                                                                                                                                          p. 196

 

Lo que nuestro pensamiento es capaz de penetrar lo averiguamos más bien a base de lo que ya ha penetrado hasta ahora y de lo que penetra todos los días. Resultados que son ya, indudablemente, muy notables lo mismo en cuanto a la cantidad que en cuanto a la cualidad. En cambio, sí es muy necesaria la investigación de las formas discursivas, de las determinaciones del pensamiento, que Hegel ha sido, después de Aristóteles, el único que ha abordado de un modo sistemático.                                                                                         p. 204

 

Desde el punto de vista histórico, podría tener la cosa cierto sentido: el de que sólo podemos llegar a conocer bajo las condiciones de la época en que vivimos y dentro de los ámbitos de estas condiciones.                    p. 205

 

 

Formas del movimiento de la materia. Clasificación de las ciencias:

 

Causa finalis (causa última): la materia y el movimiento inherente a ella. Esta materia no es ninguna abstracción.                                                                                                                           p. 207

 

 

Generalmente, se acepta que la gravedad constituye la determinación más general de la materialidad. Lo que vale tanto como decir que la atracción es una propiedad necesaria de la materia, pero no la repulsión. Pero atracción y repulsión son tan inseparables la una de la otra como lo positivo y lo negativo, razón por la cual podemos ya predecir, partiendo de la dialéctica, que la verdadera teoría de la materia asignará a la repulsión un lugar tan importante como a la atracción y que una teoría de la materia basada simplemente en la atracción es falsa, insuficiente, a medias. Existen, en realidad, bastantes fenómenos que así lo demuestran.                          p. 207

 

 

Dialéctica de las ciencias naturales: su objeto: la materia en movimiento. A su vez, los diferentes tipos y formas de materia sólo pueden conocerse por medio del movimiento; solamente en éste se revelan las cualidades de los cuerpos, pues de un cuerpo que no se mueve no puede decirse nada. La contextura de los cuerpos que se mueven se desprende, pues, de las formas del movimiento.                                                                           p. 211

 

 

La clasificación de las ciencias, cada una de las cuales analiza una forma específica de movimiento o una serie de formas de movimiento coherentes y que se truecan las unas en las otras, es, por tanto, la clasificación, la ordenación de su sucesión inherente, de estas mismas formas de movimiento, y en ello reside su importancia.                                                                                                                                                                    p. 212

 

 

Cuando yo digo que la física es la mecánica de la molécula, la química la física del átomo y la biología la química de la proteína, trato de expresar con ello la transición de cada una de estas ciencias a la otra y, por consiguiente, tanto la trabazón, la continuidad, como la diferencia, la discreción, entre una y otra.        p. 214-215

 

 

N.B. La materia en cuanto tal es una pura creación del pensamiento, una abstracción. Cuando resumimos las cosas, como dotadas de existencia corpórea, bajo el nombre de materia, prescindimos de las diferencias cualitativas entre ellas. La materia como tal, a diferencia de las materias determinadas, existentes, no es, pues, algo dotado de existencia sensible.                                                                                                          p. 217

 

Matemáticas:

 

El hecho de que nuestro pensamiento subjetivo y el mundo objetivo se rigen por las mismas leyes, razón por la cual no pueden llegar, en última instancia, a resultados contradictorios entre sí, sino que estos resultados tienen que ser coincidentes, domina en absoluto todo nuestro pensar teórico. Constituye la premisa inconsciente e incondicional de éste.                                                                                                                             p. 227-228

 

 

En esta obra se concibe la dialéctica como la ciencia de las leyes más generales de todo movimiento. Esto significa que sus leyes deben regir tanto para el movimiento en la naturaleza y en la historia humana como para el que se da en el campo del pensamiento. Puede ocurrir que una de estas leyes se reconozca en dos de las tres esferas citadas e incluso en las tres, sin que el rutinario metafísico se percate de que la ya por él reconocida es en todos los casos la misma.                                                                                                              p. 228

 

 

Biología:

 

Vida y muerte. Ya hoy debe desecharse como no científica cualquier fisiología que no considere la muerte como elemento esencial de vida (Nota: Hegel, Enzyklopädie, I, págs. 152-153), que no incluya la negación de la vida como elemento esencial de la vida misma, de tal modo que la vida se piense siempre con referencia a su resultado necesario, la muerte, contenida siempre en ella en estado germinal. No otra cosa que esto es la concepción dialéctica de la vida. Ahora bien, para quien comprenda que ello es así, carecen de todo sentido las chácharas acerca de la inmortalidad del alma. O bien la muerte es la descomposición del cuerpo orgánico, sin otro residuo que los elementos químicos que formaban su sustancia, o bien deja tras sí un principio de vida, más o menos idéntico al alma, que sobrevive a todos los organismos vivos, y no solamente al hombre. Basta, pues, en este punto, con ver claro por medio de la dialéctica acerca de la naturaleza de la vida y la muerte, para sobreponerse a una ancestral superstición. Vivir es morir.                                                        p. 253

 

 

Toda la teoría darvinista de la lucha por la existencia es, pura y simplemente, la teoría del bellum omnium contra omnes (guerra de todos contra todos) de Hobbes, la teoría de los economistas burgueses sobre la competencia y la teoría maltusiana de la población, llevadas de la sociedad a la naturaleza viva. Una vez realizado este juego de manos (cuya incondicional legitimidad sigue siendo muy dudosa, sobre todo en lo que se refiere a la teoría maltusiana), resulta muy fácil retrotraer de nuevo estas teorías de la historia natural a la historia social y, con un candor en verdad excesivo, sostener que, al hacerlo así, se ha dado a estas afirmaciones el valor de leyes naturales eternas de la sociedad.

 

Aceptemos por un momento, for argument´s sake (para fines de argumentación), la frase de lucha por la existencia. El animal llega, a lo sumo, a actos de recolección; el hombre, en cambio, produce, crea medios de vida en el más amplio sentido de la palabra, medios de vida que sin él jamás habría llegado a producir la naturaleza. Ya esto por sí solo hace imposible transferir, sin más, a la sociedad humana las leyes de vida de las sociedades animales. Las producción no tarda en hacer que la llamada struggle for existence (lucha por la existencia) no gire ya solamente en torno a los medios de vida propiamente dichos, sino también en torno a los medios de disfrute y de desarrollo. Y aquí -tratándose de los medios de desarrollo producidos por la sociedad- resultan ya absolutamente inaplicables las categorías tomadas del mundo animal. Por último, al llegar al régimen capitalista de producción, ésta se remonta a una altura tal, que la sociedad ya no puede consumir los medios de vida, disfrute y desarrollo producidos, por una razón, a saber: que a la gran masa de los productores se les cierra, artificial y violentamente, el acceso a ellos; y así, cada diez años, tiene que venir una crisis a restablecer el equilibrio perturbado, destruyendo no solamente los medios de vida, disfrute y desarrollo producidos, sino también una gran parte de las mismas fuerzas productivas; es decir, que la llamada lucha por la existencia reviste, en estas condiciones, la siguiente forma: proteger los productos y las fuerzas productivas producidos por la sociedad burguesa contra la acción destructora y devastadora de este mismo orden social capitalista, arrebatando la dirección de la producción y la distribución sociales de manos de la clase capitalista, incapacitada ya para gobernarlas, y entregándola a la masa productora, lo que equivale llevar a cabo la revolución socialista.

 

            Por sí sola, la concepción de la historia como una serie de luchas de clases es mucho más rica en contenido y más profunda que la simple reducción a las diferentes fases, poco variadas entre sí, de la lucha por la existencia.                                                                                                                                        p. 265-266

 

 

-.oOo.-

 

Esquema de Exposición

 

                        I.- Planteamiento de la Cuestión

 

l.- Cuatro luchas, cuatro confrontaciones

 

-L. Ideológica:             Dialéctica                    Monismo

-L. Teórica:                 Plusvalía                     Fuerza de Trabajo

-L. Política:                  Dictadura                    Lucha de Clases

-L. Social:                    Estado Comuna          Formación económico-social

 

                        II.- Dialéctica

 

1.- Cuestión Fundamental de la Filosofía

2.- Monismo o Dualismo

3.- Filosofía: "ciencia de las ciencias" o ciencia de las concatenaciones

4.- Lo que queda de la filosofía

5.- Dialéctica materialista

 

 

                        III.- Dialéctica de la Naturaleza

 

1.- La dialéctica materialista:

 

            a) debe basarse en el conocimiento de las ciencias naturales;

            b) las ciencias naturales sólo pueden desarrollarse sobre la base de la dialéctica materialista.

 

 

2.- La dialéctica materialista postula:

 

            a) una profunda investigación filosófica de la historia y los problemas capitales de las ciencias naturales;

 

            b) la crítica del materialismo mecanicista (del método metafísico) y de las concepciones idealistas en las ciencias naturales.

 

3.- La concepción metafísica de la naturaleza se quiebra internamente por el propio avance de la ciencia, y debe ceder el puesto al método dialéctico.

 

4.- Engels:

 

            a) expuso la teoría dialéctica materialista sobre las formas del movimiento de la materia;

            b) investigó los principios relativos a la clasificación de las ciencias naturales;

            c) investigó las leyes fundamentales de las ciencias naturales y su carácter dialéctico, como la           conservación y transformación de la energía (ley absoluta del movimiento), el segundo principio de la termodinámica (entropía, muerte térmica del universo), la teoría de la evolución (de Darwin), el papel del trabajo en la transformación del mono en hombre, los conceptos y operaciones matemáticas como reflejo de las relaciones entre cosas y procesos de la misma naturaleza, la relación entre necesidad y casualidad.

 

5.- Interpretar el mundo o cambiarlo: los eruditos de gabinete.

 

                                                                                                                      R. García R.

                                                                                                                         29.04.01

Nota.

            Ya en 1873 Federico Engels (1820 - 1895) proyectaba su gran trabajo, Dialéctica de la Naturaleza, aunque desde mucho antes se había interesado por las ciencias naturales. Pero tuvo que posponer este propósito repetidas veces ante las exigencias de la lucha práctica por el socialismo. Sin embargo, fue acumulando material de su estudio acerca de la dialéctica "como ciencia de la concatenación total"

 

            Poco antes de morir, Engels distribuyó este material en cuatro legajos: 1) Dialéctica y ciencias naturales, 2) La investigación de la naturaleza y la dialéctica, 3) Dialéctica y naturaleza, 4) Matemáticas y ciencias naturales. Varios. Como manuscritos fotocopiados fueron publicados en Moscú, 1925, y en 1929 su traducción al ruso. El Instituto Marx-Engels-Lenin, de Moscú, publicó en 1935 una pulcra edición MEGA (Marx-Engels, Gesamtausgabe, Obras Completas de Marx-Engels)  La primera versión castellana (Wenceslao Roces) fue publicada por Editorial Grijabo, S.A., México, D.F., 1961, 348 págs., de la que se toman los presentes párrafos.

 

            Esta "ciencia de la concatenación total" abarca la Naturaleza, la Sociedad, el Pensamiento. Y es de la naturaleza de donde parte esta ciencia, que se extiende a la sociedad y luego al pensamiento. Por eso el esfuerzo de Engels de analizar desde su base esta ciencia, desde la naturaleza: "Las leyes de la naturaleza se abstraen, por tanto, de la historia de la naturaleza y de la historia de la sociedad humana. Dichas leyes no son, en efecto, otra cosa que las leyes más generales de estas dos fases del desarrollo histórico y del mismo pensamiento"

 

            Se puede señalar, entonces, que la Ciencia de la Historia abarca:

 

I. Historia de la Naturaleza:    1. La Naturaleza:        Dialéctica de la Naturaleza:    Engels Federico

II. Historia del Hombre:           2. La Sociedad:                      Dialéctica de la Sociedad:      Marx Carlos

                                               3. El Pensamiento      Dialéctica del Pensamiento:   Mao Zedong

 

            En contraposición a la concepción idealista la nueva concepción del mundo, iniciada por Marx y Engels, comenzó a llamarse Materialismo Histórico. Este materialismo histórico es dialéctico y, como por primera vez lo analizó Engels en su Anti-Dühring abarca tres partes: Dialéctica Materialista, Economía Política, Socialismo Ciencia. Así también lo analizó Lenin en sus Tres fuentes y tres partes integrantes del Marxismo. Es la concepción que en honor a su Iniciador también conocemos como Marxismo.

                                                                                                                                  Ragarro

                                                                                                                                  29.04.03




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