Año del 87 Aniversario de la Creación Heroica de José Carlos Mariátegui (1921-2008) El Partido de Masas de Mariátegui I En carta a Moisés Arroyo Posadas del 30 de julio de 1929, Mariátegui escribió: "Todos los elementos responsables y autorizados de nuestra tendencia ideológica, están con nosotros, en el trabajo de dar vida a una agrupación definida, realista, de masas" (1). Y en carta a César Vallejo del 14 de octubre del mismo año, agregó sobre su proyecto de partido: "no cejaré en el empeño de dar vida a un partido de masas y de ideas, el primer gran partido de masas y de ideas de toda nuestra historia republicana" (2). Este proyecto de un partido de masas, singularmente avanzado en lo ideológico-teó rico y no consumado plenamente en lo político-orgánico por la temprana muerte del maestro, puede valorarse en los cuatro aspectos del contenido del Partido. En lo ideológico. Como se sabe, Mariátegui fundamentó la línea ideológica del Partido. Así, en julio de 1928, escribió: "Lenin aparece, incontestablemente, en nuestra época como el restaurador más enérgico y fecundo del pensamiento marxista, cualesquiera que sean las dudas que a este respecto desgarren al desilusionado autor de Más allá del Marxismo. La revolución rusa constituye, acéptenlo o no los reformistas, el acontecimiento dominante del socialismo contemporáneo. Es en ese acontecimiento, cuyo alcance histórico no se puede aún medir, donde hay que ir a buscar la nueva etapa marxista" (3). Y en octubre de 1928, dejó programáticamente sentado: "El capitalismo se encuentra en su estadio imperialista. Es el capitalismo de los monopolios, del capital financiero, de las guerras imperialistas por el acaparamiento de los mercados y de las fuentes de materias brutas. La praxis del socialismo marxista en este período es la del marxismo leninismo. El marxismo-leninismo es el método revolucionario de la etapa del imperialismo y de los monopolios. El Partido Socialista del Perú, lo adopta como su método de lucha" (4). Por eso, en mayo de 1929, se ratificó en su adhesión al marxismo-leninismo: "La posición marxista, para el intelectual contemporáneo, no utopista, es la única posición que le ofrece una vía de libertad y de avance". "Lenin nos prueba, en la política práctica, con el testimonio irrecusable de una revolución, que el marxismo es el único medio de proseguir y superar a Marx" (5). Y toda esta adhesión al marxismo-leninismo se concretó en lucha contra el revisionismo, como precisamente lo testimonia el libro Defensa del Marxismo. En lo teórico. En julio de 1925, Mariátegui llamó a aplicar "un método científico al examen de los problemas peruanos" (6). Y, en carta a la redacción del Boletín de la UPGP , enero 1927, ya sin recurrir al lenguaje esópico, renovó su llamado: "Hace año y medio propuse la organización de una especie de seminario de estudios económicos y sociológicos, que se proponga en primer término la aplicación del método marxista al conocimiento y definición de los problemas del Perú. Hoy renuevo mi propósito" (7). Pero ya en julio de 1925, había puntualizado "Que hay que empezar por estudiar y definir la realidad peruana. Y que hay que buscar la realidad profunda: no la realidad superficial" (8). Y que de lo que se trata no es de obtener "interesantes y variados retazos de la realidad nacional", sino de construir "un cuadro de la realidad entera" (9), es decir, una teoría de la realidad peruana, una teoría de la revolución peruana. El pensamiento de Mariátegui es, precisamente, en su base, sobre todo una teoría de la realidad peruana, una teoría de la revolución peruana. En lo político. Mariátegui tenía una concepción estratégica de la revolución peruana, pero, en el estrecho marco del presente artículo, nos limitaremos a señalar un solo elemento fundamental de dicha concepción. Tempranamente, en abril de 1920, Mariátegui observó: "En virtud de una orden del día de Serrati, el partido declaró su adhesión a la Internacional de Moscú y, en consideración al programa de Génova superado por los acontecimientos y por las condiciones internacionales creadas por la guerra, introdujo en él varias reformas. Conforme a estas reformas, el partido conceptúa que los instrumentos de dominación del estado burgués no pueden en ninguna forma transformarse en órganos de liberación del proletariado. Que a ellos deben ser opuestos nuevos órganos proletarios -consejos de obreros, de campesinos, etc.-, que, funcionando por ahora bajo la dominación burguesa como instrumentos de lucha, serán mañana los órganos de transformació n social y económica del orden de cosas comunista. Que el régimen transitorio de la dictadura del proletariado debe marcar el paso del poder de la burguesía a los trabajadores" (10). En agosto de 1921, anotó: "Turati y su fracción observan que dos son las concepciones socialistas de la actualidad, basadas naturalmente en una diversa apreciación del instante histórico. La primera es la concepción maximalista de que frente a la crisis burguesa, la acción socialista debe ser exclusivamente insurreccional y revolucionaria. Y la segunda es la concepción evolucionista de que la acción socialista debe ser constructiva y no debe despreocuparse de los problemas de la crisis sino, más bien, trabajar porque aboquen a soluciones socialistas o semisocialistas. En suma, que el socialismo debe preparar dentro de la sociedad actual las bases de la sociedad futura" (11). Y, en julio 1928, dejó sentado: "la praxis marxista
propone precisamente la conquista del poder político como base de la socialización de la riqueza" (12). En lo orgánico. En setiembre de 1928, Mariátegui señaló que la revolución rusa "ha producido un tipo de hombre pensante y operante" (13). Esta fue la concepción de Mariátegui del tipo de militante que requiere el Partido. En octubre del mismo año, escribió: "La organización de los obreros y campesinos con carácter netamente clasista constituye el objeto de nuestro esfuerzo y nuestra propaganda, y la base de la lucha contra el imperialismo extranjero y la burguesía nacional" (14). Esta concepción de la composición social del Partido era nueva en el movimiento comunista internacional, y, sin duda, constituye uno de los dos aspectos de la concepción mariateguiana del partido de masas. En el mismo mes, agregó el maestro: "De acuerdo a las condiciones concretas actuales del Perú, el Comité concurrirá a la constitución de un Partido Socialista, basado en las masas obreras y campesinas organizadas" (15). Este es el otro aspecto de su concepción del partido de masas. Mariátegui propuso el nombre de Socialista para el Partido, en primer lugar, porque en el Perú de su tiempo no se había producido aún la degeneración parlamentaria y reformista del socialismo, como ya había ocurrido en Europa y en algunos países de América Latina, y, por tanto, la palabra Socialismo no designaba entonces aquí una especial posición oportunista, y, en segundo lugar, porque dicho nombre facilitaba la fundación pública, legal, de la organización política del proletariado. En otras palabras, Mariátegui propuso el nombre de Socialista, porque entendió que este nombre obraba como sinónimo de Comunista. Esto explica que estableciera el marxismo-leninismo como la Base de Unidad Partidaria y acordara la moción de su afiliación a la Internacional Comunista. El Partido de Mariátegui era, pues, un partido doctrinariamente homogéneo (16). De los cuatro acuerdos tomados por la Reunión de la Herradura , realizada el 16 de setiembre de 1928, uno de ellos decía: "3º- El Comité Ejecutivo del Partido Socialista estará formado por la 'célula secreta de los siete'". La mención de una "célula secreta de los siete", ha suscitado, a lo largo del tiempo, distintas interpretaciones, entre las cuales destaca aquella que quiere ver en dicha célula un compartimiento especial permanente, encargado de mantener los principios marxistas en el seno de un partido con una militancia ideológicamente heterogénea. Esta idea es errónea. La "célula de los siete" se explica por el hecho de que las circunstancias obligaron en un principio a sostener la estabilidad del proyecto mariateguiano en el grupo de elementos entre los cuales se habían forjado especiales lazos de recíproca confianza (17). Por eso, para la Reunión de la Herradura , "Fueron escogidos con detenida escrupulosidad los compañeros de más solvencia, de más responsabilidad, capaces de imprimir, desde el primer momento, una buena dirección al Partido que se trataba de fundar" (18). Y no hay razones para dudar de la veracidad de estas palabras. Así pues, la "célula de los siete" sólo tuvo como propósito asegurar la estabilidad del proyecto mariateguiano, consistente en construir un partido marxista-leninista, es decir, un partido doctrinariamente homogéneo, o sea, un partido que fuera la materializació n de la doctrina (19). En consecuencia, el carácter temporal de la "célula secreta de los siete" es un hecho. Por eso, en los acuerdos de la Reunión de la Herradura , esta célula es mencionada en relación al grupo dirigente a elegirse, y, precisamente, esta relación quedó evidenciada en la reunión del 7 de octubre de 1928, conocida como la Reunión de Barranco: Mariátegui fue nombrado Secretario General; Portocarrero Secretario Sindical; Martínez Secretario de Propaganda; Regman Tesorero; y Navarro e Hinojosa fueron agregados a la Secretaría Sindical. De "los siete", pues, únicamente Borja quedó fuera de todo cargo orgánico. De hecho, con esta reunión empezó a cesar poco a poco la razón de ser de la "célula secreta de los siete". Por consiguiente, no es admisible la idea según la cual Mariátegui planteó un compartimiento especial permanente, secreto, como parte de la estructura del Partido, que debía reproducirse secretamente en todas las instancias orgánicas, es decir, prácticamente como un partido secreto dentro de otro partido legal (20). UNA IDEA ASÍ ESTÁ EN ABSOLUTA CONTRADICCIÓN CON LA LITERATURA DE MARIÁTEGUI SOBRE EL PARTIDO; CON SU CONCEPCIÓN DEL MARXISMO; CON SU POSICIÓN ADVERSA A LA FUNDACIÓN DE UN PARTIDO CON "TODOS LOS ELEMENTOS CAPACES DE RECLAMARSE DEL SOCIALISMO" (21); CON SU PROYECTO DE UN PARTIDO IDEOLÓGICAMENTE DEFINIDO, TEÓRICAMENTE REALISTA Y SOCIALMENTE DE MASAS, ES DECIR, DE UN PARTIDO DE MASAS Y DE IDEAS; Y, FINALMENTE, CON EL CARÁCTER MARXISTA-LENINISTA DEL PARTIDO SOCIALISTA DEL PERÚ. El Partido de Mariátegui fue, pues, un partido doctrinariamente homogéneo. Por eso, en la polémica con Haya, el maestro anticipó: "Los elementos de izquierda que en el Perú concurrimos a su formación, constituimos de hecho -y organizaremos formalmente- un grupo o Partido Socialista, DE FILIACIÓN Y ORIENTACIÓN DEFINIDAS" (22). Por eso, la Reunión de Barranco aprobó la moción, redactada por Mariátegui, en la que, entre otras cosas, se sostiene: "3º- La lucha política exige la creación de UN PARTIDO DE CLASE, en cuya formación y orientamiento se esforzará tenazmente por hacer prevalecer sus puntos de vista revolucionarios clasistas" (23). A solicitud de esta reunión, en la que, además de "los siete", participaron dos nuevos elementos, Castillo y Chávez, Mariátegui redactó los Principios programáticos del Partido Socialista, en los que se plantea claramente el marxismo-leninismo como la base de la unidad partidaria. Es sumamente expresivo el hecho de que esos Principios Programáticos "fueron remitidos a las células del país y del extranjero" (24), pues ello demuestra que fueron circulados en toda la extensión del Partido. El Partido de Mariátegui era, pues, un partido doctrinariamente homogéneo. Pero la discusión habida en la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana entre la delegación peruana y el resto de delegaciones a propósito del Partido Socialista del Perú, dio lugar a la leyenda de un doble compartimiento en el proyecto mariateguiano. Como se sabe, dicha discusión comprendió un amplio círculo de problemas: oportunidad de la fundación, nombre, doctrina, composición social, programa, ligazón con las masas y estatus. Veamos cada una de estas cuestiones. En cuanto a la oportunidad de la fundación, el maestro señaló: "Mariátegui regresa en este tiempo de Europa con el propósito de trabajar por la organización de un partido de clase" (25). "'Nuestra Epoca' no trae un programa socialista; pero aparece como un esfuerzo ideológico y propagandístico en ese sentido. A los dos números, cesa de publicarse, desaprobada por la empresa periodística a la que prestan sus servicios sus principales redactores; pero éstos prosiguen en sus gestiones por crear un Comité de Propaganda Socialista. Se une a ellos otro redactor de 'El Tiempo', Luis Ulloa, procedente del antiguo partido radical, quien con motivo de sus campañas periodísticas contra los 'hambreadores del pueblo' se relaciona con los sindicalistas. Se constituye el Comité con la adhesión de Del Barzo y algunos obreros próximos a él y de los dos grupos de estudiantes
que ha tomado parte hasta entonces en la agitación obrera. El grupo tiende a asimilarse a todos los elementos capaces de reclamarse del socialismo, sin exceptuar aquellos que provienen del radicalismo gonzales-pradista y se conservan fuera de los partidos políticos. Una parte de los elementos que lo componen, dirigida por Luis Ulloa, se propone la inmediata transformació n del grupo en partido; la otra parte, en la que se cuentan precisamente los iniciadores de su fundación, sostienen que debe ser mantenido como Comité de Propaganda y Organización Socialistas, mientras su presencia no tenga arraigo en las masas. El período no es propio para la organización socialista; algunos de los elementos del comité redactan un periódico: 'Germinal', que adhiere al movimiento leguiísta; Mariátegui, Falcón y sus compañeros se separan, finalmente, del grupo que acuerda su aparición como partido el 1º de Mayo de 1919" (26). Y en Aniversario y Balance, precisó: "El trabajo de definición ideológica nos parece cumplido. En todo caso, hemos oído ya las opiniones categóricas y solícitas en expresarse. Todo debate se abre para los que opinan, no para los que callan. La primera jornada de 'Amauta' ha concluido. En la segunda jornada, no necesita ya llamarse revista de la 'nueva generación', de la 'vanguardia', de las izquierdas'. Para ser fiel a la Revolución , le basta ser una revista socialista" (27). Por su parte, Hugo Pesce, uno de los dos delegados peruanos a la mencionada Conferencia, afirmó: "Sabemos que con su constitución [del Partido] corremos riesgo, pero ello es un proceso largo, que tiene su historia, que ya ha venido elaborándose" (28). Pero el delegado estadounidense, Simons, dijo: "Un Partido Comunista se constituye sobre la base del programa de la Internacional Comunista y con los elementos que están de acuerdo con este programa, aunque agrupe solamente una parte del proletariado. Es un error considerar que no se puede formar el Partido porque no todo el proletariado adherirá al mismo" (29). En cuanto al nombre, Mariátegui señaló: "En Europa, la degeneración parlamentaria y reformista del socialismo ha impuesto, después de la guerra, designaciones específicas. En los pueblos donde ese fenómeno no se ha producido, porque el socialismo aparece recién en su proceso histórico, la vieja y grande palabra conserva su grandeza" (30) Pero Pesce afirmó: "Dejo constancia, compañeros, que el partido socialista es solamente una táctica". "Queremos constituir el partido socialista para polarizar una serie de elementos que pueden actuar entre las masas" (31). Y el delegado de la Internacional Comunista , Luis, dijo: "Nuestros camaradas deben esforzarse por modificar sus planes concernientes a la creación de un Partido Socialista" (32). En cuanto a la doctrina, Mariátegui señaló: "El marxismo-leninismo es el método revolucionario de la etapa del imperialismo y de los monopolios. El Partido Socialista del Perú, lo adopta como su método de lucha" (33). Pero Pesce afirmó: "¿El Partido Socialista es la expresión de nuestro pensamiento, de nuestra línea? El partido socialista lo hemos constituido como táctica, como medida de ligazón con las masas. No venimos a decir que el partido socialista es la expresión profunda de los que luchamos por los intereses del proletariado" (34). Y el delegado argentino, Codovilla, dijo: "En un principio, los compañeros sostenían que el partido socialista no sería bolchevique, que tendría programa máximo y mínimo, y que sería un partido amplio, justamente para impedir que los reformistas tomaran la iniciativa de su creación y pudieran hacer de él un partido de oposición burguesa". "Ellos quieren impregnarlo de la ideología marxista" (35). En cuanto a la composición social, Mariátegui señaló: "1º- La organización de los obreros y campesinos, con carácter netamente clasista, constituye el objeto de nuestro esfuerzo y nuestra propaganda y la base de la lucha contra el imperialismo extranjero y la burguesía nacional" (36). Pero Pesce afirmó: "hemos creído conveniente constituir un partido socialista que abarque la gran masa del artesanado, campesinado pobre, obreros agrícolas, proletariado y algunos intelectuales honestos" (37). Y el delegado Luis, dijo: "El proletariado debe tener un partido, pero no un partido compuesto por tres clases" (38). En cuanto al programa, Mariátegui señaló: "El programa debe ser una declaración doctrinal" y, después de fundamentar los principios doctrinarios y de establecer las Reivindicaciones Inmediatas, agregó: "Los grupos estrechamente ligados que se dirigen hoy al pueblo, por medio de este manifiesto, asumen resueltamente, con la conciencia de un deber y una responsabilidad histórica, la misión de defender y propagar sus principios y mantener y acrecentar su organización, a costa de cualquier sacrificio. Y las masas trabajadoras de la ciudad, el campo y las minas y el campesinado, cuyos intereses y aspiraciones representamos en la lucha política, sabrán apropiarse de estas reivindicaciones y de esta doctrina, combatir perseverante y esforzadamente por ellas y encontrar, a través de cada lucha, la vía que conduce a la victoria final del socialismo" (39). Pero los delegados peruanos, en vez de presentar a la Conferencia los Principios Programáticos del Partido Socialista, redactados por Mariátegui, presentaron el programa de la célula de París, redactado por Ravines (40). Y el delegado Codovilla, dijo: "Al proletariado se le educa diciéndole claramente lo que nos proponemos, demostrándole que toda nuestra acción, por pequeña que sea, tiende siempre a un solo fin: a la revolución. Para eso no se precisan ni programas máximos ni mínimos; basta el programa comunista que es el de la revolución social" (41). En cuanto a la estructura, Mariátegui señaló: "El Comité procederá a la organización de comités en toda la república y de células en todos los centros de trabajo, con relaciones estrictamente disciplinadas" (42). Pero Pesce afirmó: "El partido socialista se basa en nuestro Grupo, el cual es enteramente afín con la ideología de la Internacional Comunista " (43). Y el delegado Luis, dijo: "Si el Partido Socialista no es más que una máscara legal para el Partido Comunista, podemos encarar este método, pero para nuestros camaradas no es lo mismo. Quieren formar y desarrollar paralelamente dos partidos proletarios. Uno secreto, ilegal, reservado para los iniciados al pequeño grupo seleccionado de comunistas ya conscientes; otro, público, legal, ampliamente abierto a los elementos intelectuales, que no serían admitidos en el Partido Comunista, es decir, a los elementos simpatizantes de la pequeña burguesía, cuya ideología no es comunista, que no ofrecerían garantía para el progreso del Partido Comunista. No se trata, pues, de una máscara legal del Partido Comunista, sino de un segundo partido proletario cuya base social será algo más amplia que la del Partido Comunista y cuyo programa algo menos completo, menos revolucionario, más reformista, o por lo menos, más confuso. Y nuestros compañeros esperan controlar el segundo partido mediante el primero" (44). En cuanto a la ligazón con las masas, Mariátegui escribió: "el Comité concurrirá a la constitución de un partido socialista, basado en las masas obreras y campesinas" (45). Pero Pesce afirmó: "Si con nuestro grupo podemos controlar el partido y dirigir sus acciones, ¿no es acaso un medio bueno de ligazón con las masas?" (46). Y el delegado Luis, dijo: "Nuestros camaradas deben
plantearse el problema de la ligazón con las masas, sobre la forma de un bloque obrero y campesino" (47). En cuanto al estatus del partido, Mariátegui señaló: "La libertad del Partido para actuar pública y legalmente, al amparo de la Constitución y de las garantías que ésta acuerda a sus ciudadanos, para crear y difundir sin restricciones su prensa, para realizar sus congresos y debates, es un derecho reivindicado por el acto mismo de fundación pública de esta agrupación" (48). Pero Pesce afirmó "Dejo constancia, compañeros, que el partido socialista es solamente una táctica; eso no quita que nosotros no hagamos el intento de aprovechar la situación de semilegalidad en el momento electoral" (49).Y el delegado de la Internacional Juvenil Comunista, Peters, dijo: "Nuestros camaradas del Perú proponen la creación de un 'partido socialista' y argumentan diciendo que este partido no será más que la máscara legal del Partido Comunista, pero los mismos camaradas del Perú se refutan, cuando nos dicen que ese partido socialista tendrá una composición social amplia, que será formado por obreros, campesinos, pequeño burgueses, etc. En suma, no se trata de 'una máscara legal', sino de otro partido político más 'accesible', como dicen los mismos camaradas peruanos". "Cread, a pesar de todas las dificultades, un partido comunista ilegal
que podrá, también estudiar los medios legales para la creación de organizaciones auxiliares de masas" (50). Pues bien, la totalidad de estas cuestiones discutidas en la Primera Conferencia Comunista de Buenos Aires, demuestra, en primer lugar, que los delegados peruanos plantearon cualquier cosa menos el proyecto mariateguiano de un partido de masas, y, en segundo lugar, que, como consecuencia, los delegados de los otros partidos no criticaron sino los argumentos de circunstancia presentados por aquellos.. En consecuencia, la idea según la cual el proyecto de partido de Mariátegui comprendía dos compartimientos, dos niveles, prácticamente dos partidos, ES UNA IDEA EN ABSOLUTA CONTRADICCIÓN CON LA LITERATURA DE MARIÁTEGUI SOBRE EL PARTIDO; CON SU CONCEPCIÓN DEL MARXISMO; CON SU POSICIÓN ADVERSA A LA FUNDACIÓN DE UN PARTIDO CON "TODOS LOS ELEMENTOS CAPACES DE RECLAMARSE DEL SOCIALISMO"; CON SU PROYECTO DE UN PARTIDO IDEOLÓGICAMENTE DEFINIDO, TEÓRICAMENTE REALISTA Y SOCIALMENTE DE MASAS, ES DECIR, DE UN PARTIDO DE MASAS Y DE IDEAS; Y, FINALMENTE, CON EL CARÁCTER MARXISTA-LENINISTA DEL PARTIDO SOCIALISTA DEL PERÚ. II Pero ocurre que, algunas personas demasiado desenvueltas, pretenden ignorar ahora la concepción mariateguiana del partido de masas y, a título de seguirla, plantean, sin embargo, una concepción distinta. Veamos esto. En lo ideológico. En el artículo El partido de Mariátegui, García plantea que "los ismos están demás para el marxismo o cosmovisión marxista. Basta uno solo para abarcar con él a todos los maestros universales habidos y por haber". De esta manera, la adhesión a la verdad universal la formula como marxismo y nada más que como marxismo. Pero esto es erróneo en sí mismo, pues deja en la sombra el desarrollo del marxismo y, además, está en abierta oposición al planteamiento de Mariátegui que, consciente de que "Lenin aparece, incontestablemente, en nuestra época como el restaurador más enérgico y fecundo del pensamiento marxista", de que es en la revolución rusa "donde hay que ir a buscar la nueva etapa marxista", de que "Lenin nos prueba, en la política práctica, con el testimonio irrecusable de una revolución, que el marxismo es el único medio de proseguir y superar a Marx", llegó a la indiscutible conclusión de que "El marxismo-leninismo es el método revolucionario de la etapa del imperialismo y de los monopolios", por lo que programáticamente estableció que "El Partido Socialista del Perú, lo adopta como su método de lucha". Es claro, entonces, que la formulación de nuestra adhesión a la verdad universal constituye una necesidad de expresión del desarrollo del marxismo y de nuestras fundamentales diferencias en concepción y métodos con las diversas corrientes del oportunismo y el revisionismo, y, por tanto, formular esa adhesión con la sola palabra marxismo constituye de hecho una puerta abierta para la amalgama ideológica. El partido del proletariado no sólo tiene que ser un partido adherido al marxismo en todo su desarrollo histórico, sino que, al mismo tiempo, debe expresar debidamente esta adhesión. En consecuencia, dejar en la sombra, en el marco de la base de unidad, el desarrollo del marxismo, es negar el método de Mariátegui. En lo teórico. En este terreno es necesario señalar únicamente que, no obstante algunos aciertos, García ha procedido a tergiversar ciertas ideas de Mariátegui, y muy especialmente su concepción del partido de masas (51). Esta actitud revela una utilización arbitraria de la piedra angular del marxismo peruano. Lo cual, por cierto, no es poco. En lo político. Como se sabe, García propone un municipio que tiene "que ser una corporación de trabajo, Legislativa y Ejecutiva a la vez", y que, además, "tiene que planificar su economía, asumiendo sus funciones de producción, administració n y gobierno. En síntesis, tiene que ser la célula económica de la nueva sociedad" (52). Pero esta última frase, "tiene que ser la célula económica de la nueva sociedad", no casa con aquella otra que aparece en el mismo lugar y, según la cual, "el nuevo municipio es el 'por dónde empezar' de la lucha por el cambio social" (subrayado en el original) (53), pues, siendo así, entonces lo que en realidad se propone es que "el nuevo municipio" tiene que ser la célula económica de la sociedad capitalista. (54). Por eso, es expresivo que hayan quienes plantean que organizar municipios con las características anotadas es construir "los gérmenes del socialismo". Por otro lado, los pretendidos "nuevos municipios" están ligados a estas pretensas "reivindicaciones inmediatas": "derecho al trabajo" (55), "derecho a la vida digna material y espiritual", "derecho al cambio social". Pero ocurre que levantar el "derecho al trabajo" puede tener eficacia como elemento de agitación, mas, por cuanto este derecho no puede ser cumplido en los marcos de la sociedad capitalista, levantarlo tal como se lo hace es, de facto, crear ilusiones en las masas trabajadoras. Y, del mismo modo como el "derecho al trabajo" no es realizable en el capitalismo (incluso el país capitalista más desarrollado, EUA, tiene actualmente más de dos millones de parados), tampoco es posible "la vida digna material y espiritual", sencillamente porque en el capitalismo el trabajo es TRABAJO ALIENADO, es decir, las condiciones de existencia de los trabajadores son condiciones alienadas y alienantes. En consecuencia, plantear como reivindicació n básica, inmediata, o sea, como reivindicació n posible en las condiciones de la actual sociedad, "la vida digna material y espiritual" de las clases trabajadoras, es embellecer el capitalismo. En realidad, los nuevos municipios y la vida digna material y espiritual son posibles únicamente en el socialismo. Finalmente, levantar el "derecho al cambio social" (56) sirve nada más como elemento de propaganda, pues la revolución no es una cuestión de derecho sino de situación revolucionaria y acción dirigente de la vanguardia. En resumidas cuentas, el planteamiento de "nuevos municipios" (con sus "reivindicaciones básicas" que en realidad son reivindicaciones máximas), es completamente contrario a la justa observación mariateguiana de que "la praxis marxista
propone precisamente la conquista del poder político como base de la socialización de la riqueza".. En lo orgánico. El material humano con el que cuenta la facción de García no es precisamente "pensante y operante", sencillamente porque a lo largo de los años ha demostrado un evidente seguidismo, que, como se ha visto en los últimos tiempos, sus cultores tratan de encubrir con un criollo juego de palabras. García ha escrito que "El PSP tenía dos niveles: internamente funcionaba como 'facción orgánica y doctrinariamente homogénea' (como 'célula secreta de los siete'); externamente aspiraba a ser 'el primer gran partido de masas e ideas de toda nuestra historia republicana'" (57). Pero sucede que plantear que el primer "nivel" era una "facción orgánica y doctrinariamente homogénea", equivale a decir que el segundo "nivel" no era orgánica y doctrinariamente homogéneo. Y un partido que no es doctrinariamente homogéneo tanto vertical como horizontalmente, es un partido doctrinariamente heterogéneo, es decir, no es ni puede ser la materializació n del marxismo. En otras palabras, dicha falsa interpretació n de la concepción mariateguiana del PSP reduce lo doctrinariamente homogéneo a un nivel secreto, limitado, y lo masivo aparece como un nivel formado por militantes doctrinariamente heterogéneos. Esta falsa interpretació n niega el hecho histórico de que el proyecto de Mariátegui era construir un partido ideológicamente definido, teóricamente realista y socialmente de masas, es decir, un partido de masas y de ideas, tal como ha quedado demostrado en el primer apartado. Con esta falsa interpretació n del Partido de Mariátegui, García pretende la fundación de una organización con "todos los elementos capaces de reclamarse del socialismo". De allí su intención de llamarla partido socialista. De allí su reducción de la denominación de la verdad universal a solo marxismo. De allí su conciliación con el oportunismo y el revisionismo. Pero ocurre que el partido del proletariado es doctrinariamente excluyente: acuerda el marxismo-leninismo como el aspecto general de su base de unidad, porque rechaza toda suerte de oportunismo y revisionismo. Por eso la moción de afiliación a la Tercera Internacional , presentada por Mariátegui a la reunión del 1 de marzo y aprobada en la reunión del 4 del mismo mes de 1930, señala: "El C.C. del partido adhiere a la Tercera Internacional y ACUERDA TRABAJAR POR OBTENER ESTA MISMA ADHESIÓN DE LOS DEMÁS GRUPOS QUE INTEGRAN EL PARTIDO" (58). Y, por tanto, organizativamente, también es excluyente. Por eso la misma moción establece: "El P.S. es un partido de clase y por consiguiente REPUDIA TODA TENDENCIA QUE SIGNIFIQUE FUSIÓN CON LAS FUERZAS U ORGANISMOS POLÍTICOS DE LAS OTRAS CLASES" (59). García ha escrito también: "no es el nombre lo que caracteriza a un partido proletario, sino su Programa" (60). Y, extendiendo la pretendida validez de su falsa interpretació n, ha escrito que "El problema que enfrentó Mariátegui es el mismo que el proletariado enfrenta desde hace más de un siglo: cómo relacionar la teoría (Programa Socialista) con la práctica (Partido-Frente) . Este es el gran dilema entre disolución (desintegració n) o dilución (integración) , que enfrenta todo partido proletario en el mundo entero". "Si el Programa de acción está ligado al Programa Prospectivo, de hecho se logra la dilución" (61).. Sí, pues, lo que caracteriza a un partido proletario no es el nombre, sino su programa, pero sólo en primera instancia, pues lo que lo caracteriza en definitiva es su PRÁCTICA (62). La afirmación de que el problema implicado en la relación teoría-práctica es uno que "enfrenta el proletariado desde hace más de un siglo", encierra la peregrina idea de que un partido doctrinariamente heterogéneo como el que se pretende es la solución de este problema y, por tanto, encierra, al mismo tiempo, la completa negación de la concepción leninista del partido proletario, sustentada en el ¿Qué hacer? (libro que existe "desde hace más de un siglo"). Como es de conocimiento general, en este libro el jefe de la revolución rusa dio solución a tres problemas fundamentales: 1) la relación entre la espontaneidad de las masas y la conciencia comunista; 2) entre la política tradeunionista y la política comunista, y 3) entre los métodos artesanos de trabajo y la organización revolucionaria. De este modo proporcionó al proletariado internacional la concepción del partido de clase como un partido doctrinariamente homogéneo y, por tanto, como un partido-dirigente, como un partido-vanguardia. Esta concepción leninista del partido proletario tiene un valor universal. Y esta vigente, no obstante la sibilina intención de negarla. Por otro lado, la dilución de la organización del Partido (que no del partido en el gran sentido histórico de la palabra) no es determinada por su eventual heterogeneidad doctrinaria. En octubre de 1885, Engels señaló: "Hoy, el proletariado alemán ya no necesita de ninguna organización oficial, ni pública, ni secreta; basta con la simple y natural cohesión que da la conciencia del interés de clase, para conmover a todo el imperio alemán, sin necesidad de estatutos, de comités, de acuerdos ni de otras formas tangibles" (63). Evidentemente, el cofundador del marxismo se equivocó, pues, en las condiciones del capitalismo, el proletariado alemán (como el proletariado de cualquier otro país) tenía y tiene todavía necesidad de una organización política. Pero si la aserción de Engels no es válida para la sociedad capitalista, en cambio sí lo es para la sociedad socialista. En efecto, en las condiciones del socialismo, la organización del partido no es ya necesaria, basta con la simple y natural cohesión que da la conciencia del interés de clase para que el partido, en el gran sentido histórico de la palabra, pueda dirigir la lucha por la realización del comunismo. Por tanto, la dilución de la organización del partido está determinada no por ninguna heterogeneidad doctrinal del Partido en las condiciones del capitalismo, sino por las especiales condiciones que el socialismo proporciona para el desarrollo de la conciencia de clase de las masas trabajadoras y, en consecuencia, la mencionada dilución hay que entenderla como desconcentració n orgánica e integración de los elementos de vanguardia tanto en el nivel del Estado como en el nivel del movimiento revolucionario de las masas (64). Finalmente, en la medida en que la aplicación del programa depende absolutamente de la práctica de la militancia, un partido doctrinariamente heterogéneo como el que pretende García, es decir, un partido con una militancia mayoritariamente heterogénea en lo doctrinario, no es ni puede ser garantía de ligazón entre el Programa Mínimo y el Programa Máximo. III De la contrastación entre las posiciones de Mariátegui y los argumentos esgrimidos por la delegación peruana en la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana, lo central, lo esencial, lo fundamental, lo decisivo, es la constatación de que, mientras el maestro dejó sentado que "El marxismo-leninismo es el método revolucionario de la etapa del imperialismo y de los monopolios. El Partido Socialista del Perú, lo adopta como su método de lucha", Pesce afirmó: "¿El Partido Socialista es la expresión de nuestro pensamiento, de nuestra línea? El partido socialista lo hemos constituido como táctica, como medida de ligazón con las masas. No venimos a decir que el partido socialista es la expresión profunda de los que luchamos por los intereses del proletariado" . "El partido socialista se basa en nuestro Grupo, el cual es enteramente afín con la ideología de la Internacional Comunista ". Es decir, mientras Mariátegui afirmaba el carácter marxista-leninista del PSP, Pesce sostenía que este carácter lo tenía únicamente el "gupo" secreto, y no el entero partido. En otras palabras, mientras Mariátegui postulaba un partido orgánica y doctrinariamente homogéneo, Pesce postulaba un partido con dos compartimientos, con dos niveles: uno secreto, orgánica y doctrinariamente homogéneo, y otro masivo, orgánica y doctrinariamente heterogéneo, es decir, postulaba un partido doctrinariamente heterogéneo. Es justamente esta concepción de Pesce, la que García, con palabras más palabras menos, pretende hacer pasar como si fuera de Mariátegui, como si fuera la solución al problema "que el proletariado enfrenta desde hace más de un siglo", como si fuera la condición para la dilución de la organización partidaria en la sociedad socialista. Así pues, esa versión antojadiza del Partido de Mariátegui, basada en torpes especulaciones, aderezada ahora por García, circula libremente, no obstante que hay publicada abundante documentación propia de Mariátegui que demuestra lo contrario: el PSP FUE UN PARTIDO DE CLASE Y NO UN PARTIDO DE "TODOS LOS ELEMENTOS CAPACES DE RECLAMARSE DEL SOCIALISMO"; FUE UN PARTIDO MARXISTA-LENINISTA Y NO UN PARTIDO MARXISTA A SECAS; FUE UN PARTIDO ORGÁNICA Y DOCTRINARIAMENTE HOMOGÉNEO Y NO UN PARTIDO ORGÁNICA Y DOCTRINARIAMENTE HETEROGÉNEO. Y, esa concepción del partido de Pesce, reciclada por García: 1) niega la teoría leninista del partido; 2) niega la concepción mariateguiana del partido de masas; 3) niega la exigencia leninista de sacarse la camisa sucia y ponerse ropa limpia; 4) niega la exigencia mariateguiana de demarcar netamente los campos entre marxismo y oportunismo. Por tanto, la frase "reivindicar el Partido Socialista" no quiere decir en modo alguno reivindicar el Partido de Mariátegui, sino nada más que la intención de utilizar el rótulo de Socialista para hacer posible un partido doctrinariamente heterogéneo, un partido de "todos los elementos capaces de reclamarse del socialismo", un partido a lo Pesce. ASÍ PUES, EL PARTIDO SOCIALISTA DE MARIÁTEGUI FUE UNA COSA Y EL PARTIDO SOCIALISTA DE GARCÍA SERÁ OTRA COSA. ESTO ES ABSOLUTAMENTE CLARO. En conclusión, y para decirlo de una vez, plantear un partido con un nivel secreto, orgánica y doctrinariamente homogéneo, y otro nivel masivo, orgánica y doctrinariamente heterogéneo, ES OPORTUNISMO EN CUESTIONES DE ORGANIZACIÓN. ____________ ____ (1) Correspondencia, t.II, p.611. (2) Anuario Mariateguiano, nº1, 1989, p.15 (3) Defensa del marxismo, pp.21-22. Subrayado en el original. (4) T.13, p.160. (5) Defensa del marxismo, pp.125 y 126. (6) T.11, p.55. (7) Martínez: Apuntes para una interpretació n marxista de la historia social del Perú, t.II, p.272. En adelante este libro será citado únicamente como Apuntes. (8) T.11, P.56. (9) Ibidem, p.55. (10) T.15, p.71-72. (11) Ibidem, p.189. (12) Defensa del marxismo, p.26. La elipsis es mía. (13) Ibidem, p.44. Subrayados en el original. (14) La organización del proletariado, p.196. (15) Ibidem, pp.196-197. (16) Para captar cabalmente esta afirmación, es necesario tener en cuenta lo que sigue. En Aniversario y Balance, setiembre 1928, Mariátegui escribió: "El trabajo de definición ideológica nos parece cumplido. (
) Para ser fiel a la Revolución , le basta ser una revista socialista" (t.13, p.247. Elipsis mía). Y en su tesis Antecedentes y desarrollo de la acción clasista, precisó: "'Amauta', en su Nº17, el de su segundo aniversario, declara cumplido el proceso de 'definición ideológica', afirmándose, categóricamente, marxista" (ibidem, p.104). Ya sabemos que, en el lenguaje mariateguiano, marxismo quería decir marxismo-leninismo, y, además, que la palabra Socialismo como nombre del Partido encerraba un concepto idéntico al de Comunismo. Pero el socialismo que se nos quiere vender ahora es un socialismo condimentado con oportunismo y revisionismo, y que, por tanto, aparece como pretendido nombre de una organización abierta lo mismo a marxistas que a oportunistas, lo mismo a marxistas que a revisionistas. (17) Como se sabe, no pocas veces la fundación de un partido proletario ha implicado basar inicialmente las relaciones orgánicas en los lazos de confianza recíproca desarrollados en el trabajo común. (18) Martínez de la Torre : Apuntes, t.II, p.397. (19) En la carta colectiva de junio de 1928, Mariátegui anotó: "no podemos, en virtud del sentido mismo de nuestra cooperación, entender el Apra como partido, esto es, como una facción orgánica y doctrinariamente homogénea" (ibidem, p.300). Este fue, pues, el concepto que el maestro tenía de lo que es un partido y, por tanto, del partido proletario, del partido cuya fundación anunciaba en junio de 1928. ESTA FUE LA CONCEPCIÓN DEL PARTIDO DE CLASE QUE PLASMÓ EN EL PARTIDO SOCIALISTA DEL PERÚ. (20) Mariátegui era un observador demasiado zahorí como para que se le hubiera podido pasar la lección del fracaso de algunas tentativas de formar un partido con dos compartimientos, con dos niveles, es decir, de formar partidos doctrinariamente heterogéneos, como se había intentado no hacía mucho y se intentaba todavía alrededor de 1928 en Panamá, Bolivia, Ecuador, Brasil y Colombia. (21) Esta frase es de Mariátegui, y se encuentra en Antecedentes y desarrollo de la acción clasista (t.13, p.99). Como es evidente, en ella la palabra socialismo es utilizada en su sentido más general y, así, aparece designando la tendencia reformista. En cambio, en Principios programáticos del Partido Socialista, Mariátegui le agrega un adjetivo calificativo para circunscribir su significado: "La praxis del socialismo marxista en este período es la del marxismo-leninismo" (t.13, p.160. El subrayado es mío). Y, obviamente, este es el específico significado que tiene la palabra socialismo como nombre del partido de Mariátegui. Pero García y sus repetidores utilizan esta palabra en su sentido más elástico, más dilatado, más general, y, de este modo, oportunistas y revisionistas son comprendidos como "socialistas", tal como ha quedado comprobado de un modo incontestable. Y, obviamente, este es el significado que tiene la palabra socialismo como nombre del partido que los aludidos se aprestan a fundar. (22) Martínez, Apuntes, p.301. Las mayúsculas son mías. (23) Ibidem, p.398. Las mayúsculas son mías. En el lenguaje ortodoxo (para decirlo de alguna manera), la expresión "partido de clase" quiere decir partido marxista-leninista, partido proletario, carácter que se deriva no del origen social de sus militantes, sino de la doctrina que lo unifica organizativamente. Por tanto, es claro que con este concepto está en flagrante contradicción cualquier concepción de un partido con un nivel doctrinariamente homogéneo y otro nivel doctrinariamente heterogéneo. (24) Ibidem. (25) T.13, p.100. Mariátegui regresó al Perú el 20 de marzo de 1923, lo que quiere decir que su labor directa, in situ, por la fundación del PSP, cubrió un período de cinco años y medio.. (26) Ibidem, pp.98-99. Los subrayados son míos. (27) Ibidem, p.247. (28) Martínez: Apuntes, p.423. (29) Ibidem, p, 423. (30) T.13, p.249. (31) Martínez: Apuntes, p. 422 y 423. (32) Ibidem, p.425. (33) T.13, p.160. (34) Martínez: Apuntes, p.422. (35) Ibidem, pp.427-428 y 429. (36) Ibidem, p. 397. El subrayado es mío. (37) Ibidem, p.420. (38) Ibidem, p.430. (39) T.13, pp.159 y 164. (40) En una carta del 25 de junio de 1929 dirigida al grupo de París a fin de informarle del estado de las labores en la Conferencia de Buenos Aires, Pesce confesaba que, "Con respecto al programa, hemos leído a los compañeros el Proyecto de Programa enviado por Ud. en fecha 29 de Diciembre próximo pasado. Ha sido aprobado en su contenido, con unas cuantas modificaciones formales. Sin embargo, hemos acordado redactarlo en forma más amplia, contemplando otras particularidades" (Martínez, Apuntes, tomo II, p.484). El aludido programa era parte de las Tesis sobre la acción por desarrollar en el Perú, preparadas por Ravines, mismas que, como se sabe, "no fueron aceptadas en su totalidad por el grupo de Lima" (ibidem, p.335). Este antecedente (con respecto a la Conferencia de Buenos Aires) da la medida de la inconsecuencia de la delegación peruana. (41) Martínez: Apuntes, p.430. (42) A esta declaración, hay que agregar esta otra del mismo Mariátegui: "El marxismo-leninismo es el método revolucionario de la etapa del imperialismo y de los monopolios. El Partido Socialista del Perú, lo adopta como su método de lucha", sencillamente porque así queda claro que, en el Partido de Mariátegui, la organización aparecía como la materializació n de la doctrina. Ahora puede entenderse por qué Mariátegui afirmaba que la organización partidaria se basa en "relaciones estrictamente disciplinadas" . (43) Ibidem, p.423. (44) Ibidem, p.424. (45) Ibidem, p.398. (46) Ibidem, p.422. (47) Ibidem, p.425. La elipsis es mía. (48) T.13, p.164. (49) Martínez: Apuntes, p.423. (50) Ibidem, pp.425 y 426). La elipsis es mía. (51) Ver los artículos El nombre del Partido, Una aclaración necesaria, ¿Mariátegui contra Mariátegui?, y Apuntes sobre el socialismo peruano, del suscrito, y el artículo Mariátegui y la gratuidad de la enseñanza, de César Risso. Adicionalmente, pueden verse también mis artículos Notas sobre la creación heroica de Mariátegui, Mariátegui y el leninismo, Mariátegui y la base de unidad del partido, Un comentario indispensable y Defensa de una verdad mariateguiana. (52) García: Municipio y estado, mimeo. (53) Ibidem. Subrayado en el original. (54) En Polémica, año II, Nº4, marzo-mayo, 2002, pp.14-15, apareció publicado el artículo que comento, pero bajo la firma de Germán Vulcano. En esta publicación, se puede ver que, en lugar de decirse que el "nuevo municipio" "tiene que ser la célula económica de la nueva sociedad", se dice que "tiene que ser la célula económica de la sociedad", es decir, no se dice "de la nueva sociedad". ¿Error de la revista? ¿Modificación del autor? Sea como fuere, lo evidente es que la versión de Polémica expresa con más exactitud la verdadera idea de García que se revela en toda su desnudez en la frase "el nuevo municipio es el por 'dónde empezar' de la lucha por el cambio social", pues, al ser presentado este "nuevo municipio" como una reivindicació n básica, es decir, inmediata, es un hecho que se lo concibe como la célula económica de la sociedad actual (lo que se evita decir francamente) . En esto reside esa mezcla de maximalismo verbal y reformismo real que caracteriza al creidismo. (55) En el artículo Plan de publicación, aparecido en Polémica, año II, Nº5, p.20, García no plantea el derecho al trabajo a secas, sino que, indirectamente, plantea el derecho al trabajo emancipado. Este planteamiento lo hace bajo el subtítulo Frente unido. Reivindicaciones básicas (es decir, reivindicaciones inmediatas), y, en consecuencia, es menester tener presente que el trabajo en la sociedad capitalista es TRABAJO ALIENADO. Por tanto, plantear el derecho al trabajo emancipado como una reivindicació n básica, inmediata, es llevar las cosas demasiado lejos, pues equivale a creer que el trabajo emancipado es posible en la sociedad capitalista. ¡Ni más ni menos! (56) Los términos "cambio social", "cambio", "cambios estructurales" y "proceso de cambios" son utilizados profusamente tanto por el reformismo como por la propia burguesía (Bolivia, Ecuador, Venezuela, etc.). Por eso es necesario precisar que, la teoría marxista del desarrollo histórico, comprende el término REVOLUCIÓN SOCIAL para designar la ruptura con las relaciones de producción caducas, es decir, para designar el desplazamiento en el poder político de una clase por otra, el paso de una formación social a otra superior. Así, en el prólogo a su Contribución a la crítica de la economía política, Marx escribió: "En un estadio determinado de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o -lo cual sólo constituye una expresión jurídica de lo mismo- con las relaciones de producción dentro de las cuales se habían estado moviendo hasta ese momento. Esas relaciones se transforman de formas de desarrollo de las fuerzas productivas en ataduras de las mismas. Se inicia entonces una época de REVOLUCIÓN SOCIAL" (mayúsculas mías). Contra este término, que, como se ve, expresa todo un concepto científico, en 1923 el sociólogo positivista Ogburn introdujo el término "cambio social" que, como concepto, es notoriamente neutro. El III Congreso Sociológico Internacional, realizado en 1956, fue especialmente dedicado al tema de "cambios sociales", y escenario de un particular ensalzamiento del término "cambio social" por parte del sociólogo alemán L. von Wise, quien argumentó que el mencionado término presupone "una estimación más prudente y escéptica de los cambios vitales y sociales en la vida de la humanidad y de las diferencias entre generaciones" . En los años sesenta, la Alianza para el Progreso levantó el "cambio social" en los países de América Latina al objeto de oponerse a la Revolución Cubana. Y el reformismo de la CEPAL levantó también el mismo término para distraer a las masas. De este modo, el término de marras ha hecho carrera en la literatura burguesa, así como también los términos parientes "cambio" -así a secas, pues es obvio que lo que se trata de significar es un cambio social y no un cambio natural-, "cambios estructurales" y "proceso de cambios". Por otro lado, desde hace un par de décadas por lo menos, un sector de la izquierda peruana ha levantado también el término "cambio social", con el ánimo de hacer accesible a las masas populares la idea de la transformació n revolucionaria de la sociedad. Por tanto, quienes lo utilizan, deberían saber, por lo menos, que dicho término no es unívocamente intercambiable con el término revolución. Pero, por cierto, muchos no lo saben y, por tanto, es menester recordar esta aserción mariateguiana: "a Haya no le importa el lenguaje; a mí sí; y no por preocupación literaria sino ideológica y moral" (Correspondencia, t.II, p.491). El tratamiento in extenso de los conceptos de "cambio social" y de "revolución" se encuentra en mi artículo inédito Reivindicació n de la palabra revolución. (57) Aniversario 80 (5). (58) Martínez: Apuntes, p.512. Las mayúsculas son mías. Es necesario observar que, al señalar la moción el propósito del C.C. de trabajar porque su adhesión a la Tercera Internacional fuera asumida también "por los demás grupos que integran el Partido" ("por los demás grupos", es decir, por todos los grupos del Partido, no por algunos), directamente da al traste con la creencia en un "primer nivel doctrinariamente homogéneo" ("célula secreta de los siete"), de carácter permanente, y de un "segundo nivel" masivo, doctrinariamente heterogéneo, también de carácter permanente. (59) Ibidem, pp.511-512. Las mayúsculas son mías. (60) Pero esto no es un absoluto. ¿Podríamos, actualmente, denominarnos Partido Laborista o Partido Socialdemócrata? Evidentemente que no. Como tampoco sería correcto denominarnos Partido Socialista. En consecuencia, no es el nombre lo que caracteriza a un partido proletario, pero, como se ve, de todos modos tiene una evidente importancia política y, por esto, cuando no es posible utilizar el nombre científicamente exacto que le corresponde, el nombre elegido para el Partido debe servir para diferenciarlo suficientemente del oportunismo. (61) Aniversario 80 (5). Subrayado en el original. (62) Criticando al oportunismo de la Segunda Internacional , Stalin señalaba, con razón, que "las resoluciones y las consignas no valen nada si no están respaldadas por los hechos". Esto vale también para los programas. (63) Marx-Engels: Obras Escogidas en tres tomos, Editorial Progreso, Moscú, 1980, t.III, p.201. (64) Por tanto, el Estado socialista, es decir, el Estado en extinción, aparece como un Estado-Partido, y el movimiento revolucionario de las masas aparece también como un Partido-Movimiento. Y tanto en el primer caso como en el segundo, el Partido aparece como un partido en extinción. Eduardo Ibarra 16.05.08. biblioteca9@ hotmail.com |
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