jueves, 4 de septiembre de 2008

HAYA DE LA TORRE Y LA DEMOCRACIA

A continuación se reenvia el siguiente articulo elaborado por Leon Trosky sobre el programa aprista, se agradece el aporte del poeta Juan Cristobal, las diferencias con el troskismo no nos enceguese, ni nos impide publicar el siguiente articulo que nos permite observar en primer lugar el cubileteo politico de Haya de la Torre, con respecto al imperialismo norteamericano.
Luis Anamaría
Socialismo Peruano Amauta.


¿Un programa de lucha militante o de adaptación al imperialismo norteamericano?

LEON TROSKY
9 de noviembre de 1938


El número de agosto de 1938 de la revista argentina Claridad publica una carta de Haya de la Torre* sobre la situación peruana. No analizaremos este documento con el mismo criterio que si se tratara de un documento marxista o socialista; Haya de la Torre escribió la carta como demócrata y la consideraremos desde ese ángulo, fundamentalmente desde el punto de vista democrático. Un buen demócrata es mejor que un mal socialista, pero precisamente desde esta perspectiva la carta de Haya de la Torre tiene grandes limitaciones.

Parece que Haya de la Torre reduce solamente a Italia, Alemania y Japón los peligros que amenazan a América Latina. No toma en cuenta al imperialismo en general sino a una sola de sus variantes, el fascismo. Declara categóricamente: “En caso de agresión, estamos seguros de que Estados Unidos -el guardián de nuestra libertad- nos defenderá”. ¿Es una ironía? Por supuesto que no. Hablando de la posibilidad de una usurpación del continente latinoamericano por los “agresores” fascistas, el autor declara: “En tanto Estados Unidos sea fuerte y esté alerta, ese peligro no será inmediato, pero... será un peligro”. Imposible hablar más claramente. El dirigente del APRA está a la pesca de un protector poderoso.
Para Haya de la Torre Estados Unidos sólo existe como “guardián de la libertad”; nosotros lo consideramos el peligro más inmediato y, en una perspectiva histórica, el más amenazante.

Con esto no queremos decir que los gobiernos de los países latinoamericanos no deben aprovechar para defenderse, los antagonismos entre los distintos países y grupos de países imperialistas. Pero una cosa es la utilización táctica de esos antagonismos en determinadas ocasiones, de acuerdo a las circunstancias concretas, y otra muy distinta es basar un cálculo estratégico en la idea de que los Estados Unidos es un protector permanente. Consideramos que esta posición oportunista no sólo es errónea sino profundamente peligrosa, ya que obstaculiza la tarea de educar revolucionariamente al pueblo.
¿En qué sentido se puede calificar a Estados Unidos de “guardián de la libertad” de los mismos pueblos a los que explota? Solamente en el sentido de que Estados Unidos está dispuesto a “defender” a los países de América Latina de la dominación europea o japonesa. Pero cada uno de esos actos de “defensa” implica la sumisión total del país “defendido”. El ejemplo de Brasil demuestra que a los “guardianes” no les interesa en lo más mínimo la “libertad”. Las relaciones entre Washington y Río de Janeiro no se deterioraron después del golpe de estado en Brasil; por el contrario, mejoraron bastante. La razón reside en que Washington considera a la dictadura de Vargas un instrumento más dócil y seguro de los intereses imperialistas norteamericanos que la democracia revolucionaria. Esta es básicamente la posición de la Casa Blanca respecto de todo el sur del continente.
¿Puede ser que Haya de la Torre parta simplemente de la premisa de que Estados Unidos es “un mal menor”? Pero si éste es el caso hay que decir abiertamente que la política democrática exige claridad. Más aún, ¿hasta cuándo será éste el mal menor? Ignorar este problema significa dejar demasiadas cosas libradas al azar. Estados Unidos se rige por las mismas leyes históricas que predominan en los centros capitalistas europeos. La “democracia” actual de Estados Unidos no es más que una expresión de su imperialismo. Debido a la tremenda decadencia del capitalismo norteamericano, la democracia no será óbice para que los “guardianes” de la libertad apliquen en un futuro próximo una política imperialista sumamente agresiva, en especial en los países de América Latina. Hay que señalarlo con claridad, precisión y firmeza y esta perspectiva debe constituirse en la base del programa revolucionario.
Por extraño que parezca, algunos de los dirigentes del APRA declaran que la alianza de su agrupación, y en general de los partidos revolucionarios nacionales de América Latina, con el proletariado de Estados Unidos y otros países imperialistas no tiene ninguna utilidad práctica. La razón sería que a los obreros de estos países “no les interesa” la situación de los países coloniales y semicoloniales. Consideramos que esta posición es suicida en el más amplio sentido de la palabra. Mientras exista el imperialismo los pueblos coloniales no podrán librarse y los oprimidos no podrán derrotar a la burguesía imperialista si no se alían con el proletariado internacional. Es evidente que en lo referente a este problema fundamental Haya de la Torre apoya en su carta la posición de los dirigentes más oportunistas del APRA; si se considera que la burguesía imperialista norteamericana es el “guardián” de la libertad de los pueblos coloniales no se puede buscar una alianza con los trabajadores norteamericanos. Esa subestimación del rol del proletariado internacional en la cuestión colonial surge inevitablemente del intento de no asustar a la burguesía imperialista “democrática”, sobre todo a la de Estados Unidos. Está claro que quien espera encontrar un aliado en Roosevelt no puede transformarse en aliado de la vanguardia proletaria internacional. Esta es la línea divisoria fundamental entre la política de la lucha revolucionaria y la política de la conciliación sin principios.
Haya de la Torre insiste en la necesidad de la unificación de los países latinoamericanos y termina su carta con la fórmula “Nosotros, los representantes de las provincias unidas de Sud América”. En sí misma la idea es absolutamente correcta. La lucha por los Estados Unidos de América Latina es inseparable de la lucha por la independencia nacional de cada uno de los países latinoamericanos. Sin embargo, hay que responder clara y precisamente esta pregunta: ¿cuál es el camino que lleva a la unificación? De las vagas formulaciones de Haya de la Torre se puede concluir que espera convencer a los actuales gobiernos de América Latina de que se unan voluntariamente. .. bajo la “protección” de Estados Unidos. En realidad, sólo el movimiento revolucionario de las masas populares contra el imperialismo, incluyendo su variante “democrática”, podrá alcanzar ese gran objetivo. Admitimos que es un camino difícil, pero no hay otro.
Notamos además que esta carta de carácter programático no dice una sola palabra sobre la Unión Soviética. O bien Haya de la Torre considera que la URSS es el defensor de los países coloniales o semicoloniales, su amigo y aliado, o concuerda con nosotros en que bajo el régimen actual la Unión Soviética representa un gran peligro para los pueblos débiles y atrasados que están lejos de haber logrado su independencia total. También en este caso el silencio de Haya de la Torre se debe a consideraciones abiertamente oportunistas. Parece que Haya de la Torre quiere mantener a la URSS “en reserva” por si Estados Unidos no lo apoya. Pero quien quiere contar con muchos amigos perderá los pocos que tiene.
Estas son las ideas que se nos ocurren después de leer con un criterio puramente democrático la carta del dirigente del APRA ¿Son erróneas nuestras conclusiones? Escucharemos con agrado las respuestas de los representantes del APRA. Lo único que pretendemos es que esas respuestas sean más precisas, más concretas, menos evasivas y diplomáticas que la carta de Haya de la Torre

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