DEFENSA DE LA EXPERIENCIA SOCIALISTA (I) (07 de junio de 2005) Por Miguel Aragón Desde el inicio de sus sesiones semanales, hace dos años, el Foro Centenario ha puesto el énfasis en estudiar, exponer y debatir acerca de "los aspectos esenciales de la interpretació n de la realidad peruana", y en las "propuestas para su transformació n". Estas han sido las preocupaciones centrales. Los aspectos de la realidad mundial solamente se han comentado de manera tangencial, como referencia al abordar los problemas peruanos. Sin embargo, desde el comienzo, y en especial en los últimos meses, se han escuchado voces que reiteradamente muestran interés en comentar los problemas mundiales, en particular la experiencia de la construcción del socialismo iniciada en 1917 en Rusia. Esto expresa que hay una necesidad evidente de comentar y explicar esa gran experiencia; pero sin descuidar que lo principal ha sido, y seguirá siendo, el "conocimiento y definición de los problemas peruanos", y las propuestas para "crear un Perú nuevo en el mundo nuevo". Alguna de las voces que reclaman más atención a los problemas mundiales, cuestionan que en la ex - Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y en los países de Europa Oriental se haya estado construyendo el socialismo hasta fines de la década de 1980; niegan el carácter socialista de los actuales regímenes existentes en China, Vietnam y Corea; y dudan que se esté construyendo el socialismo en Cuba. Lo paradójico de esta posición "internacionalista" es que cuestionan la construcción del socialismo en los países anteriormente mencionados, mientras que, por otro lado, reivindican la pasada experiencia del régimen de Velasco en el Perú (1968-1975) y la actual experiencia del régimen dirigido por Chávez en Venezuela, como experiencias de inicios del socialismo, e incluso como experiencias propiamente socialistas. La falta de coherencia de una de estas voces, es que propone que "el régimen existente en China no es socialista, mientras que el régimen de Chávez en Venezuela si es socialista". A continuación, proponen que hay que apoyar decididamente al régimen de Chávez, y combatir intransigentemente al régimen existente en China ("capitalismo rojo" dicen irónicamente) . En otra oportunidad vamos a comentar lo que significaron los regímenes de Velasco en Perú, Torres en Bolivia, Torrijos en Panamá, y otros regímenes similares, formados según el libreto de la "Alianza para el Progreso" a comienzos de la década de 1970. Para otra oportunidad dejaremos también nuestro comentario sobre lo que actualmente significan los regímenes de Chávez en Venezuela, Lula en Brasil y Vásquez en Uruguay. Por ahora, nos vamos a concentrar en exponer, de la manera mas breve posible, algunas ideas sobre la experiencia de la construcción del socialismo iniciada en 1917, que esperamos sirvan para incentivar y ordenar el estudio y debate. No nos anima ninguna intención de cerrar la discusión. Por el contrario, nuestra intención es ordenarla y encauzarla para llegar a conclusiones que sirvan para nuestra propia acción. Estas pocas ideas podrían servir para promover un foro de varias sesiones continuadas, en los meses de octubre o noviembre de este año. Desde ahora podríamos ir promoviendo la inscripción de todos los que deseen participar seriamente, con ideas y propuestas claras, previamente presentadas por escrito, y puestas a conocimiento y discusión por los medios de difusión que se tengan disponibles. ANTECEDENTES: LAS REVOLUCIONES DEMOCRATICO BURGUESAS A fines del siglo XIX el capitalismo de libre concurrencia llegó a su máximo apogeo y se transformó en "capitalismo monopolista, capitalismo rentista y capitalismo agonizante". Este paso del capitalismo a la fase superior de capitalismo monopolista, también conocido como imperialismo, no significó una nueva época histórica en el desarrollo de la humanidad, sino simplemente "el paso de una fase a otra fase" de la evolución del régimen capitalista de producción. Sin embargo, actualmente hay quienes consideran que vivimos en "la época del imperialismo", como si "el imperialismo" fuera una época diferente a la época capitalista. Y no solo eso, sino que hay quienes consideran que vivimos en "un mundo unipolar", de total y absoluto dominio del mundo por el capitalismo monopolista norteamericano, reivindicando de esa manera la vieja y errónea tesis de Kautsky acerca del "ultraimperialismo". (Ver: Lenin, "El imperialismo fase superior del capitalismo") En esas nuevas condiciones, en 1905 estalló la primera revolución democrático burguesa en Rusia, que enfrentó a todas las fuerzas del pueblo ruso, incluida la burguesía rusa, contra el viejo régimen zarista, representante de los intereses de la clase terrateniente feudal. Esta revolución fue derrotada, pero dejó grandes lecciones al proletariado, y dejó una creación heroica de los trabajadores rusos, "el soviet", o consejo de obreros y campesinos. En febrero de 1917 estalló la segunda revolución democrático burguesa en Rusia, que nuevamente enfrentó al pueblo ruso contra el régimen zarista. Al igual que en 1905, dos clases se disputaban la dirección del proceso revolucionario: la burguesía rusa y el proletariado ruso. La revolución democrático burguesa triunfó en Rusia, pero fueron los burgueses, con el apoyo de la pequeña burguesía, quienes asumieron la formación del nuevo gobierno en Rusia, desplazando del poder a la clase terrateniente, a la aristocracia zarista. Estas dos revoluciones democrático burguesas ya no formaban parte de las viejas revoluciones democráticas, sino que, por la participación decisiva del proletariado pasaron a formar parte de las revoluciones democráticas burguesas de nuevo tipo. Estas nuevas revoluciones comenzaron con las revoluciones de 1848 y 1849 en la parte occidental de Europa; y con la revolución rusa de 1905 en la parte oriental y más atrasada. Las revoluciones de nueva democracia comenzarían tiempo después en los países del continente asiático. (Continuará) DEFENSA DE LA EXPERIENCIA SOCIALISTA (II) (10 de junio de 2005) Por Miguel Aragón INICIOS DE LA EPOCA DEL SOCIALISMO En abril de 1917, dos meses después de la revolución de febrero, los dirigentes del Partido Obrero Social Demócrata de Rusia, consideraron que la revolución democrático burguesa había concluido en Rusia, y se iniciaba ininterrumpidamente la revolución socialista. Esta nueva revolución enfrentaba al proletariado ruso con el apoyo del campesinado, contra la burguesía rusa.(Ver: Lenin. Tesis de Abril, 1917). Meses después, en noviembre de 1917, triunfó la revolución socialista en Rusia, dándose inicio a la revolución social, a la construcción del socialismo en un solo país. Ahora sí, se iniciaba una nueva época histórica en el desarrollo de la humanidad: la época socialista. Sin embargo, hay quienes desconociendo este trascendental cambio histórico, siguen diciendo que "vivimos en la época del imperialismo". Hay quienes consideran que, en el desarrollo de la historia del siglo XX, el paso del capitalismo de su fase de libre concurrencia a su fase monopolista, es un cambio más trascendente que el paso del viejo régimen capitalista a la construcción de una nueva sociedad, a la sociedad socialista. La revolución socialista triunfó en Rusia en noviembre de 1917, en una parte de Alemania en noviembre de 1918, y en Hungría en marzo de 1919. A un año de la "revolución de octubre" se comenzó a construir el nuevo orden social en tres países, pero el desarrollo de la revolución fue desigual. El inicio de la construcción del socialismo en Alemania fue interrumpido violentamente, y en Hungría la duración del nuevo orden social fue más efímero todavía. En 1920 el proletariado solamente se sostenía en el poder en un solo país, en Rusia. José Carlos Mariátegui analiza en todos sus aspectos estas tres experiencias, y las comenta en el aula de la Universidad Popular , en las sesiones del 13 y 20 de julio, y 18 de agosto de 1923 (Ver: Historia de la Crisis Mundial , quinta, sexta y sétima conferencias, págs. 54, 67 y 82 respectivamente) . Mientras que para los pesimistas y derrotistas, de ese entonces, los reveses temporales de las revoluciones en Alemania y Hungría demostraban "la imposibilidad de construir el socialismo", y "la restauración del régimen capitalista", para Mariátegui la conclusión fue otra. Comentando el desenlace de la Revolución Alemana nos dice: "Por todas esas razones, los actuales acontecimientos alemanes no son sino episodios de la Revolución Alemana, el actual gobierno burgués de Alemania no es sino un período, un capítulo de la Revolución Alemana. La Revolución Alemana no se ha consumado, porque una revolución no se consuma en meses ni en años; pero tampoco ha abortado, tampoco ha fracasado. La Revolución Alemana se ha iniciado únicamente. Nosotros estamos presenciando su desarrollo". Precisando más el significado de estos reveses temporales, Mariátegui continua: "Un período de reacción burguesa es un período de contra-ofensiva burguesa, pero no de derrota definitiva proletaria. Y desde este punto de vista, que es lógico, que es justo, que es exacto, que es histórico, el gobierno fascista, la reacción fascista en Italia, es un episodio, un capítulo, un período de la Revolución Italiana , de la guerra civil italiana. El fascismo está en el gobierno; pero el proletariado italiano no ha capitulado, no se ha desarmado, no se ha rendido. Se prepara para la revancha". Más adelante, comentando la revolución en Hungría, Mariátegui comenta: "Pero, de hecho, el régimen del regente Horthy es un régimen absoluto, medioeval y feudal [...]. Pero un período de reacción, un período de absolutismo, no puede ser sino un período transitorio, un período pasajero". Mariátegui agrega: "Como ya dije a propósito de la Revolución Alemana , una revolución no es un golpe de estado, no es una insurrección, no es una de aquellas cosas que aquí llamamos revolución por uso arbitrario de esta palabra. Una revolución no se cumple sino en muchos años. Y con frecuencia tiene períodos alternados de predominio de las fuerzas revolucionarias y de predominio de las fuerzas contra-revolucionar ias". Por último, desplegando un conocimiento profundo de las leyes de la revolución socialista, Mariátegui afirmó lo siguiente: "Así como el proceso de una guerra es un proceso de ofensivas y contraofensivas, de victorias y derrotas, mientras uno de los bandos combatientes no capitule definitivamente, mientras no renuncie a la lucha, no está vencido. Su derrota es transitoria; pero no total. Y, conforme a esta interpretació n de la historia, la reacción, el terror blanco, el gobierno de Horthy no son sino episodios de la lucha de clases en Hungría, un capítulo ingrato de la Revolución Húngara. Este capítulo llegará algún día a su última página. Y empezará entonces un capítulo más, un capítulo que, tal vez sea el capítulo de la victoria del proletariado húngaro". ¿Quien tenía la razón?. Los pesimistas, los derrotistas (y claudicantes) , de entonces (y de ahora), que pensaban que "ya no era posible el socialismo en Alemania y Hungría", o los optimistas, los espíritus afirmativos y perseverantes como Mariátegui, que reducían los intentos de la burguesía por restaurar el capitalismo, a simples intentos, a reveses temporales de la revolución. La historia le dio la razón a Mariátegui. Treinta años después, en 1945, con el triunfo del frente unido de las fuerzas proletarias sobre el nazi fascismo en Europa, nuevamente se continuó la construcción del socialismo en Alemania y Hungría. Esta vez, acompañado del inicio de procesos similares en otros países de Europa Oriental. En forma simultanea, en Asía triunfaban las revoluciones de nueva democracia, y se iniciaba la construcción del socialismo en China, el norte de Vietnam, y el norte de Corea. Quince años después, en 1959, se iniciaba la construcción del socialismo en Cuba; y treinta años más adelante, en 1975, el imperialismo norteamericano fue derrotado en el Sur de Vietnam. (Continuará). (**) Reenviamos estos dos textos con motivo del 91 aniversario del inicio de la construcción del socialismo. |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario