domingo, 7 de diciembre de 2008

Rv: Jueves 11 de diciembre. 7 pm. Nuestros pueblos son el patrimonio.



--- El dom, 7/12/08, Danilo Sanchez Lihon <inlecperu@gmail.com> escribió:
De: Danilo Sanchez Lihon <inlecperu@gmail.com>
Asunto: Jueves 11 de diciembre. 7 pm. Nuestros pueblos son el patrimonio.
Para:
Fecha: domingo, 7 diciembre, 2008 11:37

 
 
 
  
INSTITUTO DEL LIBRO Y LA LECTURA
DEL PERÚ, INLEC,
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Y
EDITORIAL SAN MARCOS

JUEVES 11 DE DICIEMBRE

NUESTROS
PUEBLOS SON
EL PATRIMONIO
 
 
PRESENTACIÓN
DE "TIERRA NATAL"
UN NUEVO LIBRO CAPULÍ
 
DE:
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
 
PANEL:
Armando ARTEAGA
Félix HUAMÁN CABRERA
Manuel Jesús ORBEGOZO
Oswaldo REYNOSO
Julio YOVERA
Saludo y bienvenida:
Aníbal PAREDES
Conducción:
Ramón NORIEGA TORERO
 
Jueves 11 de diciembre, 7.30 pm.
CENTRO CULTURAL DE ESPAÑA
Plaza Washington. Natalio Sánchez 181
Santa Beatriz. Cdra. 6 Av. Arequipa. Lima
 
Ingreso libre.
Se agradece su gentil asistencia

LA CASA VACÍA
POBLADA
DE SOLLOZOS

Danilo Sánchez Lihón
 
 
1. Tan ardua la noche y sombrío el sol

Hay casas vacías pobladas de lloros y suspiros. Los momentos dichosos y los instantes de pena moran en sus rincones estremecidos. Para siempre quedó oculta en ella la vida. Y ni modo de pretender que siquiera podamos adivinarla.

¡A qué llorar entonces! Por más que estén caídas las vigas y apolilladas las ventanas quedaron para siempre tras sus muros arrimados los goces, las aflicciones, las demoras y los apuros, los cálculos grandes o pequeños acerca de este o el otro asunto de la vida.

Quedan los sueños sin realizar que aquí se tuvieron.

Por eso, es tan solemne el silencio que reina sobre estos despojos. Por eso, es tan ardua la noche y sombrío el sol cuando sus estelas tienen que cruzar necesariamente por estos sitios y parajes; porque noche y sol trastabillan y se pasman en la niebla y en los huecos aparentemente insensibles que han quedado horadando la esencia de una casa.
 
 
2. Al despedir a los hijos que se van

Por eso, es tan densa su sombra e impenetrable su olvido.

Por eso, pasearse por casa vacía es sustraerse a la vida, es entrar a otro mundo donde todo resuena como una pared que escondiera otra pared, o un suelo que ocultara otro suelo más abajo o más al fondo de éste que nos sostiene.

Porque todo, en una casa vacía, quedó registrado en algún sitio en la memoria del aire que lo habita: el suspiro de la adolescente, la carta de amor que a hurtadillas se escribiera, o el miedo atroz a la muerte.

Aquí están latentes y escondidos los balbuceos del niño en su predisposición por hablar, quien niño hace tiempo dejó de serlo pero que subsiste convertido en hombre decrepito. Aquí los gemidos de la mujer al volverse madre y otros de llanto inconsolable al despedir a los hijos que se van y otros al hacerse viuda o escuchar desde su ataúd los gritos desgarrados de los deudos cuando el cortejo lo conduce al panteón de la aldea.
 
 
3. Lo que aparenta ser olvido
salga nuevamente a flote

En una casa vacía todo o nada se ha perdido. Todo o nada sucumbió. Todo o nada se hizo humo. O todo o nada permanece vibrante, pero en otra dimensión que se siente cuando uno camina y voltea a mirar cada cosa que encierra un historial oculto, difícil de descifrar.

Así, un lavatorio, que acumula en su borde, y como una minúscula avecilla, el rostro de alegría de salir a una fiesta en la persona que se inclinó para mojarse la cara. O el pesar de ir a visitar a un enfermo en agonía, o el regocijo con que se recibe a un ser querido en la estación del bus. Todo quedó registrado en la casa vacía.

Nada en realidad se esfuma o se pierde.

En esta sala tiemblan silencios y palabras. En estos muros en ruinas ha quedado estampada la vida. Cada brizna y casa reflejo de algo que encierra mucho, aunque su apariencia sea de nada y de vacío.

Hasta el día del Juicio Final en que todo lo que aparenta ser olvido salga nuevamente a flote.
 
 

ACTA Y CONSIGNA
MANIFIESTO

EL TESORO
QUE ENCIERRAN
NUESTROS PUEBLOS
 
Danilo Sánchez Lihón

1. Razón de ser frente al mundo
 
Los pueblos son nuestro patrimonio y constituyen nuestra identidad más preciada. Deben ser por eso inalienables. Defender su fisonomía propia, original y genuina, es defender su esencia, su entraña y su alma, sin lo cual no somos nada.

No se puede por tanto derrumbar en ellos una teja sino salvarla, sustraer un azulejo sino hacer que luzca, deshacer el mandoble de un balaustre sino sujetarse más de él; ni siquiera una piedra puede ser menoscabada; menos desgajado un balcón o una ventana. ¡Son presencias sagradas!

Debemos conservar de ellos su estirpe de pueblos nobles, de prestancia sin par y de raigambre que se hunde en el tiempo. No eliminemos ni el tiempo ni la historia de ellos porque son blasones. ¡Esa es la consigna!. No convirtamos los pueblos andinos en barriadas costeñas, ni en la peor expresión de un suburbio norteamericano, imitando construcciones foráneas. Ni en tugurios desalmados.

¡Seamos sensatos! Nuestra identidad es el mejor producto que hará que seamos dignos, podamos prosperar y alcanzar a tener razón de ser en el universo.
 
 
2. Sin derrumbar una sola ojiva
de un balaustre
 
El Perú es un país único y significativo por su identidad. No estropeemos lo mejor que somos y tenemos.

Nuestros pueblos del interior del país son conmovedoramente hermosos.

Son el legado silencioso de nuestros antepasados que aún nos protegen y redimen.

Y lo que es un legado se valora, se conserva y se defiende hasta con la vida.

Tampoco se trata de mimetizarse en el pasado, ni de inmovilizarse en una arcadia, ni de permanecer inertes.

Al contrario, hay que mejorar que es el mejor cambio. Hacer que todo luzca mejor, pero sin alterar la esencia y la raíz primigenia que nos da sentido frente al mundo.
 
 
3. En sus aleros permanecen
tangibles los sueños
 
Nuestros pueblos encierran un tesoro. ¿Cuál es? ¡Ser únicos! ¡Ser diferentes! Ser originales. ¡Y tener alma! ¡No la matemos deformándola!

Los tejados, las puertas, los artesonados no pueden ni deben ser derruidos, reemplazándolos por ladrillos, fierros, latas y vidrios.

Los nuestros son pueblos testimonios, documentos del espíritu, verdaderos prodigios; no los hagamos tugurios.

En sus aleros permanecen tangibles los sueños y moran en sus cumbreras los ángeles. Todo en ellos es ilusión, maravilla y éxtasis. No los convirtamos en cubiles.

Adoptando lo que no somos nos convertimos en indigentes y míseros. Imitando lo de afuera nos volvemos parias. Afirmando lo nuestro y afianzándolo seremos siempre dueños, soberanos y monarcas.
 
 
4. Amar con amor seguro y confiado
 
Deploremos esos edificios que parecen cubos superpuestos y barriles de aceite.
Deploremos esas rejas en las ventanas que parecen de cárceles.

Deploremos que en vez de las puertas de madera se estén poniendo rollos de calamina que han convertido las casas en tabucos y las casonas en ferreterías en donde nos convertimos en chatarra.

Deploremos la dejadez de permitir que las calles se muestren de cualquier modo.

De pensar que la apariencia de una esquina no es importante cuando en ellas ocurren las citas del amor sublime y las serenatas, que no influye, que nadie lo valora ni aprecia.

Si no tuviéramos identidad tendríamos que emprender una búsqueda apasionada y fervorosa por avizorarla. Pero la tenemos y se nos derrama a manos llenas. No la destruyamos.

Amemos el paisaje de nuestros pueblos primigenios con amor seguro y confiado.
 
 
5. El paraíso estalla
entre unas piedras
 
Levantémonos en pie de lucha en la defensa de la autenticidad de nuestros pueblos. Movilicemos a las instituciones educativas contra el sida de las construcciones espurias.

Veneremos nuestros tejados, los balcones, los patios empedrados.
 
Las puertas, las escaleras de las casas, los antepechos que dan al cielo límpido o anubarrado.

A todo el paraíso que estalla en las junturas de unas piedras, cuando entre ellas brotan las flores.

Una ventana cerrada hace décadas pendiente de un muro es un espíritu guardián, una hada, una divinidad.

Conservemos el patrimonio de danzas, canciones, costumbres; las procesiones, las alfombras de flores; los libros y las leyendas.
 
 
6. Vivir una cultura diferente
 
Incluso, ganaremos más asumiendo nuestra imagen auténtica.

Porque, ¿qué atrae a las personas para que se queden a vivir más días en un pueblo? ¿Qué las hace regresar y recomendar a otras personas para que lo visiten? El bienestar que se goce y el conocer una cultura diferente.

Porque ahora la ciudades son productos para ser adquiridos anímicamente.

Y se compite en esa dirección con otros pueblos. Hay una pugna entre villas y aldeas para hacer que se la visiten.

Y la competencia es con todas las ciudades del mundo. Tenemos entonces que ofrecer nuestros mejores atractivos y recursos: en caminos, en atenciones, en actitudes, en espectáculos.
 
 
7. Ni descanso a nuestro brazo
ni reposo a nuestra alma
 
Somos herederos de una gran cultura. Que nuestros pueblos sean ejemplo y paradigma de identidad.

Que propicien el encuentro del ser humano consigo mismo. El encuentro del hombre con los demás y de manera solidaria. El encuentro del hombre con la naturaleza y con su trascendencia.

¡Seamos sensatos haciendo que todo nazca y se inspire desde el interior de nosotros mismos, desde el fondo y desde la entraña de lo que somos!

Lo que marca la calidad y trascendencia es la autenticidad y la fuerza de nuestras utopías.

¡Defendamos la identidad de nuestros pueblos, sin dejar descanso a nuestro brazo ni reposo a nuestra alma!
                                                                
 

 
Texto que puede ser reproducido
citando al autor y a la fuente
 
Teléfonos: 420-3343 y 420-3860
 
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