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Date: 17-ene-2009 11:31
Subject: CUATRO SELLOS DEL IMPERIO
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CUATRO SELLOS DEL IMPERIO
Por GUSTAVO ESPINOZA M. (*)
Algarabía causó en los predios oficialistas de nuestro país el anuncio
hecho por el mandatario yanqui George W. Bush ratificando la vigencia
del Tratado de Libre Comercio que su administración alentara
recientemente. 24 horas antes, la misma alegría había invadido los
predios palaciegos cuando el Congreso de la República -virtualmente
sin debate y con el Consejo de Ministros presente- aprobó una "ley
ómnibus" -la ley 2929- gracias a la que el Estado Peruano aceptaba
modificar procedimientos legales vigentes: el Código Penal,
disposiciones del comercio, la Ley General de Ambiente, la protección
a la propiedad intelectual, asuntos tributarios y otros; en el empeño
por facilitar la vigencia del mismo TLC que sigue siendo noticia.
El júbilo mutuo no sorprende a nadie, Tanto la administración Bush
como el gobierno de García trabajaron de manera consistente por hacer
realidad este acuerdo, pero no tomaron para nada en cuenta los
intereses del país ni de los trabajadores. Por eso, con razón,
aludiendo a la fecha, el economista Gonzalo García sostuvo: "es un día
aciago para el Perú, en medio de una grave crisis internacional el
país abre las puertas y las ventanas, es un grave error. Van a
destruir la industria y lo poco que queda de agro…" Y es así, en
efecto,
El acuerdo no equivalente entre la superpotencia del norte y nuestro
país afectará severamente a la agricultura, pero también a la
industria, a la producción y al comercio. Y se expresará,
adicionalmente, en la quiebra de numerosas empresas y en la caída del
empleo en una circunstancia en la que la crisis mundial también toca
nuestra puerta.
Hemos dicho en más de una ocasión que los cinco pasos que cualquier
gobierno debe dar para enfrentar una crisis de esta magnitud son muy
claros: decir la verdad al país sin ocultar la gravedad de la
situación, despertar la adhesión ciudadana y la confianza en el
pueblo, proteger a las fuerzas productivas la más importante de las
cuales son los trabajadores, incrementar la producción y la
productividad del trabajo sin alentar la sobre explotación obrera y
ampliar la capacidad adquisitiva de la gente moviendo el mercado en
sentido positivo.
Ninguna de estas aristas ha sido tomada en cuenta por el régimen que
ha persistido en su voluntad de engañar a la opinión pública, generar
desconfianza en a ciudadanía, proteger los dineros de los
inversionistas, trabar el desarrollo de la producción y restringir los
ingresos de los trabajadores incrementando la recesión. Como nadando
en sentido inverso, el gobierno ha buscado garantizar beneficios a los
monopolios, sin importarle en absoluto el rumbo de la economía ni los
derechos más elementales de la población.
Eso explica el Paro Nacional Agrario iniciado el 15 del presente y que
se ha expresado en masivas demostraciones públicas ocurridas en
diversas ciudades del país. La medida expresa la protesta del agro por
el decreto legislativo 1081 orientado a privatizar el agua. El
dispositivo, en su parágrafo cuarto autoriza al gobierno, en efecto, a
"delegar" los proyectos relacionados con el sistema hídrico, al
capital privado.
Pero no sólo los agricultores dicen su palabra en la coyuntura.
También los productores textiles y los confeccionistas y los
comerciantes de Gamarra, que ven con pavor el hecho que el mercado
peruano se verá inundado con productos subsidiados, lo que pondrá en
grave riesgo sus actividades. Y los trabajadores se alarman porque la
consecuencia de ello será, sin duda, la reducción de las planillas y
la eliminación de puestos de trabajo.
De eso modo, no sólo crecerá la inflación, que subió en el transcurso
del 2008 del 0.24 en enero al 7.32 en diciembre, sino también la tasa
de desempleo en una circunstancia en la que solo en el sector minero
fueron despedido ya más de tres mil trabajadores.
Pero este no fue el único sello puesto en el periodo. También quedó
cerrado el caso de los "petro audios". Como en el acuatizaje ocurrido
en el río Hudson, aquí también se salvaron todos. Ministros, altos
funcionarios del régimen, lobbystas y otros, quedaron formalmente como
"promotores de la inversión" y como gentes empeñadas en "incentivar la
llegada de capitales", de modo tal que no se les podrá hacer reproche
alguno.
Los acuerdos bajo la mesa, las tratativas secretas, la presencia de
ministros en la suite de Canaán -el superpoderoso negociante del
consorcios cuestionado- quedarán como un vago recuerdo gracias a la
decisión del Congreso de la Republica que en medio de un escándalo
notable aprobó el dictamen del oficialismo en torno a la materia.
Y por si fuera poco, quedaron en evidencia las actividades de Business
Track, una empresa de espionaje organizada por connotados funcionarios
de la Armada en el retiro y en actividad, que laboraban a la sombra
del actual vicepresidente de la República, el Contralmirante Luís
Giampietri, acusado en el país por graves violaciones a los derechos
humanos.
Dedicados al "chuponeo" y a otras actividades de fisgoneo y afines,
los marinos y sus amigos se dedicaban a interceptar comunicaciones en
todos los niveles, trabajando probablemente para servicios de
inteligencia más calificados.
Su captura no constituye ciertamente un paso decisivo. Con seguridad
se moverán los hilos de la Mafia y en corto tiempo las autoridades se
las ingeniarán para asegurar que las acciones de Business Track no
eran delictivas sino de investigación, razón por la que desaparecerá
la presunción de delito.
Y el cuarto sello del periodo fue ciertamente la aprobación por parte
del Congreso peruano del Proyecto 2960 remitido el pasado 8 de enero
por el Poder Ejecutivo y como consecuencia del cual se autoriza el
ingreso de unidades y personal militar extranjero al territorio de la
República, de acuerdo con el programa de actividades operacionales de
las fuerzas armadas de nuestro país con similares del exterior, en
realidad, de los Estados Unidos.
La norma genera hechos poco frecuentes en la historia nacional.
Gracias a ellos, el mar peruano -el Mar de Grau, dicen los
historiadores- estará a plena disposición de la IV Flota de los
Estados Unidos, que lo usarán no sólo para transitar por las zonas
ribereñas, sino también para abastecer misileras y otras unidades de
combate naval. Y es que la disposición autoriza incluso el ingreso de
buques de guerra al Callao y a otros puertos peruanos. Un virtual
ejército de ocupación.
Estados Unidos no necesitará de ese modo, ni siquiera reemplazar la
Base de Mantas, que perderá inexorablemente en Ecuador. Podrá crear en
nuestro mar una base flotante que sea simplemente un centro de altas
comunicaciones y conexiones tecnológicas que le permitirán operar con
amplia libertad en a región.
En otras palabras, las aguas de nuestro Pacífico no lo serán tanto y
se tornarán más bien guerreras para someter a nuestro pueblo y acosar
a otros.
Se trata, en efecto, de cuatro sellos puestos por el Imperio en
colusión con el gobierno de García. (fin)
(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera. www.nuestra- bandera.com
--
Luis Anamaría http://socialismoperuanoamauta.blogspot.com/
http://centenariogeorgettevallejo.blogspot.com/
http://socialismoperuano.blog.terra.com.pe/
cel 993754274
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