martes, 2 de agosto de 2016

LITERATURA DE TUMBES

CERCA DEL “ECUADOR” DE MICHAUX*, Y LEJOS DEL PERÚ
Por Armando Arteaga

El poeta tumbesino Alfonso Vinces Davis tenía un aire de charro mexicano, allá por los finales del los setenta, mientras bebíamos algún néctar de verano y conversábamos de literatura. ¿De dónde eres? –le pregunté-. Alfonso Vinces Davis me contestó de la manera más natural: ¡Cerca del “Ecuador” de Michaux!. ¡Lejos del Perú!. Ya lo sabía, era de Tumbes, nada menos.

La bicicleta de Michaux.
Yo había estudiado mi primer año de primaria en la frontera tumbesina, de manera que estaba familiarizado con los escenarios y la problemática de la cultura tumbesina. Vinces Davis conocía muy bien lugares como “Cabeza de Vaca”, “Guineal”, “Ucumares”, o “Garbanzal”, y sabía por supuesto mucho más que este modesto interlocutor de whiskies a las rocas, y de la cocina de pescado y de mariscos, que es el plato fuerte de la cultura “viva” del norte peruano.

Con Vinces Davis nos hicimos amigos, y con premura me presentó a Rigoberto Meza Chunga, quien acababa de publicar su libro “Canto a Tumbes”, y se encontraba preparando su “Primera Antología de la Poesía de Tumbes”, por lo que me solicitaba algunas sugerencias, más tarde Rigoberto me sorprendió con la publicación de su “Dodecaedro”, y mucho después todavía con sus “Leyendas y tradiciones tumbesinas”, que lo ubicaba como el escritor más orgánico de la literatura tumbesina (a pesar que fue, porque ya no está con nosotros, un discreto talareño).

Siempre que he podido, he regresado a Tumbes, y cada vez he cuestionado el marasmo cultural que padece por culpa de sus autoridades locales, pero también he celebrado sin ambages, con algunos de sus poetas, la fuerza insurgente de su nueva literatura, de su gran perfil logrado, al separarse de la influencia tutelar literaria de su hermana gemela: Piura.

Los esteros y manglares de Tumbes.
Alguna vez, encontré paseándose por las calles de Tumbes, a los viejos y entrañables maestros: a Mario Florián y a Francisco Izquierdo Ríos, con quienes compartimos largas conversaciones en esa visita. Bromeaba con Don Pancho Izquierdo diciéndole que en los esteros y los manglares de Tumbes bien podríamos llevar al cine su cuento “Tito y el caimán”, a cuya ocurrencia mía Don Pancho celebraba con chicha tumbesina, y picaba sus zarandajas con pescado y chifles. Yo le recordaba –en el mismo instante- a Mario Florián que al poeta ecuatoriano Alfredo Gangotena (ingeniero de minas, afrancesado, rara avis de nuestro simbolismo y surrealismo hispanoamericano) también lo deslumbraron en sus páginas barrocas los atardeceres de Zorritos y de Puerto Pizarro.

Pero, volviendo a la literatura de Tumbes, he leído con cierta admiración a otros escritores tumbesinos: a Félix Hugo Noblecilla Purizaga y sus “Cuentos ecológicos”, a Carlos Garrido Chalen y su “Palabra secreta”, a Andrés Lavalle Dios y su “Mural”, a Alfonso Vinces Davis y su “Canto a mi patria india”, a Julio Chiroque Paico y su libro “Los gallos vigilantes”, a Eduardo Avalos Bustamante y su “Balada del muchacho que partió”, y a Carlos Yacila Peña y su “Canto al hombre de América”.

El famoso libro Ecuador de Michaux.
La poesía tumbesina tiene también otros representantes destacados, en la memoria, trataremos de hacer un rápido inventario que pueda servir como un esquema para demostrar la insurgencia de esta nueva poesía que va desarrollando su propio matiz:

-Félix Moran Davis y su libro “Itinerario de vida”
-Víctor Correa Dioses y su libro “Vocales poéticas”
-George Ocampo Prado y su libro “Humanidad”
-Walter Flores Aguilar y sus libros “Lluvia”, “Travesía Continua” y “Estación rutinaria”.
-Aura Vega Olivos y su “Lluvia azul”
-Santiago Medina Ríos y sus libro “Cumaneando”
-Gladys Maritza Rosillo Moran y su libro “Tinieblas en el día”
-Marco Antonio Cabrera Atoche y su libro “Vestigio de lo cotidiano”
-Francisco Martinez Barreto y sus libros “Poemas de un solitario” y Poemas de la melancolía”
-Juan Santos Chulle García y su libro “Los Tumpis y ...otros poemas”
-Eduardo M. Velásquez Cum y su “Poemario”
-Ricardo Pablo Rumiche Herrera y su libro “Poemas”
-Heriberto Panta Chune y su libro “Cumananas del pueblo para el pueblo”
-Salomón Vásquez Villanueva y su libro “El silencio de mi pluma”
-Alejandro Vidal Díaz y su libro “El sol de la razón”
-José Félix Reaño Álvarez y su libro “Antología Otoñal”, poeta al que falta reivindicar.
Las nuevas generación han realizado su aporte literario con los trabajos de Harold Stipf Alva Viale (el más destacado de todos con sus libros “Antes de abandonar la sombra”, “Cañaveral: Libro de Tierra, “Sotto voce” y “El sonido de la sangre”), viajan con él también en estas nuevas voces: Jorge Alexander Silva Moran, Nicanor Chiroque Samame, Luis Abel Quiñónez Zapata, Baltasar Benito Castillo Hidalgo, Yessenia Quispe Cruz, Martín Cornejo Infante, Guillermo Hidalgo La Rosa, Ana María Maizondo Díaz, Fernando Ortiz Chávez, Fernando Panta Moran Edson Fernández Porras, y Héctor Preciado.

Puerto Pizarro.
En la narrativa, se puede decir que la prosa en Tumbes ha ido de la mano con la poesía. José Dolores Silva Dioses es el ¨pioner” de la narrativa tumbesina. Ricardo Noblecilla Morán empezó publicando “Receso”, una novela corta, la primera de su genero en Tumbes. Me parece que es Rigoberto Meza Chunga quien ha llegado a los niveles muy destacados en narrativa, lo mismo que Manuel Añazco Ruiz y su libro “Don Sata, el rey de los esteros”, David Torres Celi y sus “Narraciones ecológicas”, Samuel Ocampo Huaman y su libro “La sicología del charán y otros textos”, Juan Santos Fulle García y “El maléfico”, Wilson Puell Mendoza y sus “Pinceladas”, Donatila Mogollón Dioses y su libro “Juanito y el lagarto dorado”, Víctor David Feijoo Saavedra y su libro “EL niño del cajón verde”, se suman a estas versiones y otras miradas de Tumbes en su narrativa, otros escritores como Carlos Apolo Torres por su relato “el Vaquero de Pampa Quemada”, Santiago Medina Dios, Alejandro Vidal Díaz y su libro “Juan gringo el vendedor de pescado”, Víctor Correa Dioses, Manuel David Arce Martino, entre otros.

Aunque han muerto, demasiado jóvenes, varios de estos escritores tumbesinos como Alfonso Vinces Davis, Rigoberto Meza Chunga, Eduardo Avalos Bustamante, y Julio Chiroque Paico, paradójicamente, son sus escritores más representativos, sin embargo la literatura en Tumbes tiene mucha fuerza, y se va a seguir desarrollando, por impulso propio y autónomo, a pesar de todo el olvido republicano en el que se le ha abandonado, por ser región fronteriza con el Ecuador (de allí la alusión de lejanía expresada por Vinces Davis), dejando ya la tutela y el magistrado (hablo en lo literario) de su vecina: la magnética Piura, en horabuena.
El poeta y pintor Henri Michaux.

*Henri Michaux, poeta belga-francés, amigo de Gangotena y Supervielle, que escribió su libro “Ecuador” de gran dimensión poética y metafísica, y “L´infini turbulent”.

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