jueves, 4 de agosto de 2016

GUSTAVO ESPINOZA M. PERU. UNA RABIETA PERDURABLE

PERU. UNA RABIETA PERDURABLE

Por Gustavo Espinoza M. (*)

La conducta del fujimorismo, luego de la elección del 5 de junio, resulta francamente deplorable. Derrotado sin atenuantes en los comicios pasados, y repudiado masivamente por la población  tanto el 5 de abril como el 29 de mayo, hizo desde entonces uso de un comportamiento cínico y de chantaje, que debe ser  denunciado, enfrentado y desenmascarado.

Luego de anunciar una Mesa Directiva Monocolor para el Congreso de la República, optó por tentar el transfuguismo. Llamó a los 5 apristas que conforman el Pleno,  y les ofreció un cargo para su grupo, a fin que se sumara incondicionalmente a su propuesta. Luego, tocó la puerta  del  más endeble de los "partidos" que conformaron  la alianza de PPK y le ofreció el oro y el moro para que se fueran con ellos. En otras palabras, alentó con descaro el transfuguismo, para construir su propuesta.

Eso de "alentar el transfuguismo" -que le reprocha FP a Kuczynski- es lo que hizo siempre Fujimori. Lo hizo desde los años 90, cuando literalmente se compró a congresistas como Kouri para construir una supuesta "mayoría parlamentaria", y lo siguió haciendo  siempre, razón por la cual otros tránsfugas, que pertenecieron antes al PPC, como Galarreta y Lourdes Alcorta, son hoy "fujimoristas".    

La idea básica en todo ello era, por cierto, prescindir del Partido de Kuczynski y del Frente Amplio, fuerzas a las que colocan en la misma bolsa, y consideran su "verdadero enemigo".

No obstante, luego los voceros del Keikismo, optaron  por una ocurrencia mayor: exigir a la bancada de PPK que vote por Luz Salgado para ungirla "con más fuerza" en la presidencia de la Cámara. Si hubiesen logrado su avieso propósito habrían construido una "alianza de todos" para aislar al Frente Amplio Era eso, lo que buscaban 

Pareciera que olvidaron que el Partido del flamante Presidente de la República es una fuerza independiente y adversaria, que tiene pleno derecho a actuar como quiera, y a disponer de sus votos y alianzas parlamentarias como mejor lo considerara para los efectos de su política.

¿Qué obligación tenía la bancada de PPK de respaldar a Luz Salgado? Por cierto que ninguna. Ni siquiera una norma de cortesía, porque ella no obliga a nadie a apoyar a un  rival.

Todo el país sabe que Keiko Fujimori se negó a mostrar la más elemental cortesía ante el Presidente electo. Y, por el contrario, rehuyó sistemáticamente saludarlo, encontrarlo o verse con  él en momento alguno. ¿Puede reclamar una "nuestra de cortesía" quien así actúa?

Y todos saben también que tanto los parlamentarios de Fujimori como la "barra brava" instalada el pasado jueves 28 en el Congreso de la República, injuriaron al país, al Palacio Legislativo y al propio Presidente Kuczynski; dando muestras de desenfreno y mala crianza. Sin contemplaciones, "vivó"  a "Fuerza Popular"  y proclamó su adhesión a Keiko Fujimori, como si ella fuera la Presidente encargada de asumir la jefatura del Estado.

¿Acaso no era Luz Salgado la que debía "pedir disculpas" al país y al propio Jefe del Estado, en lugar de "recibirlas" -como finalmente ocurrió, del Ministro Zavala?

Días antes, el Partido de PPK no aceptó la "exigencia" procedente de la Mafia y optó por votar en blanco cuando se trató de la elección  de la Mesa Directiva de la Cámara. Eso enfureció a la Mafia

Ese "voto neutral"  fue un criterio erróneo. Lo sensato hubiese sido sumar voluntades tras una candidatura común, de consenso, que le permitiera deslindar oportunamente y afirmar un camino independiente ante la "mayoría parlamentaria" en marcha.   

Las escaramuzas vividas no agotan el tema, ni dejan  secas las posibilidades de acercamiento, o alejamiento, futuros. Es más, está pendiente la presentación del nuevo Gabinete ante el Congreso de la República, que abre interrogantes de diverso tipo.  

Es comprensible que, en este contexto,  el Presidente del Consejo de Ministros busque -como se dice- "limar asperezas" con la mayoría parlamentaria. Está en procura del "voto de confianza" pertinente; y, además, de la concesión de Facultades Delegadas para legislar en materias específicas. No obstante, debiera reconocer que, aun esa situación, se requiere de un mínimo de dignidad y  de decoro, que las "buenas formas"  no pueden soslayar.

Aunque parezca "un gesto amistoso", y que éste sea incluso compartido por gente honesta, en verdad la acción del Jefe del Gabinete, constituye un error político, una muestra de debilidad que no debió registrarse. El, en lugar de "ablandar" al Keikismo, alimentará su soberbia. Le hará creer que todos están obligados a rendirle pleitesía porque son, en verdad, "ellos los que mandan".

De hecho,  esa formulación  deriva del mensaje de su lideresa con motivo de las Fiestas Patrias. Hoy se sabe que ella no lo "envió" desde los Estados Unidos, donde buscó refugio para estar ausente los días de Fiestas Patrias y  "no ver"  la instalación del nuevo gobierno. Lo "dejó  hecho", para que se trasmitiera antes que el de su vencedor, a fin de dejar la impresión que ella "era más" que el Presidente electo.

Y que las líneas de su "mensaje" eran gráficas: convertiremos en leyes nuestras propuestas y obligaremos a los ministros a que las cumplan. En otras palabras, el gobierno "somos nosotros", dijo quien se siente "la presidenta real" del Perú

Tamañas paparruchas no tienen sentido alguno. Ni siquiera ellos son, realmente, mayoría parlamentaria. Constituyen una "mayoría" ficticia porque no son producto de una elección, sino de una  maniobra electoral que permite a quien obtiene -como ocurrió en el caso- el 23.9% de los votos en su lista parlamentaria,  alcanzar 173 escaños de un  total de 130, es decir, casi el 56% de las plazas legislativas. El artificio fue hecho como parte de un plan cuidadosamente construido a partir de la idea que KF debía ser "de todos modos"  la elegida.

Keiko, desde antes, se las ingenió, en el afán  de  ganar votos, para "marginar" de su lista parlamentaria a los especímenes más connotados y repudiables de su cohorte. Buscó así dar la impresión de un supuesto "cambio de imagen", que pocos admitieron.  

Hoy, como es público, Martha Chávez, Luisa Marìa Cuculisa y Pedro Spadaro, que por eso fueron temporalmente "retirados" de la lista parlamentaria, volvieron al Congreso como "asesores" de la "alta dirección", con jugosos estipendios, por cierto. Y es que, con la derrota de la Emperadora, perdieron la ansiada posibilidad de desempeñar funciones ministeriales, como estaba previsto.

Muy orondas, y sin reparo alguno, declaró ante la prensa una de ellas: "en el fujimorismo, las ordenes se cumplen sin dudas ni murmuraciones". Una visión militar de la política, sin  duda. Algo así, como una milicia fascista en acción.  

Si todo eso no sucedió, si a Mafia finalmente no logró encaramarse en el Poder como estaba "preparado", ello fue porque, como todos lo vimos incluso en la mañana del 5 junio, en la puerta del horno, se le quemó el pan a la más caracterizada figura de la Mafia en esos comicios.  Así fue. Eso explica su rabieta perdurable.

(*) Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera / http://nuestrabandera.lamula.pe



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