Un periplo breve, intenso y fascinante de la vida y obra del doctor Máximo Kuczynski-Godard está contenido en su libro titulado “La vida en la Amazonía Peruana” publicado en Lima en 1944.
El ensayo del médico patólogo, nacido en Berlín, Alemania, en 1890, y fallecido en Lima en 1967, a los 77 años de edad, exactamente la edad que ahora tiene su hijo, el presidente de la república, Pedro Pablo Kuczynski, es prologado por el médico Carlos Enrique Paz Soldán, para quién Máximo Kuczynski-Godard puede ser comparado con Antonio Raimondi por su invalorable obra en favor del conocimiento y desarrollo de la Amazonía Peruana.
“La vida en la Amazonía Peruana” para Carlos Enrique y Paz Soldán, Catedrático de Higiene del Instituto de Medicina Social de la Universidad de San Marcos en 1944, “Servirá de derrotero, por años, a la lenta obra penetradora que nos aguarda, para hacer de la Amazonía una tierra definitivamente ganada del haber patrio”.
De Europa, Asia, África a la Amazonía
Máximo Kuczynski-Godard, se graduó en 1912, a los 22 años, como doctor en ciencias naturales en la Universidad de Rostock, en Alemania. En 1919 obtuvo el título de doctor en ciencias médicas en la Universidad de Berlín. Muy joven fue profesor universitario y de desempeñó como médico en Asia, África y Brasil. La Segunda Guerra Mundial y la hostilidad y persecución nazista le obligaron a abandonar Europa y en el año 1936 desembarcó en el Perú para quedarse para siempre.
Poco tiempo después de su llegada al Perú, fue invitado a integrarse al Instituto de Medicina Social de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En 1938 partió a la Amazonía y entre 1940 y 1944 fue el jefe de la Supervisión Sanitaria del Nor-Oriente Peruano del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social. Para los testigos de su tiempo y en especial de su colega Carlos Enrique Paz Soldán, Máximo Kaczynski-Godard, realizó una verdadera revolución y transformación en el tratamiento y curación de las enfermedades que castigan a la población amazónica, en particular las tres grandes infecciones-como él mismo los llama-la tuberculosis, el paludismo y la lepra.
La Amazonía de la década del 40
El libro del médico nacido en Alemania y de origen judío y polaco, casado con Madeleine Godard, tiene capítulos acerca de la sociología médica en el oriente peruano, la civilización del indio selvático, el problema escolar, apuntes sobre las enfermedades selváticas, entre las cuales se mencionan la lepra, tuberculosis, paludismo, reumatismo, disentería, parasitosis intestinal y varicela, entre otras enfermedades que flagelan al poblador amazónico.
Las páginas que dedica al estudio de la lepra, que se acompañan con testimonios gráficos, son dramáticas e impresionantes. Desde el año 1941 hasta fines de 1943, Máximo Kuczynski-Godard fue director de la Colonia de San Pablo, donde implantó un tratamiento integral a los enfermos y ordenó la construcción de letrinas y la educación en la comunidad. En esos años, como en la historia bíblica, la lepra era una enfermedad maldita y los leprosos eran escondidos por sus parientes. Luego eran embarcados secretamente en balsas para ser trasladados al leprosorio de San Pablo.
El Che Guevara celebró su cumpleaños número 24 en San Pablo en 1952, junto a Alberto Granados. Existen testimonios de que el Che prestó sus servicios médicos a los enfermos que nunca más le olvidaron.
La Amazonia de la década del cuarenta del siglo XX todavía tenía las hondas y desgarradoras huellas sociales y económicas de la crisis post cauchera que se inició con la Primera Guerra Mundial de 1914. Máximo Kuczynski-Godard,desde la historia, la sociología, la economía y la antropología revisa y analiza con una perspectiva integral el proceso de colonización, los desencuentros entre colonos e indígenas, los impactos de la crisis en la salud y la educación, que son los objetivos de su estudio.
Refiriéndose al extractvismo cauchero anota: “En esta empresa, el indio analfabeto, domesticado, queda un culí de muy baja categoría. En eso radica lo trágico del desarrollo: la primitividad de la ‘industria’ de extracciones, y de caza de pieles, obliga a ampliar continuamente el radio de acción y de destrucción. Esta industria no siembra, ni cosecha, no transforma, ni ennoblece, no educa, ni desenvuelve capacidades.¡Empobrece! ¡Devasta!”.
El análisis y diagnóstico del médico berlinés nacionalizado peruano suena increíblemente actual cuando se refiere a las causas de la pobreza y la desnutrición que ahora padece Loreto, donde focaliza su estudio entre 1941 y 1943 y que, en agosto del año 2016, se hunde de una profunda crisis por la mismas causas: extractivismo, imprevisión, cortoplacismo y corrupción.
La noche y el alba de la Amazonía
Crítico severo de las debilidades y defectos de la idiosincrasia amazónica, afirma que el “rasgo predominante de la vida amazónica es su inconciencia, su fatalismo profundo que penetra todo y que hace de todo, de lo bueno como de lo malo, algo que se debe aceptar….” A veces el médico humanista y erudito, brillante y generoso se torna eurocéntrico cuando habla de los pueblos indígenas cuya cultura califica de arcaica.
Pero su lucha tenaz e imbatible contra las causas de las enfermedades, en parte estructurales y también resultado de la falta de higiene, del consumo de agua contaminada, de mala alimentación, del descuido, están por encima de todo.
Por eso escribe: “La noche de la Amazonía fue su estancamiento en formas rígidas e invariables; el alba de la Amazonía será el desenvolvimiento, la liberación de sus fuerzas innatas…”. (Artículo publicado en el diario UNO, el 14 de agosto de 2016)
El análisis y diagnóstico del médico berlinés nacionalizado peruano suena increíblemente actual cuando se refiere a las causas de la pobreza y la desnutrición que ahora padece Loreto, donde focaliza su estudio entre 1941 y 1943 y que, en agosto del año 2016, se hunde de una profunda crisis por la mismas causas: extractivismo, imprevisión, cortoplacismo y corrupción.
La noche y el alba de la Amazonía
Crítico severo de las debilidades y defectos de la idiosincrasia amazónica, afirma que el “rasgo predominante de la vida amazónica es su inconciencia, su fatalismo profundo que penetra todo y que hace de todo, de lo bueno como de lo malo, algo que se debe aceptar….” A veces el médico humanista y erudito, brillante y generoso se torna eurocéntrico cuando habla de los pueblos indígenas cuya cultura califica de arcaica.
Pero su lucha tenaz e imbatible contra las causas de las enfermedades, en parte estructurales y también resultado de la falta de higiene, del consumo de agua contaminada, de mala alimentación, del descuido, están por encima de todo.
Por eso escribe: “La noche de la Amazonía fue su estancamiento en formas rígidas e invariables; el alba de la Amazonía será el desenvolvimiento, la liberación de sus fuerzas innatas…”. (Artículo publicado en el diario UNO, el 14 de agosto de 2016)
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