Vicente Otta R., 13 de agosto, 2016
Antonio nos abandonó en vísperas de la inauguración de la
XII jornada de JALLA (Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana) de La
Paz, Bolivia, 8-12 de agosto último. Un cruel y fulminante infarto aquietó su
apasionado y vigoroso corazón. Solamente de esta manera pudieron ausentarlo de
este evento que siguió fielmente desde su fundación en La Paz, el año 1993. Era
representante de su capítulo en Italia.
La noche anterior, estando fuera de Lima, recibí su grata y
sorpresiva llamada. Estoy de paso por Lima rumbo a La paz, me dijo. A 1500 Km
de distancia no pude sino lamentar no poder estrecharnos y tomarnos un vaso de
vino. El domingo, al final de la noche un mail me da la infausta noticia de su
partida.
Dueño de una inteligencia, intuición y bondad generosas, su
vida intelectual y académica se caracteriza por la precocidad. A los 21 años se
licencia con un estudio sobre la influencia de Walt Whitman en la poesía de
Neruda, y tres años después publica Mariátegui, primer marxista de América, con
el cual se inicia la difusión del Amauta en Europa y se proyecta mundialmente.
Nunca dejó de seguir a Mariátegui, sería el experto mundial en Mariátegui. Más
de 30 trabajos sobre el tema atestiguan este conocimiento. Luego estudiaría a
Vallejo y Arguedas con los que completa su visión entrañable sobre el Perú y
América Latina. Peruanista y latinoamericanista notable siguió el curso de la
literatura y cultura de estas comarcas como pocos. Guamán Poma, Garcilaso,
Xavier Abril, con quien mantuvo una larga y estrecha amistad; Eielson, Germán
Belli y los poetas recientes merecieron su atención.
Siempre recordaba con afecto especial a la familia
Mariátegui, particularmente a Javier, el
psiquiatra, con quien desarrollara una cercana amistad y a quien solía visitar
cada vez que venía a Lima. En los últimos años, ya jubilado y acompañado de su
gran amor, Lucía, nos visitaba anualmente. Aquí cultivó un nutrido grupo de
amigos. Su conversación aguda y amena, su fina ironía y gran generosidad hacían
muy difícil no quererlo y trabar amistad.
Amaba apasionadamente
la música popular. En dos o tres oportunidades disfrutamos entusiastamente de
la música peruana con Máximo Damián, Margot Palomino, Lalo Llanos y otros
amigos. El Centro Musical Breña era la querencia de estas animadas tertulias.
Queda pendiente nuestro encuentro en Siena y la visita a
Manolo Monereo en Madrid para compartir un buen
vino español.
Hasta siempre querido Antonio, estarás entre nosotros, en la
América morena.
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