domingo, 21 de agosto de 2016

Danilo Sanchez Lihon: : 21 de agosto. Día del Niño. El bien de serlo. / Ángel Gavidia: Stratford de Shakespeare y Santiago de Chuco de Vallejo. / Viernes 26: Flor de piedra, los tejados.


---------- Mensaje reenviado ----------
De: <dsanchezlihon@aol.com>
Fecha: 21 de agosto de 2016, 20:28
Asunto: 21 de agosto. Día del Niño. El bien de serlo. / Ángel Gavidia: Stratford de Shakespeare y Santiago de Chuco de Vallejo. / Viernes 26: Flor de piedra, los tejados.
Para:











CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
2016 AÑO
CONSTRUCCIÓN DE CONCIENCIA
Y CONCRECIÓN DE SOLUCIONES
AGOSTO, MES DE LOS NIÑOS,
DE LA JUVENTUD, LAS COMETAS,
EL DEPORTE, EL FOLCLORE Y
DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
SANTIAGO DE CHUCO
CAPITAL DE LA POESÍA
Y LA CONCIENCIA SOCIAL
*****
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
JORNADA EN EL MES
DE AGOSTO, 2016:
IDENTIDAD Y PATRIMONIO
LIMA
VIERNES 26 DE AGOSTO.
 6:30 PM.
– PRESENTACIÓN DEL LIBRO:
"FLOR DE PIEDRA, LOS TEJADOS"
DE DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
– EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA
"TELÚRICA Y MAGNÉTICA
EN LA CUNA DE CÉSAR VALLEJO"
DE JAIME SÁNCHEZ LIHÓN
– CENA DE CONFRATERNIDAD
INSTITUTO RAÚL PORRAS
BARRENECHEA DE LA UNMSM
COLINA 398. MIRAFLORES
INGRESO LIBRE
SE AGRADECE
SU GENTIL ASISTENCIA
TRUJILLO
SÁBADO 27 DE AGOSTO
SANTIAGO DE CHUCO
DOMINGO 28 DE AGOSTO
CACHICADÁN
LUNES 29 DE AGOSTO
ANGASMARCA
MARTES 30 DE AGOSTO
*****
STRATFORD DE SHAKESPEARE
Y SANTIAGO DE CHUCO DE VALLEJO
Stratford on Avon es la tierra de William  Shakespeare. Allí nació, allí murió. Y  allí,  también probablemente,  paso su niñez y adolescencia. Es un pequeño pueblo con una vasta campiña cubierta de pastizales para el ganado, en especial ovino y un río. Sus casas conservan la arquitectura originaria a tal punto que la casa  del genial dramaturgo no desafina en absoluto con el conjunto de construcciones  de este pueblo. La saludable modernización ha sido muy respetuosa del aspecto exterior de las casas y las calles.
El turista, convocado por la enormidad  del autor de Hamlet, tiene con  Stratford  una cita obligatoria cuando visita el Reino Unido y, como digo, encuentra a  un municipio que se esfuerza, al menos en lo arquitectónico, por permanecer  fiel a su historia. Es todo un homenaje a este gran retratista de la condición humana, al que se suman entusiastas los miles y miles de turistas que desde todas partes del mundo  llegan a él.
Santiago de Chuco, por su parte, es la cuna de César Vallejo. Y este  pueblo es un poderoso referente de su poesía tan llena de Santiago: el cementerio, los caminos, personajes como el ciego campanero, el músico Méndez, el sacerdote aquel que caminaba saludando,  según se encontrara con un hombre o con una mujer,  con buenas días José, buenos días María. Y, sin embargo,  teniendo la importancia que tiene,  hemos sido en extremo permisivos con la intrusa presencia del cemento, de las calaminas, de los edificios como aquel que bloquea la vista al cementerio desde la casa del poeta. Nos faltaron autoridades a la altura de esta enorme responsabilidad. Y, claro,  un pueblo consiente de su valor intrínseco.   Carecimos del  asesoramiento que, seguro, para una óptica cortoplacista y "pragmática",  resultaba demasiado caro. Un asesoramiento que no inmovilice la tradición santiaguina,  sino que por el contrario, al decir de Mariátegui, la considere viva y móvil, la entienda  como patrimonio y continuidad histórica, armoniosa continuidad histórica.
Caminando por el pueblo de  Shakespeare uno comprende la angustia del pintor Eladio Ruiz cuando, inmisericordemente, modificaban la plaza de Santiago, cuando cambiaban los nombres de las  calles para, en un muy dudoso  reconocimiento al poeta, sustituirlos  con el nombre de los poemas y libros de Vallejo; en fin,  cuando re-cercaron el cementerio sin el cuidado con el que debía tocarse este ámbito tan  frecuentemente nombrado en Los Heraldos Negros.
Vengo sosteniendo repetitivamente que gran parte de los lugares oscuros de la obra vallejiana se pueden iluminar al amparo del habla, de la  geografía,  de los hogares santiaguinos incluyendo los poyos (con y de yate), el zaguán, los corredores,   los hornos y el pan fresco. Y en sus decires  que  van extinguiéndose penosamente, supongo que ahogados por la televisión.
Ahora que la economía del país ha mejorado, que está en los planes del nuevo gobierno impulsar al turismo y que el ministro de cultura trae como una importante ventaja su larga permanencia en México, esperamos que  Santiago de Chuco se yerga, al igual que  Stratford, como un punto obligatorio para visitar cuando el turista llegue a suelo peruano, al menos con el entusiasmo con el que suele enrumbar a Isla Negra cuando llega a Chile.
Trujillo, 20 de agosto del 2016
ÁNGEL GAVIDIA
*****
21 DE AGOSTO
TERCER DOMINDO DEL MES
DÍA
DEL
NIÑO
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
EL BIEN
DE
SERLO
Danilo Sánchez Lihón
1. Hondos
misterios
No hay edad en el ser humano tan honda, densa y dramática, llena de abismos como la infancia.
Ninguna época más cósmica, enfrentada a los misterios y a los absolutos, confrontada con los arcanos y enigmas.
Como también es cierto que no hay edad más imbuida de encanto, de magia e ilusión.
Y esto por la capacidad que tiene el niño de crear mundos, animar presencias inertes, vivificar lo yerto, suelto, abandonado o disperso.
Pero, de igual forma es el período en donde tras unas figuras inadvertidas el niño se da de bruces con espantos y horrores que estremecen la vida.
En ellos se anuncian y previenen los hondos misterios de que está compuesto el mundo.
2. Ámbito
o morada
Ninguna edad cuestiona tanto al destino indescifrable como la infancia, que es la edad del mundo y de la vida.
En donde cabe todo lo esencial, lo más duro y fuerte que sea capaz de soportar e imaginar el ser humano más consistente e integral.
De allí que la posibilidad de encontrar algo mayor o supremo en la vida cada vez es menos y se aleja irreparablemente si es que no lo alcanzamos, vivimos y tenemos en la infancia.
La misma dimensión, ámbito o morada que debemos convertirla en un estado de alma, en un espíritu y en una manera de vivir.
Con las cualidades y características que la definen y la hacen permanentemente renovada.
3. Les hizo
una seña
El genio y la creatividad tienen que ver mucho con ella, siendo que estas facultades en gran medida se dan en quienes tienen el don de la vuelta la mirada y el ser a la infancia.
Se cuenta que en la nochebuena de 1933, primer año en que Albert Einstein llegó para permanecer en el Instituto de Estudios Superiores de Princeton, en Nueva Jersey, ocurrió lo siguiente:
Mientras nevaba varios niños salieron a la calle siguiendo la costumbre de cantar villancicos frente a las puertas de las casa en un acto de solidaridad.
Lo hicieron frente a la casa del nuevo vecino. Al finalizar tocaron al timbre y le explicaron al vecino recién instalado que estaban reuniendo fondos para comprar regalos de Navidad para quienes no podían adquirirlos.
Einstein los escuchó, entregó su aporte y les hizo una seña de que iba a salir con ellos.
4. Raíz
de lo que es ser
– Espérenme un momento. –Oyeron que les dijo.
Fue, se puso su abrigo, enrolló su bufanda al cuello, sacó su violín que estaba en su estuche y uniéndose a ellos los acompañó con su instrumento a cantar Noche de Paz y Noche de Amor.
Lo hizo enrolado con ellos por las calles y delante de las casas, de la manera más natural, ingenua y candorosa, como si fuera uno de ellos y los niños lo trataban así. En realidad era un niño más.
Algunos vecinos que conocían ya la gloria mundial que era su nuevo vecino se sorprendían y asombraban y no atinaban a qué pensar de esa actitud, de si tenía que reír o llorar.
Y es que ser niño no es solo conservar y cultivar el asombro como cualidades que hacen de un ser como Einstein un descubridor de absolutos.
Sino que serlo es algo que está mucho más atrás y en la raíz de lo que es ser niño, cuál es la capacidad de asumir la vida con total y plena identificación.
5. Latido
tras latido
Y porque ser niño no se reduce ni limita a una edad o a unos años en el desarrollo del hombre, ni queda confinado en una etapa de la vida.
La infancia incluso es un mundo por construir de modo sincero y continuo. Es un universo por conquistar y una utopía por aproximar a nuestras vidas.
Este es el sentido hondo y trascendente de una visión de la infancia para estos tiempos en que hemos perdido, y cada día perdemos más aún, una relación auténtica y natural con todo lo que es vital.
Este es el sentido que se trataría de obtener y conquistar paso tras paso, latido tras latido, verso tras verso.
Para alcanzar a escribir el poema que lograría en la vida forjar hombres con ideales y sueños, que le den a la realidad el sostén imperecedero que ella debe tener.
6. Hilos
de esa textura
Porque eliminemos definitivamente de nuestras mentes la idea de que la infancia se da de manera llana, espontánea y hasta inconsciente, y que se vive de modo inevitable. Por lo contrario: la infancia es una larga travesía, una ardua tarea, y un punto de llegada.
Y no se trata a la infancia de mirarla al frente, de sentirse desprendidos de ella, de su gajo, rama o raíz. Se trata de ser constantemente niños y de tener el alma candorosa y transparente. Y heroica como ellos lo son.
Esto se comprueba en quienes luego de haber vivido mucho, llegan a esa edad culminante, y que de modo incierto se lo llama vejez. ¿No se ve en ellos al niño, acaso? ¿En aquellos fatigados por haber depurado todo lo vano?
¿No se lo encuentra evidente en aquellos que después de tramontar todo no arriban a otro puerto que no sea la infancia? Proas, jarcias y vientos propicios de esa larga travesía que son hilos de esa textura de la sabiduría que es saber ser niños.
7. Hasta
el infinito
Postulemos como un valor supremo no solo volver a la infancia en lo personal sino en lo comunitario, colectivo y social. Que como sociedad asumamos y adquiramos los valores de la infancia.
La infancia, me corrijo, ni siquiera es un punto de llegada sino una constante e inacabable aspiración; un mundo elevado y una decantación suprema del alma y del espíritu.
A la cual nunca se llega, sino que sólo se aspira y se anhela llegar, como es difícil, sino imposible, arribar a la plena inocencia, candor y total adoración.
Jesús lo dejó esto definido en el Evangelio al explicarles a sus apóstoles que "¡Quienes no se hagan como los niños no entrarán al reino de los cielos!"
Con lo cual deja dicho que la infancia es una ascensión, un ideal, una estrella titilando en el horizonte; un mundo que nos costará trabajo edificar porque es inagotable hasta el infinito.
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CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
 
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LIMA:
 LUNES 22
 
TRUJILLO:
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GUADALUPE
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MIÉRCOLES 24
 
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 JUEVES 25
 
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